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Un informe ofrece consejos para la buena marcha del sector de la biotecnología

El dinero y el tamaño por sí solos no bastan para promover el desarrollo de un sector biotecnológico fuerte, según un nuevo informe de la Comisión Europea. Tienen la misma importancia, como mínimo, la adquisición de conocimientos, la transferencia de tecnología, la coordinació...

El dinero y el tamaño por sí solos no bastan para promover el desarrollo de un sector biotecnológico fuerte, según un nuevo informe de la Comisión Europea. Tienen la misma importancia, como mínimo, la adquisición de conocimientos, la transferencia de tecnología, la coordinación, un clima favorable para la economía y una tradición empresarial. Este informe es el producto de la iniciativa BioPolis, que comenzó el 2004 con la meta de comparar y contrastar las políticas nacionales relativas a la biotecnología de toda Europa. En un informe anterior sobre el mismo tema se abarcaron 17 países de Europa occidental; en esta ocasión, los investigadores examinaron los 27 Estados miembros y también Islandia, Noruega y Suiza, y, además, Croacia y Turquía, que son países candidatos. Los datos recabados durante el estudio incluyen el gasto, por parte de entidades públicas, en investigación y desarrollo (I+D); medidas políticas encaminadas a promover este sector; el número de publicaciones científicas y su volumen de citas bibliográficas; el número de patentes solicitadas y el número de personal cualificado que trabaja en el sector sin ánimo de lucro. El resultado es una visión general extraordinaria de la investigación biotecnológica pública, según el director del proyecto, Bernhard Zechendorf, de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea. «No existe en ningún otro sitio», aseguró a CORDIS Noticias. ¿Encontraron los investigadores grandes cambios desde el último informe? «La verdad es que no han observado un gran cambio», reconoció el Sr. Zechendorf. «Nos sorprendió un poco», exclamó. Resumiendo, los países que funcionaban bien cuando se elaboró el primer informe siguen funcionando bien ahora. Los investigadores han distinguido tres grupos de países conforme a los datos de rendimiento de los Estados miembros y los países asociados. Los más destacados son Dinamarca, Finlandia, Suecia y Suiza. Si bien no invierten tanto en la investigación biotecnológica como sus vecinos de más tamaño, lo compensan sobradamente a base de políticas inteligentes y una buena coordinación entre sus entidades gubernamentales. Según el Sr. Zechendorf, el tamaño reducido de estos países comporta que sus sistemas administrativos sean también más pequeños, lo que permite tomar decisiones con más rapidez y facilidad. A continuación sigue un grupo de países cuyo rendimiento es similar a la media europea. En él se incluyen Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Irlanda, Noruega, Países Bajos y Reino Unido. Por último, los investigadores sitúan en el furgón de cola a España, Grecia, Italia, Luxemburgo y Portugal, cuyo rendimiento queda bastante por debajo de la media europea. El rendimiento de muchos países se ve frenado por una coordinación insuficiente entre los organismos gubernamentales y los distintos niveles de gobierno. «Nuestros resultados muestran que merece la pena coordinar las políticas, por lo que es muy recomendable que los gobiernos de cada país resuelvan las deficiencias de coordinación», se afirma en el informe. «Ello implica la coordinación de aquellas acciones políticas simultáneas que aborden el núcleo de las políticas de innovación, como la ciencia, la tecnología y la educación, y también reorientar aquellas acciones políticas que persigan otros objetivos primarios, como la salud pública y el desarrollo regional.» Otra recomendación clave del informe se refiere a la importancia de promover, tanto la investigación fundamental y el desarrollo, como la comercialización de productos y servicios. «Aquellas naciones que deseen conservar o aumentar su rendimiento comercial en la biotecnología no lo conseguirán si centran sus actividades de apoyo únicamente en funciones del sistema de innovación que guardan una relación directa con la comercialización», se advierte en el informe. «Los países de mejor rendimiento hicieron tanto hincapié en la investigación fundamental como en la aplicada, o primaron ligeramente la investigación fundamental.» Con respecto a los nuevos Estados miembros y los países candidatos, en el informe se señala que «en general, han llegado tardíamente al desarrollo y el aprovechamiento de la biotecnología». Entonces, ¿cómo pueden ponerse al nivel de sus vecinos? «¡Está claro! Primero deben aprender de los errores cometidos por los demás», indicó el Sr. Zechendorf. «Además, deben recapacitar bien sobre qué se puede hacer disponiendo de unos medios financieros y unos recursos humanos muy limitados, y centrarse en determinados aspectos para los que estén mejor preparados y desarrollarlos con la ayuda de otros países.» En el informe se indica que los países de mejor rendimiento constituyen buenos ejemplos de cómo desarrollar competencias en áreas específicas. Por ejemplo, Noruega ha aplicado la biotecnología a su sector de la investigación marina, ya de por sí fuerte, mientras que Dinamarca cuenta con programas para mejorar la aplicación de la biotecnología en la investigación alimentaria. Asimismo, estos países han aprovechado plenamente las oportunidades que ofrece la cooperación internacional, subrayó el Sr. Zechendorf.