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Altamente tóxicas las partículas de hollín ultrapequeñas de los motores diésel modernos

Un estudio realizado por científicos alemanes e italianos ha despertado preocupación al respecto de que las partículas producidas por los motores diésel de bajas emisiones podrían ser más dañinas para la salud humana que las de los motores más antiguos. Los resultados del estu...

Un estudio realizado por científicos alemanes e italianos ha despertado preocupación al respecto de que las partículas producidas por los motores diésel de bajas emisiones podrían ser más dañinas para la salud humana que las de los motores más antiguos. Los resultados del estudio han sido publicados en línea recientemente en la revista Environmental Science & Technology de la Sociedad Americana de Química (ACS). Una de las razones por las que las partículas, que miden de cinco a veinte nanómetros de diámetro, representan una amenaza mayor es que su tamaño les permite penetrar más profundamente en los pulmones. Asimismo, sus superficies son más reactivas y, de este modo, afectan a las membranas celulares más fácilmente. Esto es, por un lado, un resultado de su estructura, que muestra más defectos y es similar a la de las moléculas de fullereno, y de la existencia de acoplamientos químicos sobre la superficie, que, una vez más, aumentan la reactividad y, de este modo, la nocividad. En comparación con los humos del tubo de escape de motores más antiguos, hechos de partículas de tamaño doble, las nanopartículas presentan un potencial más tóxico e inflamatorio. Pruebas in vitro han mostrado que matan muchas más células macrófagas, las cuales destruyen microorganismos y residuos en el cuerpo que son parte esencial del sistema inmunológico humano. «En realidad, las nanopartículas que emite un motor diésel moderno matan más células de la defensa inmunológica humana que las partículas de un tipo más antiguo de motor, que produce las espesas nubes negras que salen del tubo de escape», explicaron los investigadores del Instituto Fritz Haber de la Sociedad Max Planck alemana y del Instituto de Neurobiología y Medicina Molecular de Roma (Italia). «Nuestros hallazgos indican que la reducción de emisiones de hollín en términos de masa no conduce automáticamente a la reducción de los efectos tóxicos en los humanos cuando se modifica la estructura y la funcionalidad del hollín y, de ese modo, aumenta la accesibilidad biológica y el potencial inflamatorio del hollín», añadieron. Los científicos recogieron hollín de motores diésel que cumplían la norma de emisiones Euro-IV. El equipo que se utilizó para recoger estas partículas tuvo que ser construido especialmente para este fin. Esto no ha sido algo fácil de lograr, afirmó el Dr. Dangsheg Su del Instituto Fritz Haber, uno de los autores del estudio. Aunque el estudio se concentró en vehículos utilitarios, los resultados podrían transferirse a todos los coches, opina el profesor Robert Schlögl, director en el Instituto Fritz Haber. La norma de emisiones Euro-IV se viene aplicando desde el 2005 y determina que los motores diésel no pueden emitir más de cincuenta miligramos de partículas de hollín por kilovatio-hora. Para lograr este objetivo, los fabricantes de coches han mejorado el proceso de combustión en los motores, de tal forma que éstos producen menos y más pequeñas partículas de hollín. «En las esferas de la política y la industria se han centrado demasiado en la reducción del índice de emisiones de hollín», comentó el profesor Robert Schlögl, director del Instituto Fritz Haber. «Sin embargo, han pasado por alto que la tecnología de combustión moderna genera un tipo muy diferente de partícula de hollín, que es incluso más peligrosa para la salud humana que la de los motores más antiguos. Todo depende del desarrollo de filtros para el hollín, de modo que puedan destruir completamente esas partículas de hollín antes de que se despidan al aire.»

Países

Alemania, Italia