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Los investigadores ofrecen nuevas revelaciones sobre nuestros relojes internos

Según han descubierto unos investigadores los relojes diarios internos de nuestro organismo mantienen una estrecha relación con las horas de sol local, a pesar de que vivimos y trabajamos guiados por un «tiempo social» común que está determinado por los diferentes husos horari...

Según han descubierto unos investigadores los relojes diarios internos de nuestro organismo mantienen una estrecha relación con las horas de sol local, a pesar de que vivimos y trabajamos guiados por un «tiempo social» común que está determinado por los diferentes husos horarios. El trabajo, que está en parte subvencionado a través del proyecto EUCLOCK financiado por la UE, aparece publicado en la última edición de la revista Current Biology. Nuestro organismo tiene un reloj interno que estructura muchos aspectos de nuestra vida, como el descanso, la actividad, la vigilancia la presión sanguínea y la actividad enzimática. La importancia de este reloj se refleja en el creciente conjunto de pruebas que demuestran que las personas cuyos relojes son alterados, como es el caso de los trabajadores por turnos, tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes, alteraciones del sueño y otros problemas de salud. Sin embargo, este reloj interno debe ser sincronizado con el día exterior, y para ello nuestro cuerpo asimila estímulos, conocidos como «zeitgebers», del medio ambiente. Este proceso de sincronización se llama «incorporación». Uno de los «zeitgebers» más importantes es el Sol. Sin embargo, las personas viven ahora de acuerdo a un huso horario común, que puede diferir bastante de la hora local calculada según la posición del Sol. Por ejemplo, en Santiago de Compostela, la ciudad situada en el extremo occidental de la Zona Horaria Central Europea (CET), la media noche llega un hora y media antes de que empiece a «oscurecer del todo». Los investigadores se preguntaban si los relojes internos de los humanos se sincronizaban todavía con la hora solar real de su ciudad o con la hora socialmente impuesta que viene determinada por el huso horario por el que se rige un país. Más de 20.000 alemanes completaron los cuestionarios que fueron estudiados a fin de analizar las pautas de actividad y sueño durante los días de trabajo y de descanso. Después compararon estos datos con los relativos a la localización del entrevistado, y analizaron las variaciones a lo largo del país. Descubrieron que los relojes internos de las personas que viven en áreas escasamente pobladas mantenían una estrecha relación con la hora solar, mientras que el efecto era menor en las personas que viven en las grandes ciudades. Los investigadores atribuyen este último resultado al hecho de que los habitantes urbanos están por lo general menos expuestos a la luz natural que los viven en áreas más rurales. Proponen también que en las ciudades los estímulos sociales podrían ser relativamente fuertes en comparación con los de las áreas rurales, donde prevalecen los estímulos medioambientales. «Nuestros resultados ponen de manifiesto la importancia de la hora circadiana individual en contraste con la hora exterior social para los estudios científicos, en los horarios escolares y laborales y en los casos médicos», concluyen los autores y añaden que «los resultados obligan también a que se lleve a cabo de nuevo una evaluación minuciosa sobre cómo afectan los cambios del horario de ahorro de luz diurna en las personas». La mayoría de las personas cree que sus relojes internos se pueden adaptar fácilmente a los estímulos de la hora social, y otros estudios demuestran que las personas realmente se adaptan rápidamente a los cambios que produce el horario de ahorro de luz diurna (DST). Sin embargo, el principal autor y Coordinador del Proyecto EUCLOCK, el Profesor Till Roeneberg de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich no está muy seguro de ello. «Si la gente es por lógica sensible a los cambios de 36 minutos que se producen entre el amanecer y el crepúsculo, como se detectan entre el Alemania Occidental y Oriental, un cambio de una hora completa que sólo acontece en nuestros relojes pero no a nivel del amanecer y el crepúsculo no debería ajustarse fácilmente en nuestros organismos», comentó. «Actualmente estamos llevando a cabo un gran estudio de campo para investigar las respuestas de los individuos a los cambios del DST». Ahora analizamos el primer cambio horario que se produce en octubre, al que pronto seguirá el cambio horario de marzo». En otras ámbitos del proyecto EUCLOCK, los investigadores analizan el proceso fisiológico que experimenta el ritmo circadiano de nuestro organismo, y cómo responde a los zeitgebers. También estudiarán cómo el trabajo por turnos afecta a nuestros relojes internos, y esperan que el conocimiento generado ayude a los trabajadores que tienen este horario a llevarlo más fácilmente. En última instancia, los socios del proyecto esperan que su trabajo ayude a las personas a optimizar sus estructuras diarias y a aumentar por lo tanto su salud y calidad de vida. Los temas que aborda el proyecto podrían tener repercusiones en los responsables políticos. Durante el siglo XX, muchos países europeos cambiaron sus husos horarios. Así, por ejemplo, Portugal utilizó el CET desde 1988 a 1976 y entre 1992 y 1996, pero ahora sigue el huso horario centrado sobre el meridiano de Greenwich (GMT). El Reino Unido ha probado a aplicar el CET, pero un aumento de los accidentes en las mañanas oscuras de invierno hizo que el país acabará siempre volviendo al GMT. Ahora, el parlamentario británico Tim Yeo, ha presentado un proyecto de ley para que el país se someta a un periodo de prueba del CET. El proyecto de ley pasará a una segunda lectura en el Parlamento el 26 de enero. «Según la Royal Society para la Prevención de Accidentes, adelantando los relojes se podrían salvar más de cien vidas al año al reducir el número de accidentes de carretera» afirma el Sr. Yeo. «Una investigación reciente de la Universidad de Cambridge sugiere que también se podría ahorrar energía al reducirse la demanda de electricidad y dar solución además a la amenaza del cambio climático al disminuir las emisiones de carbono». Los defensores mencionan también el hecho de que una mayor luz diaria en las tardes aumentaría las oportunidades de realizar actividades en el exterior, como deportes, y las empresas podrían trabajar con el resto de sus colegas y socios europeos durante todo el día.

Países

Alemania