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El Consejo Europeo de Investigación: llegó su hora

Es justo decir que son muy contadas las veces en las que se asiste a un congreso de investigación y en éste no se oyen quejas en absoluto acerca de las prioridades y la política de investigación. No obstante, así fue el acto oficial de inauguración del Consejo Europeo de Inves...

Es justo decir que son muy contadas las veces en las que se asiste a un congreso de investigación y en éste no se oyen quejas en absoluto acerca de las prioridades y la política de investigación. No obstante, así fue el acto oficial de inauguración del Consejo Europeo de Investigación (CEI), celebrado el 27 de febrero. Esta iniciativa logró el endoso de las instancias más altas cuando la canciller alemana y actual Presidenta del Consejo Europeo, Angela Merkel, expresó su apoyo al CEI en compañía del Comisario Europeo de Investigación, Janez Potocnik, y otros eurodiputados presentes en el acto de inauguración, celebrado en Berlín. Pero, además, el CEI fue recibido con agrado unánime por los representantes de la comunidad científica presentes, dato que es de crucial importancia. Algunos de los intervinientes hablaron de «una idea a la que le ha llegado la hora», «una fábrica europea de ideas», «una liga de campeones», «un gran día para Europa y un gran día para la ciencia» y el principio de un «efecto bola de nieve». La canciller Merkel declaró que el CEI supone un hito. Dijo que permitirá que Europa crezca y nombró tres aspectos que, en su opinión, serán fundamentales para la buena marcha del CEI: la excelencia, la implicación internacional y la libertad de la investigación. Se declaró orgullosa de ver que el CEI arranca durante la Presidencia Alemana de la UE y señaló que desea creer que las experiencias de Alemania han contribuido a situar el CEI en la parrilla de salida. En el transcurso del acto de inauguración se reiteraron una y otra vez los conceptos de «excelencia» e «independencia». La canciller alemana, hablando desde su propia experiencia como investigadora, reconoció que son muchos los factores que intervienen durante el proceso de preparación de una propuesta de investigación, pero apeló a que la excelencia sea el único criterio para la concesión de fondos. Se comprometió a garantizar que así sea durante la Presidencia Alemana del Consejo de la Unión Europea, pero pidió al señor Potocnik que asuma el papel de «mecenas protector» de la excelencia cuando Alemania finalice su mandato. Por su parte, el Comisario afirmó que rara vez había participado en una decisión tan consensuada y alabó la velocidad con la que se había creado el CEI. «El CEI es una necesidad, no un deseo», apuntó, aludiendo a las economías emergentes y al aumento de competidores a los que se enfrenta Europa, así como a los retos globales que incumben a todos los países. No obstante, según el Comisario, la fundación del CEI no es más que el principio de muchas otras cosas que están por venir. Confía en que el CEI aumente la investigación, la competencia y las inversiones y que, además, mejore las infraestructuras. Asimismo, prevé que mejore la revisión inter pares y se establezcan nuevos patrones de referencia. «Hoy empujamos esta bola de nieve», dijo el señor Potocnik, haciendo suya esta metáfora en alusión al CEI. Angelika Niebler, eurodiputada alemana y presidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía (ITRE) del Parlamento Europeo, auguró que el CEI cumplirá la función de crear una auténtica «comunidad europea de la investigación». El Parlamento pidió que hubiera autonomía y excelencia y está satisfecho con lo logrado. Recordó a los cargos de la Comisión presentes que esa autonomía deberá mantenerse y el señor Potocnik aseguró con satisfacción que así será. Así pues, los políticos se muestran contentos; ¿y qué hay de los científicos? Fue desde la propia comunidad científica desde donde surgieron las primeras voces pidiendo un Consejo Europeo de la Investigación. Según el director del Consejo Científico del CEI, Fotis Kafatos, la misma comunidad científica se sorprendió ante la unanimidad con la que se deseaba la creación de esta institución. Angelos Michaelides fue el ganador, en 2005, del Premio EURYI de la Unión Europea para jóvenes investigadores. Éste dijo ante los asistentes que el galardón le había permitido pararse a pensar, plantearse problemas científicos adecuadamente y embarcarse en la resolución de retos importantes. La mayoría de los científicos jóvenes como él no tienen más remedio que trabajar a base de contratos de corta duración. Hasta que se iniciaron las becas del CEI para investigadores principiantes, el EURYI era el único premio que había para científicos menos experimentados. Los premios EURYI pretendían abordar la cuestión de la movilidad, pero en la práctica no era fácil mover instituciones. El Dr. Michaelides expresó su convicción de que el CEI fomentará la movilidad de investigadores en Europa. Para Maciej Zylicz, presidente de la Fundación Polaca de las Ciencias, uno de los principales atractivos del CEI es su capacidad para acometer proyectos de alto riesgo. Los consejos de investigación de cada país, dotados de presupuestos menores, son incapaces de asumir esos riesgos. El profesor Zylicz también se refirió a la necesidad de acelerar la evolución profesional de los jóvenes científicos y afirmó que los distintos países aprenderán del CEI en lo que a ello respecta. Por su parte, el presidente de la Fundación Checa de las Ciencias, Josef Syka, expresó a CORDIS Noticias su perplejidad ante la percepción de algunos de que el inicio del CEI supone «un milagro». «No se trata de un milagro, sino de un acontecimiento necesario. De lo contrario se desvanecerá la ciencia europea», aseguró. El profesor Syka explicó que desde que la UE empezara a financiar la ciencia, se ha centrado en la innovación y la investigación aplicada. «Ahora [los políticos comunitarios] se han dado cuenta de que hace falta algo al principio. No puede haber investigación aplicada si no hay ciencia que aplicar.» Gábor Makara, presidente del Fondo para la Investigación Científica de Hungría, citó la filosofía de Darwin de la supervivencia del más apto. «Si Europa quiere sobrevivir, tiene que espabilarse y competir con EE.UU. y Japón, que invierten mucho más en investigación fundamental», dijo a CORDIS Noticias. Opina que hay aspectos criticables en el panorama investigador actual de la UE, pero dijo esperar que el CEI imponga cambios positivos. «Visto desde fuera [antes de la adhesión de Hungría a la UE] y desde la perspectiva de un científico, no es una organización muy inteligente. La comunidad científica es valiosa y sensible y es capaz de producir resultados en cuanto la doten de un entorno adecuado. En Bruselas no sabían crear ciencia, pero están aprendiendo», señaló. Sir David King sirve de puente entre la ciencia y la política en su calidad de principal asesor científico del gobierno británico. Al principio, cuando se propuso la idea del CEI, el gobierno británico reaccionó con escepticismo. «Pensaron que Europa les preparaba una pesadilla burocrática más», dijo bromeando. Sin embargo, el gobierno cambió de postura cuando constató que el CEI concederá fondos a partir del criterio estricto de la excelencia. «Quienes reciban financiación del CEI se podrán considerar la flor y nata. El CEI se situará a la cabeza y tirará del carro de la investigación en el resto de Europa», explicó. La UE tiene que estar preparada para afrontar el siglo XXI y los retos que lleva aparejados, como el aumento de la competencia económica, el crecimiento demográfico, el agotamiento de los recursos de la Tierra y el calentamiento del planeta. El CEI trabajará para contribuir a superar esos retos. Sir David King no fue el único en mirar hacia el futuro. El Sr. Potocnik se permitió viajar en el tiempo hasta el 2013, año en que finalizará el Séptimo Programa Marco (7PM), e imaginarse el CEI del futuro: «Vemos que el CEI es una institución afianzada y respetada tanto en Europa como en el resto del mundo. Han finalizado los debates en torno a las perspectivas financieras del futuro inmediato y los Jefes de Estado y de Gobierno han acordado aumentar en más del doble el presupuesto del CEI. Ha sido una decisión consensuada y lógica. El CEI goza de la aceptación de la comunidad científica y su administración es eficiente. En los pasillos de la Torre Madou [la sede de la secretaría del CEI] hay un ambiente vibrante y dinámico y la gente se muestra radiante de felicidad.» Puede que en este momento esa proyección no sea más que una ilusión, pero como dijo el propio Comisario, «sólo si nos atrevemos a fantasear sobre el futuro seremos capaces de cambiar el presente».

Países

Alemania