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Incremento de la investigación agraria para ayudar a los pobres, estipula un informe

En un nuevo informe realizado por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) se manifiesta que los países desarrollados deben incrementar la investigación agraria internacional con el fin de ayudar a los países más pobres y frenar el enc...

En un nuevo informe realizado por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) se manifiesta que los países desarrollados deben incrementar la investigación agraria internacional con el fin de ayudar a los países más pobres y frenar el encarecimiento de los alimentos. Joachim von Braun, autor principal del informe y director general del IFPRI, presentó el análisis del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI) durante la reunión general anual que se celebró en Beijing (China) el 4 de diciembre de 2007. «Dado que la situación mundial de los alimentos se define rápidamente por las nuevas fuerzas del mercado, entre éstas el incremento de los ingresos, el cambio climático y una mayor producción de biocombustibles, la comunidad mundial debe prestar más atención al papel de la agricultura, la nutrición y la salud en las políticas de desarrollo», afirmó el Sr. von Braun, quien hizo hincapié en la necesidad de obtener una imagen más clara del impacto de los biocombustibles y de la amenaza que supone el cambio climático. Según el informe, la media mundial del precio de los alimentos ha aumentado un 53% desde el año 2000. Y puede que esto sólo sea la punta del iceberg: un modelo informático que simula los precios posibles de los biocombustibles mostró que, si se llevan a cabo los planes de inversión y expansión de los biocombustibles, para 2020 los precios del maíz habrán aumentado más de un 26% y los precios de las plantas oleaginosas un 18%. Según otra proyección, si la producción de biocombustibles fuera más allá de los planes actuales, el efecto será todavía más drástico: aumentos del 72% y el 44% en los precios del maíz y las plantas oleaginosas, respectivamente, lo que conduciría a una reducción en la disponibilidad de alimentos y en el consumo de calorías en todas las regiones del mundo, pero que afectaría especialmente al África subsahariana. En el caso de los cereales, el informe predice un aumento en su precio de entre el 10% y el 20% para 2015, siendo África y China las regiones más afectadas, ya que, al ser importadoras netas de cereales, emplean más dinero en la compra que en la venta de cereales. En cambio, la India se beneficiaría del aumento de los precios en los cereales, puesto que es una exportadora neta de éstos. «Los precios en los alimentos han ido reduciéndose gradualmente desde la Revolución Verde, pero quizás se haya terminado el periodo de descenso de los precios en los alimentos», explicó el Sr. von Braun. «El aumento vertiginoso de la demanda de piensos, alimentos y combustible ha conducido recientemente a incrementos drásticos en sus precios, y es probable que no se reduzcan en el futuro previsible, debido a la escasez de reservas y al crecimiento lento del suministro de productos agrícolas. El cambio climático también tendrá efectos negativos sobre la producción de alimentos, lo que agrava el reto de satisfacer la demanda mundial de alimentos y podría agudizar el hambre y la desnutrición entre las personas más pobres del mundo. Por su parte, el crecimiento económico ha ayudado a reducir el hambre, especialmente cuando ha sido equitativo. Pero, desgraciadamente, los más pobres no siempre son partícipes del crecimiento.» Con el objetivo de contrarrestar los efectos, el informe pide al GCIAI, así como a los sistemas de investigación nacionales, que inviertan en ciencia y tecnología agrarias, para facilitar de ese modo el fortalecimiento de la producción global. Además, los países desarrollados deberían trabajar para eliminar las barreras comerciales y facilitar a los países en vías de desarrollo el acceso al mercado. «Un mundo enfrentado a una mayor escasez de alimentos necesita una actividad comercial mayor, no menor, para que haya un reparto justo de las oportunidades.» El IFPRI se fundó en 1975 con el propósito de desarrollar soluciones políticas para satisfacer la carencia de alimentos en el mundo en vías de desarrollo de un modo sostenible y con el fin de reforzar los lazos entre la investigación y la formulación de políticas. La mayor parte de su financiación proviene de gobiernos nacionales de todo el mundo, fundaciones privadas y organizaciones internacionales y regionales del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), del cual la Comisión Europea es la segunda mayor inversora multilateral después del Banco Mundial. El IFPRI es uno de los quince centros de investigación del GCIAI.

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