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Alumbrando el camino: destacados científicos esbozan un plan de acción para la energía sostenible

Algunos de los científicos más destacados del mundo han presentado un plan de acción para conseguir energía sostenible, proponiendo recomendaciones en los ámbitos de la captura y el almacenamiento del carbono, la energía nuclear y los biocombustibles y subrayando el papel de l...

Algunos de los científicos más destacados del mundo han presentado un plan de acción para conseguir energía sostenible, proponiendo recomendaciones en los ámbitos de la captura y el almacenamiento del carbono, la energía nuclear y los biocombustibles y subrayando el papel de los científicos para dar con soluciones. «La ciencia proporciona la base para un discurso racional sobre inconvenientes y riesgos, para seleccionar prioridades de investigación y desarrollo y para identificar nuevas oportunidades; la transparencia es uno de los valores dominantes», se indica en el informe del Consejo Interacadémico (IAC), que reúne a academias de ciencia nacionales de todo el mundo. «La ingeniería, mediante la optimización implacable de las tecnologías más prometedoras, puede ofrecer soluciones; aprender haciendo es uno de sus valores esenciales», según el informe. En éste se subraya la necesidad de adoptar medidas urgentes para satisfacer las necesidades de energía básicas mundiales. Se citan sólo dos dimensiones del reto que afrontamos: la seguridad del petróleo y el cambio climático. Las previsiones actuales de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sugieren que una continuación del status quo conduciría a un incremento del consumo mundial de petróleo de alrededor del 40% (comparado con los niveles de 2005) y a un aumento de las emisiones de dióxido de carbono del 55% (comparado con los niveles de 2004) de cara al año 2030. Un grupo de estudio de la AIE observó las opciones de tecnología y recursos disponibles para facilitar la transición a la energía sostenible, junto con las opciones de políticas y las prioridades de investigación. El grupo propuso nueve recomendaciones que tienen que ponerse en práctica simultáneamente para conseguir el efecto global deseado. Tres de estas recomendaciones se consideran críticas y la AIE recomienda actuar de inmediato respecto de las mismas. Éstas son: esfuerzos concertados para mejorar la eficiencia energética y reducir la intensidad de carbono, incluyendo la introducción en todo el mundo de señales de precios para emisiones de carbono; tecnologías para la captura y la retención del carbono procedente de combustibles fósiles; la aceleración del desarrollo y del despliegue de tecnologías de energía renovable. Según el informe, las tecnologías para la captura y la retención de carbono procedente de los combustibles fósiles, especialmente del carbón, pueden desempeñar un papel principal en la gestión efectiva de los costes de las emisiones de dióxido de carbono en el mundo. No obstante, se subraya que, sin la intervención política, «la gran mayoría de las centrales termoeléctricas de carbón que se construirán en las próximas dos décadas serán plantas convencionales y alimentadas por carbón pulverizado». Las tecnologías actuales de captura de emisiones de dióxido de carbono de centrales alimentadas por carbón pulverizado sobre una base adaptada son caras e intensivas en energía. El grupo recomienda que donde haya que construir nuevas centrales termoeléctricas de carbón sin captura, se deberían utilizar las tecnologías más eficaces. Además, minimizar los costes de futuras modernizaciones para la captura del carbono debería convertirse en una prioridad. Esto podría ser abordado mediante el desarrollo de por lo menos algunos elementos de tecnología de captura del carbón en cada central nueva. En el informe también se recomienda intervenir con decisión para comercializar la captura y el almacenamiento del carbono, y más estudios sobre tecnologías potenciales modernas para la captura de carbono después de la combustión en plantas existentes de carbón pulverizado. La AIE también sugiere que no se deberían pasar por alto las plantas nucleares. Es importante la contribución potencial de la energía nuclear -un recurso bajo en carbono- a la mezcla de energía del mundo. Pero en la actualidad persisten las inquietudes sobre los costes, la seguridad y la proliferación de las armas. En el informe se recomienda que las Naciones Unidas encarguen una nueva investigación transparente y objetiva de las cuestiones inquietantes relacionadas con la energía nuclear. «Es esencial que se informe a la sociedad sobre los resultados de esta nueva investigación», se añade en el informe. Mientras tanto, la comunidad científica debería continuar esforzándose para mejorar la seguridad de los reactores y encontrar soluciones seguras para la gestión de residuos. La AIE afirma que la energía renovable ofrece oportunidades para el progreso y la innovación en la tecnología, así como para la energía sostenible. Recomienda que se otorguen subsidios para el pronto desarrollo de nuevas tecnologías renovables e indica que este apoyo debería dirigirse a tecnologías prometedoras pero no comerciales aún, y que estos subsidios deberían disminuir con el paso del tiempo. En el informe también se recomienda que se lleve a cabo más investigación sobre tecnologías de transformación, como nuevos tipos de células solares que pueden realizarse mediante procesos thin film continuos. En el informe se apoyan los biocombustibles como «una gran promesa para abordar simultáneamente el cambio climático y las inquietudes relativas a la seguridad energética». Para aprovechar al máximo los biocombustibles, el enfoque debería estar en la producción de combustibles a partir de materias primas lignocelulósicas, entre las que se incluyen los residuos y los desechos agrícolas. Éstos tienen el potencial de generar de cinco a diez veces más combustible que los procesos que utilizan materias primas como la caña de azúcar o el maíz. Esto debería ser una prioridad de investigación, junto con los métodos para la producción microbiana directa del butanol u otras formas de biocombustibles que pueden ser superiores al etanol. La AIE pide a la comunidad científica que se esfuerce por que haya una coordinación internacional más grande respecto de la investigación sobre la energía, y que colabore más con el sector privado. Por su parte, los gobiernos deben proporcionar más financiación para la investigación y ambos grupos deberían dedicar más tiempo y esfuerzo a concienciar a la sociedad sobre la necesidad de invertir en investigación sobre la energía. «La ciencia y la industria pueden ayudar a encontrar soluciones, pero esto debe ocurrir en un marco creado por los gobiernos y tiene que ser apoyado por cambios en la conducta de los individuos», afirmó Martin Rees, presidente de la Royal Society del Reino Unido, una de las academias que están representadas en la AIE. «Es improbable que exista una "solución mágica"; un futuro de energía sostenible requerirá la inversión de tiempo y recursos, la capacidad de aprender de los errores del pasado y la voluntad de cooperar a nivel internacional.»