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Se han conectado el corazón y el cerebro de Herschel

Ayer se difundió información sobre Herschel, el observatorio espacial de infrarrojos de la Agencia Espacial Europea (ESA), tras la unión modular de su «corazón» y su «cerebro». El satélite Herschel es la misión más reciente de la ESA y está diseñado para estudiar la formació...

Ayer se difundió información sobre Herschel, el observatorio espacial de infrarrojos de la Agencia Espacial Europea (ESA), tras la unión modular de su «corazón» y su «cerebro». El satélite Herschel es la misión más reciente de la ESA y está diseñado para estudiar la formación de las galaxias y las estrellas. El Herschel, cuyo lanzamiento está previsto para 2008, llevará a bordo el telescopio más grande que se haya llevado al espacio, lo que ofrecerá a los astrónomos la mejor visión hasta entonces de los objetos «fríos» y más lejanos del universo. Recogerá longitudes de onda de infrarrojos muy largas y permitirá escudriñar regiones de formación de estrellas, centros galácticos y sistemas planetarios. Para alcanzar sus objetivos y detectar la radiación tenue procedente de los objetos más fríos del cosmos, que por lo demás son «invisibles», los detectores del Herschel deberán funcionar a temperaturas muy bajas y estables. Por ello, el cerebro de esta nave (su módulo de carga) cuenta con un criostato, un módulo criogénico en cuyo interior se montan los componentes fríos de los instrumentos científicos. Dentro del criostato se refrigeran los detectores sensibles de los instrumentos a aproximadamente 273 grados bajo cero (0,3 grados sobre cero absoluto). Esta bajísima temperatura se consigue utilizando helio superfluido (a unos 271 grados bajo cero) y una fase de enfriamiento adicional dentro de las unidades de planos focales. El módulo de servicio es el corazón de la nave, que la mantiene en funcionamiento ocupándose de todas sus funciones vitales. Además, transporta los componentes «calientes» de los instrumentos; los que no necesitan refrigeración dentro del criostato. Haber conseguido estas características ya supone un logro extraordinario para la industria y la ciencia europeas. El Herschel se lanzará al espacio en un cohete Ariane 5 ECA hacia finales de 2007. Este lanzamiento se compartirá con Planck, la misión de la ESA para estudiar vestigios de radiación del Big Bang.

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