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Las proteínas relacionadas estrechamente tienen menos probabilidades de causar alergia

La distancia evolutiva que media entre una proteína animal y su equivalente en humanos determina su probabilidad de causar alergia, según ha hallado un equipo de científicos austriacos y británicos. El estudio revela que las proteínas que están relacionadas estrechamente con s...

La distancia evolutiva que media entre una proteína animal y su equivalente en humanos determina su probabilidad de causar alergia, según ha hallado un equipo de científicos austriacos y británicos. El estudio revela que las proteínas que están relacionadas estrechamente con sus homólogas humanas tienen menos probabilidades de provocar una alergia que otras proteínas más lejanas. Este trabajo, financiado en parte por la UE, se ha publicado en la revista Journal of Allergy and Clinical Immunology. Los investigadores confían en que sus conclusiones hagan más fácil descubrir alérgenos nuevos y averiguar de qué modo causan respuestas del sistema inmunológico. «Hemos averiguado que sólo puede ser alergénica una proteína alimentaria animal que sea similar en menos de un 54% a un equivalente humano», indicó la Dra. Clare Mills, del Instituto de Investigación Alimentaria de Norwich (Reino Unido). «Así se explica que cierta gente alérgica a la leche de vaca pueda tolerar la leche de yegua y no la leche de cabra. Las proteínas de la leche de yegua se parecen en hasta un 66% a las proteínas de la leche humana, mientras que los alérgenos conocidos de vacas y cabras se parecen a las proteínas humanas correspondientes en menos del 53%.» Los científicos compararon las secuencias de proteínas alimentarias animales que se sabe causan alergias y observaron que la mayoría de ellas podía clasificarse en tres familias de proteínas. Las tropomiosinas, que se encuentran en los tejidos musculares, constituyen la familia más importante. «Las tropomiosinas de los mamíferos, los peces y las aves son idénticas en al menos un 90% como mínimo a una tropomiosina humana; no se sabe de ninguna que sea alergénica», señaló el Dr. Heimo Breiteneder de la Universidad Médica de Viena. «Todas las tropomiosinas alergénicas proceden de invertebrados como insectos, crustáceos y nemátodos y, como máximo, se parecen en apenas un 55% a la proteína humana más próxima.» La segunda familia de alérgenos más importante la componen las proteínas con motivo EF-hand. Las proteínas con motivo EF-hand procedentes de aves y mamíferos no son alergénicas, pero las que proceden de ranas y peces sí pueden causar alergia. Las caseínas, que son proteínas mamíferas halladas en la leche, conforman el tercer grupo distinguido por los científicos. «Estos datos respaldan la premisa de que ciertas estructuras proteínicas son más alergénicas que otras», según explican los científicos. «A diferencia de los alérgenos alimentarios vegetales, los alérgenos animales, como las tropomiosinas altamente conservadas, merman la capacidad del sistema inmunológico humano de distinguir entre proteínas ajenas y propias.» «Las respuestas inmunológicas a algunos alérgenos alimentarios animales, como las tropomiosinas de invertebrados, están cerca de convertirse en una forma de respuesta autoinmune, cosa que debe tenerse en cuenta a la hora de diseñar tratamientos para la alergia», subrayó la Dra. Mills. Los fondos comunitarios otorgados a esta labor procedieron del proyecto InformAll del Quinto Programa Marco (5PM), que trató sobre la comunicación relacionada con las alergias a alimentos.

Países

Austria, Reino Unido