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Francia y Alemania: al volante del EEI

Muchos ven el eje franco-alemán como el corazón de la Unión Europea. Indudablemente, estos dos países desempeñaron un papel principal en la creación del predecesor de la UE, la Comunidad Económica Europea (CEE). Igualmente podría decirse que el motor franco-alemán ha sido el...

Muchos ven el eje franco-alemán como el corazón de la Unión Europea. Indudablemente, estos dos países desempeñaron un papel principal en la creación del predecesor de la UE, la Comunidad Económica Europea (CEE). Igualmente podría decirse que el motor franco-alemán ha sido el impulsor de la colaboración en la investigación. Junto con el Reino Unido, se trata de los participantes más activos de los programas marco de investigación de la UE y han contribuido a una larga serie de organizaciones y proyectos bilaterales de investigación desde que acabara la Segunda Guerra Mundial. Antes de esa guerra, algunos de los cerebros más destacados en la historia de la ciencia, desde Alexander von Humboldt y Albert Einstein a Paul Langevin y Max Planck, ya colaboraban con colegas franceses o alemanes, según el caso. Sin embargo, la guerra de 1939 a 1945 puso fin a todos esos contactos y tuvo que pasar cierto tiempo hasta que se volvieron a entablar relaciones de colaboración. Una vez se reiniciaron los contactos y se crearon las primeras organizaciones, se multiplicaron las iniciativas franco-alemanas. Estos dos países siguen colaborando muy estrechamente hoy en día, tanto de forma bilateral como en el contexto de la UE. Los contactos entre científicos vinieron precedidos necesariamente de un acercamiento político que despejó el camino. Una vez se consumó el acercamiento, gracias a hombres como Konrad Adenauer, Robert Schuman, Jean Monnet y Charles de Gaulle, la investigación colaborativa volvió a ser una posibilidad. En 1949, se reunieron en Lausana (Suiza) 170 figuras de las comunidades cultural e intelectual de Europa, ante las cuales el francés Louis de Broglie, Premio Nobel de física, hizo un llamamiento a la colaboración entre los miembros del mundo académico de Europa. El resultado de esto fue el CERN (Consejo Europeo de Investigación Nuclear), que se fundó en 1954 y que hoy día goza de prestigio internacional. Poco después siguió su ejemplo el ISL (Instituto Franco-Alemán de Investigación de Saint Louis) especializado en la investigación en el campo de la seguridad y la defensa. Considerando que Francia y Alemania acababan de salir de una guerra, la seguridad y la defensa no parecían los campos más evidentes para la cooperación. Los primeros en plantear la posibilidad de ese instituto fueron un grupo de científicos alemanes especializados en balística y aerodinámica. Al final de la guerra, estos científicos querían trabajar para el gobierno francés. Tras establecer los contactos adecuados, se establecieron en el pueblo de Saint Louis, situado en el sur de Alsacia. Su ubicación era ideal, ya que se encontraba a 4 km de Alemania, lo cual permitía a los científicos trabajar en Francia residiendo en su país. A finales de la década de los cincuenta, ambos gobiernos acordaron formalizar un convenio y crear una institución bilateral. El ISL sigue teniendo su sede en Saint Louis. Tiene dos directores, uno francés y uno alemán, y unos 400 empleados (casi la mitad de ellos son investigadores). El director francés, Alain Picq, declaró a CORDIS Noticias que para él el ISL es un «símbolo político sólido de la reconciliación franco-alemana». Asimismo, opina que las iniciativas bilaterales como ésta constituyen una manera de fortalecer la investigación en la UE. Este instituto está especializado en balística, detónica, mediciones a alta velocidad, sensores, acústica (para detectar a francotiradores), láseres, nanomateriales y artefactos explosivos de fabricación casera. El año pasado el instituto adoptó una estrategia nueva relativa a aplicaciones duales para la defensa contra el terrorismo. El ISL es bien conocido en su sector y tiene contratos con los ejércitos francés y estadounidense. No obstante, el Sr. Picq desea que aumente la visibilidad pública del ISL en Europa. La nueva estrategia resalta los objetivos de dotar a este instituto de mayor relevancia en el ámbito de la defensa y la seguridad de Europa, aumentar los acuerdos de cooperación y colaborar con otros organismos. Además, el Sr. Picq confía en que el ISL participará en el Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE y colaborará de forma más estrecha con la Agencia Europea de Defensa. «Nuestras prioridades se sitúan claramente dentro de la UE», dijo. Mientras que el ISL se ha mantenido fiel a sus raíces y sigue siendo fundamentalmente una iniciativa franco-alemana, existen otros ejemplos de proyectos franco-alemanes que han ampliado su alcance y se han convertido en proyectos europeos, como el Institut Laue-Langevin (ILL). Éste tiene su sede en Grenoble y posee la fuente de neutrones más intensa del mundo, junto con una serie de 40 instrumentos de alto rendimiento que se utilizan para investigar la materia de la que se componen los materiales sólidos, materiales nuevos, materiales biológicos, sustancias nuevas y materiales nanotecnológicos. El ILL celebra este año su 40° aniversario. Su fundación es resultado directo de conversaciones entre el presidente francés Charles de Gaulle y el canciller alemán Konrad Adenauer, a partir de la propuesta de un grupo de científicos. El Reino Unido se convirtió en el tercer miembro asociado en 1973. En la actualidad el instituto cuenta con diez socios científicos que se hacen cargo de su financiación. El ILL, en palabras de su director Richard Wagner, «ha cambiado enormemente» desde su creación en 1967. Ahora cuenta con socios de Austria, Bélgica, Chequia, España, Hungría, Italia, Polonia, Rusia, Suecia y Suiza y «se ha transformado en un instituto de investigación auténticamente europeo», dijo el profesor Wagner a CORDIS Noticias. El profesor Wagner considera que Francia y Alemania desempeñarán una función principal en el desarrollo del espacio europeo de investigación (EEI), iniciativa que describe como «de gran importancia». El ILL no sólo ha llevado a que se entablen vínculos entre las comunidades científicas de los países implicados sino que, además, ha fomentado la cooperación bilateral entre institutos de toda Europa «más allá de Grenoble». Ahora el ILL está llamado a potenciar su espíritu europeo, puesto que ha sido incluido en la lista de 35 proyectos prioritarios elaborada por el ESFRI (Foro estratégico europeo sobre infraestructuras de investigación). En este contexto, el ILL va a solicitar financiación por medio del 7PM, con respecto a lo cual el profesor Wagner se siente «bastante optimista». Su instituto está planeando el desarrollo de siete instrumentos nuevos para campos que cobrarán importancia en los años venideros. Hasta ahora la experiencia nos enseña que las conexiones entre Francia y Alemania se convierten en lazos sólidos. Estando estos países a la vanguardia de la investigación en diversos campos de la ciencia, la colaboración entre estos vecinos es de lo más lógico. Si ésta implica que el motor franco-alemán impulse la colaboración en la investigación, por fuerza se tratará de un hecho beneficioso para el resto de Europa.

Países

Alemania, Francia

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