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Un tratamiento para la enfermedad de Huntington basado en el apetito de las células

Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una nueva forma de tratar enfermedades como la de Huntington causadas por la acumulación de proteínas mal formadas. Este nuevo tratamiento incita a las células a «comerse» las proteínas. Este trabajo, financiado en pa...

Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una nueva forma de tratar enfermedades como la de Huntington causadas por la acumulación de proteínas mal formadas. Este nuevo tratamiento incita a las células a «comerse» las proteínas. Este trabajo, financiado en parte por la UE a través del Sexto Programa Marco (6PM), se ha publicado en la edición digital de la revista Nature Chemical Biology. La enfermedad de Huntington está causada por la acumulación de una proteína deformada llamada huntingtina en las células cerebrales del afectado. Los síntomas de esta enfermedad, entre otros, son alteraciones motoras y trastornos psiquiátricos como la depresión y la demencia. A pesar de que el gen que causa esta enfermedad se descubrió hace más de una década, aún no se dispone de tratamientos que ralenticen la progresión de la enfermedad. Normalmente las células se deshacen de proteínas no deseadas o plegadas incorrectamente por medio de un proceso llamado autofagia («comerse a sí mismo»), por el cual las células «se comen» las proteínas envolviéndolas en una membrana y descomponiéndolas con enzimas. Además, la autofagia interviene en la eliminación de proteínas asociadas con otras enfermedades como la ataxia espinocerebelar de tipo 3 y la enfermedad de Parkinson familiar. La autofagia se puede estimular en ratones y moscas administrándoles un fármaco llamado rapamicina, antibiótico utilizado como inmunodepresor en pacientes de transplantes. «Hemos demostrado que la estimulación de la autofagia en las células (en otras palabras, incitar a las células a comerse las huntingtinas o proteínas deformadas) puede ser un método efectivo para evitar que se acumulen», afirmó el profesor David Rubinsztein, de la Universidad de Cambridge. «Esto parece frenar la aparición de síntomas relacionados con la enfermedad de Huntington en la mosca de la fruta y en ratones, así que esperamos que haga lo mismo en humanos.» Sin embargo, la rapamicina tiene un inconveniente: produce efectos secundarios si se usa de manera prolongada. Así pues, a los investigadores se les plantea el reto de dar con un modo de inducir la autofagia que sea más seguro a largo plazo. Para ello, los investigadores cribaron miles de pequeñas moléculas para ver si podían mejorar o suprimir la capacidad de la rapamicina de ralentizar el crecimiento de la levadura. Ésta se eligió como organismo de estudio porque es unicelular y, por consiguiente, el cribado resulta menos complejo. Se observó que tres de las moléculas mejoraban los efectos de la rapamicina de supresión del crecimiento en la levadura y, además, que por sí solas inducían la autofagia en células de mamífero. En moscas de la fruta, estas moléculas reforzaron la capacidad de las células de deshacerse de huntingtinas con mutaciones. Los investigadores creen que estas inductoras de la autofagia podrían emplearse para tratar una serie de enfermedades neurodegenerativas e infecciosas, e incluso ciertas formas de cáncer. «Estos compuestos resultan prometedores con vistas al desarrollo de fármacos», indicó el profesor Rubinsztein. «No obstante, aunque alguno de estos candidatos diera los resultados deseados, aún harían falta años para que se convirtiera en tratamiento. Para que tales fármacos resulten útiles en humanos, tendremos que lograr dirigirlos donde se debe, en las concentraciones adecuadas y con una toxicidad mínima. Éstas son algunas de las cuestiones que tenemos que esclarecer ahora.»

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