Científicos belgas anuncian una base ecológica que investigará el cambio climático en la Antártida
El ilustre explorador belga Alain Hubert ha desvelado información sobre la primera estación científica polar del mundo que será respetuosa con el medio ambiente. En ella se realizará investigación sobre las repercusiones del cambio climático en la región antártica. La estación «Princess Elisabeth» se propone ser una base de investigación, completamente autónoma desde el punto de vista energético, que permitirá a científicos estudiar el cambio climático y despertar aún más el interés público sin dejar una lacra de contaminación. Esta estación, de 12 millones de euros, será una estructura prefabricada de madera y acero inoxidable que tendrá un diseño aerodinámico. Alojará a veinte investigadores en una superficie interior de 700 metros cuadrados. Será financiada por el gobierno de Bélgica y por socios privados y se trasladará desde Bélgica al Polo Sur en noviembre de 2007. «Esta base será la primera en su clase en no producir emisiones, lo que la convierte en un modelo único de cómo debería utilizarse la energía en la región antártica», señaló Alain Hubert, fundador de la Fundación Polar Internacional, que investiga los efectos del cambio climático en los casquetes polares. Estará aislada por completo a fin de evitar posibles derrames de petróleo y otros desastres no tan naturales y, para generar energía, contará con placas solares en su techo y turbinas eólicas. El agua será reciclada y los residuos sólidos se retirarán cada dos años. «Desde el punto de vista ecológico, es totalmente innovadora, ya que la base tendrá prácticamente emisiones nulas», explicó Johan Berte, director del proyecto, quien opina que podría servir de modelo para otras estaciones futuras en la Antártida. Los científicos de la base centrarán su investigación en la climatología, la glaciología y la microbiología. Tendrán una importante participación en el Año Polar Internacional, iniciativa mundial que implica a más de 50.000 investigadores y que estudia de qué forma el calentamiento del planeta y otros fenómenos están alterando las zonas más frías de la Tierra y cómo afecta esto al resto del mundo. Esta iniciativa es la más larga de este tipo desde hace 50 años, y unifica a científicos de 63 naciones en 228 estudios para observar la salud de las regiones polares valiéndose de rompehielos, satélites, estaciones y submarinos.
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Bélgica