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Un proyecto comunitario ayudará al consumidor a mantenerse informado del bienestar de los animales de granja

A través de encuesta financiada con fondos comunitarios se desprende que el interés general por el bienestar animal para muchos consumidores carece de conexión con los productos alimentarios disponibles en el comercio. Algunos consumidores confiesan prescindir conscientemente ...

A través de encuesta financiada con fondos comunitarios se desprende que el interés general por el bienestar animal para muchos consumidores carece de conexión con los productos alimentarios disponibles en el comercio. Algunos consumidores confiesan prescindir conscientemente de la información relativa al bienestar de los animales empleados en la producción de los alimentos que compran. La encuesta se llevó a cabo en el marco del proyecto "Welfare Quality" (calidad de bienestar), financiado con cargo al presupuesto del apartado de calidad y seguridad alimentarias del VI Programa Marco. En concreto, el proyecto busca mejorar el bienestar de los animales de granja. La iniciativa, basada en las sugerencias y observaciones de los distintos actores de la cadena de producción animal -ganaderos, distribuidores y consumidores- y de los científicos, tiene como finalidad definir estrategias prácticas, innovadoras, basadas en el conocimiento y específicas de las especies con el fin de mejorar el bienestar animal y establecer un sistema de control capaz de medir el bienestar de los animales desde la granja hasta el matadero, pasando por los medios de transporte. Desde un planteamiento "de la granja a la mesa" se elaborará una herramienta informativa basada en el sistema de control que, haciendo más transparentes las prácticas agrícolas, ayudará al consumidor a tomar decisiones informadas acerca de qué productos comprar. El estudio se llevó a cabo con muestras de población francesa, húngara, italiana, británica, holandesa, noruega y sueca. Preguntadas primero sobre la importancia de los aspectos generales de bienestar animal, la mayoría de las personas consultadas los calificaron como importantes o muy importantes, desde el 69 por ciento de los encuestados de los Países Bajos, el 73 por ciento de los británicos y el 75 por ciento de los franceses, hasta el 83 por ciento de los húngaros y los suecos, para ser exactos. Noruega e Italia obtuvieron las mayores puntuaciones con el 84 por ciento y el 87 por ciento, respectivamente. Pero mirándolo bien, los resultados de la encuesta indican que el interés por el bienestar animal no es necesariamente sinónimo de interés por los aspectos prácticos de la cuestión. De hecho, consultados sobre las condiciones de vida de pollos, cerdos y ganado, los encuestados que valoran el bienestar animal expresan menos preocupación por las condiciones de vida de estos animales en sus países, en particular por las del ganado y los cerdos. A pesar de las cifras de inquietud por el bienestar de los animales, tan sólo el 25 por ciento de los consumidores noruegos y el 23 por ciento de los suecos se muestran preocupados por las condiciones de transporte del ganado, frente al 58 por ciento de los consumidores húngaros y el 56 por ciento de los italianos. Parecidas diferencias se observan en las respuestas a la pregunta referente a la importancia del bienestar en la compra de carne de vacuno. El 84 por ciento de los noruegos y los húngaros valoran la importancia del bienestar animal, lo que contrasta con el bajo porcentaje de los que lo tienen en cuenta a la hora de comprar carne, esto es, el 26 por ciento y el 36 por ciento, respectivamente. A continuación, se preguntó acerca de la importancia del precio y el tratamiento (incluidos el sacrificio de ganado y el acceso de las gallinas al espacio exterior) en el momento de comprar carne de vacuno y huevos. El 66 por ciento de las personas encuestadas, como media, los puntuaron como el factor más importante. Una vez más, los hábitos de compra contrastaron con las opiniones antes expuestas. Así, por ejemplo, si el 83 por ciento de los húngaros y el 84 por ciento de los italianos destacan la importancia del bienestar animal, el 53 por ciento de los primeros y el 51 por ciento de los segundos afirman que se pierde demasiado tiempo en la búsqueda de productos que sean "respetuosos con los animales". "Si, como se desprende de los resultados de la encuesta, los europeos consideran que es importante el bienestar animal, también es cierto que en la valoración se da una gradación tal que no parece existir un concepto universal del bienestar animal", señala la doctora Unni Kjaernes, del Instituto nacional noruego de investigación del consumidor, uno de los socios del proyecto. La compleja relación entre consumidor y bienestar animal se investigó en un análisis anterior con grupos focales en los siete países del estudio. Se demostró que la percepción popular del bienestar animal sólo tiene sentido en determinados contextos culturales y lingüísticos. Por ejemplo, si el diccionario francés recoge conceptos de respeto y atención a los animales, la palabra "bien-être" suele referirse únicamente al bienestar humano. Esto puede explicar en parte la reacción del grupo focal francés a la lista elaborada por los científicos en relación con las dimensiones del bienestar. Algunos aspectos -estrés emocional, retirada social y trastornos del comportamiento- les parecieron inadecuados, y algunos términos, "demasiado humanos". La lista de bienestar animal recogía, asimismo, aspectos más básicos como el suministro de agua y alimentos, y la salud. Varios participantes holandeses expresaron preocupación, e incluso alarma, ante la inclusión de estas dimensiones en el programa de control, por entender que indicaba que, en las actuales prácticas agrícolas, el bienestar de los animales se hallaba en un estado peor de lo que se creía. En muchos países, las entrevistas a los grupos focales revelaron que la mayoría de los participantes tenían un conocimiento limitado de las prácticas ganaderas; asignaron valores negativos a los métodos industriales intensivos de producción a gran escala y valores positivos a la producción extensiva a pequeña escala. Lo "orgánico" sobresalió como el sistema de producción más respetuoso con el bienestar animal en los siete países del estudio. Este conocimiento ambiguo lleva al consumidor a preferir determinadas marcas y etiquetas. Muchas personas entrevistadas, sobre todo en el Reino Unido, Suecia y Países Bajos, consideran que el etiquetado constituye una fuente útil de información para medir el respeto al bienestar animal. En Italia y Francia, se valora la importancia de las marcas en la evaluación del bienestar animal aun cuando la mayoría ofrezca poca información explícita al respecto. En Noruega y Hungría, la marca no es un factor determinante. Así y todo, y sin importar el etiquetado y más datos, un gran número de encuestados de los grupos focales no quiere saber nada de las condiciones de vida de los animales utilizados en los alimentos consumidos. "Algunos parecen cerrar los ojos deliberadamente a la realidad, con tal de no tener que enfrentarse a dilemas éticos", advierte la doctora Kjaernes Así, una mujer dijo que, al consumir muy poca carne, si estuviera al tanto de las condiciones de vida y sacrificio de los animales, dejaría de comer carne por completo. Otros encuestados trasladaron la responsabilidad a terceras personas. "Algunos consumidores entienden que las cuestiones de bienestar animal son competencia de las autoridades y los profesionales. Se sienten sin voz y sin recursos". "Los resultados de la encuesta y de las entrevistas realizadas a los grupos focales pueden llegar a resultar contradictorios. Esto se explica porque las opiniones no siempre se traducen en hábitos de compra", afirma la doctora Kjaernes. "Las razones pueden ser múltiples: diferencias en las condiciones del mercado, tradiciones culturales y reparto de responsabilidades sociales". Los resultados, por complejos que sean, ofrecen pistas esclarecedoras sobre las opiniones y conocimientos de los consumidores acerca del bienestar animal, que servirán para desarrollar el programa de control del proyecto y, sobre todo, el sistema de información al público. Cuando todavía queda por establecerse, ya se sabe que el sistema de información incluirá varios grados de bienestar. Así lo indica la doctora Kjaernes. Se contempla, por ejemplo, la posibilidad de que el etiquetado utilice una escala de estrellas y colores para ayudar al comprador a diferenciar los productos respetuosos con los animales y los que no. "El sistema proporcionará distintos grados de información: simplificada o detallada para el consumidor que desee saber más sobre las condiciones de vida de los animales utilizados en los productos que compre". "De lo que se trata es de suministrar el nivel de información que exige el consumidor, sin ocultar datos esenciales. Es evidente que, en el día a día, el consumidor no puede asimilar información de gran carga emocional", afirma la doctora Kjaernes. Cabrá la posibilidad de que el sistema integre un modelo de etiquetado con estrellas diferenciado que ayude al consumidor a elegir los productos más respetuosos con los animales, agrega. La dirección de los sistemas de control e información está aún por decidir. Lo que está claro es que la estructura se desarrollará en estrecha cooperación con las autoridades de la UE, dice Unni Kjaernes. Insiste en que la gestión tenga carácter independiente. "La confianza debe presidir, no sólo el suministro de información, sino también la transparencia de la estructura y la rendición de cuentas ante todas las partes interesadas", advierte. "Los resultados apuntan a que la gente se fía menos de los políticos y los mercados que, globalmente, de terceros independientes". La doctora Kjaernes concluye destacando el papel que puede desempeñar el Centro europeo de bienestar animal, referido en el Plan de acción de bienestar animal de la Comisión Europea. El proyecto se desarrollará hasta 2009.