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Un informe del CCI evalúa los beneficios económicos de los cultivos modificados genéticamente

El desarrollo de cultivos modificados genéticamente (MG) puede aportar beneficios económicos a los agricultores. Pero estos beneficios se obtienen del ahorro de herbicidas, plaguicidas y maquinaria, no de un mayor rendimiento como se había pensado anteriormente, según indica u...

El desarrollo de cultivos modificados genéticamente (MG) puede aportar beneficios económicos a los agricultores. Pero estos beneficios se obtienen del ahorro de herbicidas, plaguicidas y maquinaria, no de un mayor rendimiento como se había pensado anteriormente, según indica un nuevo estudio, realizado por el Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea sobre el impacto económico mundial de los cultivos MG. Hace más de 10 años que se introdujeron en la agricultura los primeros cultivos transgénicos. Durante ese tiempo, los cultivos MG de algodón, maíz, colza y semilla de soja han sido adoptados en muchas áreas del mundo. Se estima que el número de cultivos MG sembrados ha aumentado de 2,8 millones de hectáreas en 1996 a 90 millones de hectáreas en 2005. En general, se desarrollan cultivos MG en más de 20 países de todo el mundo, de los cuales 7 son economías de ingresos elevados y 14 están en vías de desarrollo. Actualmente España es el único país de la UE que tiene un índice considerable de producción de cultivos MG con fines comerciales. El informe fue realizado por el Instituto de Estudios de Prospectiva Tecnológica (IPTS) del CCI en el marco del proyecto «Introducción Sostenible de OMG en la Agricultura Europea» (SIGMEA), financiado por el Séptimo Programa Marco (7PM). Haciendo una valoración de las consecuencias económicas, el informe revela que en el caso de algunos cultivos MG la diferencia entre su rendimiento y el de los cultivos convencionales es casi insignificante. Un estudio de agricultores de Delaware (EEUU), realizado en 2000, demostró que el rendimiento de los cultivos de semilla de soja tolerante a los herbicidas (Ht) presentaba tan sólo un pequeño aumento en comparación con el de cultivos tradicionales. En otra muestra, los agricultores de semilla de soja resistente a los herbicidas declararon que habían gastado en semillas una media de 13 euros por hectárea más que antes. Sin embargo, el rendimiento de algunos otros cultivos MG como el algodón resistente a los insectos (Bt), ha sido mucho mayor que el de los cultivos no modificados genéticamente. El estudio hace referencia a informes de China, India, Argentina y Sudáfrica sobre cultivos de algodón Bt con un rendimiento entre el 10% y el 87% más elevado que los de algodón convencional. En España, los agricultores que cultivan maíz Bt declararon que el rendimiento medio obtenido durante tres estaciones fue sólo un 5% más elevado que el de los cultivos tradicionales. Sea el rendimiento más elevado o no, los agricultores de cultivos modificados genéticamente han descubierto que han ganado dinero en otros lugares gracias a la introducción de estos cultivos. En EEUU, los agricultores de semilla de soja resistente a los herbicidas declararon que habían obtenido un ahorro neto en costes de control de malas hierbas, labranza, mano de obra y maquinaria, lo que tiene mayor peso que los altos costes de las semillas y la obtención de un pequeño rendimiento. De igual modo, los agricultores de algodón Bt en China declararon que estaban utilizando cinco veces menos insecticida por hectárea, mientras que en India los agricultores estimaron que la reducción del uso de plaguicida suponía un ahorro de 25 euros por hectárea. Sin embargo, agricultores de EEUU descubrieron que el dinero obtenido de la reducción del uso de plaguicida se vio contrarrestado por el alto precio de las semillas MG. Además de analizar los beneficios económicos de los cultivos MG, el informe prevé los beneficios que se obtendrían si más países de la UE decidieran desarrollar dichos cultivos. Se estima que si el 75% de los agricultores de semillas de colza franceses cultivaran la variante modificada genéticamente, podrían ahorrar 24 millones de euros en costes de desherbaje por temporada. En el Reino Unido se calcularon beneficios similares. Suponiendo que todos los productores de remolacha azucarera del Reino Unido desarrollaran un cultivo resistente a los herbicidas, el informe estima un ahorro total medio de 33,5 millones de euros al año. Por último, el informe arroja luz sobre los potenciales costes que pueden sufrir los agricultores para cumplir las directrices de la UE sobre coexistencia, es decir, la separación de cultivos orgánicos, tradicionales y modificados genéticamente. Las principales medidas consideradas son la limpieza de máquinas cosechadoras, la introducción de distancias de aislamiento entre cultivos modificados genéticamente y ordinarios, y la colocación de fajas de aislamiento de cultivos ordinarios alrededor de terrenos de cultivos modificados genéticamente. Sirviéndose de la evidencia empírica, los autores del informe estiman que estas medidas aumentarían los costes de un agricultor de maíz GM 84 euros por hectárea. Los agricultores tendrían que pagar también un impuesto fijo por hectárea para cubrir las posibles pérdidas económicas de agricultores de cultivos no modificados genéticamente. Estas medidas podrían ser un factor en contra de las variedades modificadas genéticamente si los agricultores están considerando la posibilidad de cultivarlas, concluye el informe.