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El hielo ártico, cercano al mínimo histórico

La masa de hielo del Ártico se ha reducido hasta alcanzar su mínimo histórico desde que se iniciaran las observaciones por satélite, hace alrededor de treinta años, según la Agencia Espacial Europea (ESA) y el NSIDC («Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo») de los Estad...

La masa de hielo del Ártico se ha reducido hasta alcanzar su mínimo histórico desde que se iniciaran las observaciones por satélite, hace alrededor de treinta años, según la Agencia Espacial Europea (ESA) y el NSIDC («Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo») de los Estados Unidos. El pasado 26 de agosto, la extensión del hielo marino ártico era de 5,26 millones de kilómetros cuadrados, rebasando así el nivel de 2005, de 5,32 millones de kilómetros cuadrados, que hasta ahora era el segundo registro más bajo del que se tiene constancia. El NSIDC elaboró un gráfico que muestra que, hasta principios de agosto, el hielo se fue derritiendo a la misma velocidad que en 2005. En cambio, ese año el deshielo se ralentizó hacia finales del verano, mientras que este año el hielo se ha seguido derritiendo a lo largo de todo el mes de agosto. Las últimas zonas en las que el hielo ha menguado son el Mar de Chukchi, frente a las costas de Alaska, y el Mar de Siberia Oriental, frente a la costa este de Rusia. La temporada de deshielo aún no ha llegado a su fin, de manera que el hielo no alcanzará su extensión mínima hasta mediados de septiembre. Ahora la cuestión es si se superará el mínimo histórico de 4,28 millones de kilómetros cuadrados, registrado en 2007. Hace unos meses, científicos del Instituto Alfred Wegener (AWI) de Investigación Polar y Marina de Bremerhaven (Alemania) ya predijeron que este año el hielo marino probablemente alcanzaría su segundo nivel más bajo. Por medio de un complejo modelo informático, basado en una gran variedad de datos relativos al mar y el hielo recabados hace unos meses, calcularon que en 2008 la extensión mínima del hielo se situaría entre 4,16 y 4,70 millones de kilómetros cuadrados. A la vista de los últimos datos disponibles, su previsión parece ajustarse bastante a la realidad. «Las regiones polares, en especial la región ártica, son indicadores muy precisos del cambio climático», señaló el profesor Heinrich Miller del AWI. «El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas ha demostrado que estas regiones son muy vulnerables al aumento de las temperaturas y ya predijo que el Ártico estaría desprovisto de hielo en los meses estivales hacia el año 2070. Otros científicos opinan que el hielo desaparecerá antes, hacia 2040. Pero las últimas observaciones de satélite indican que el Ártico podría quedarse sin hielo incluso antes.» La constante desaparición de hielo ártico tiene consecuencias de gran calado para las actividades de navegación y la exploración. Las últimas imágenes del satélite ENVISAT de la ESA muestran con claridad que la ruta más directa a través del llamado «paso del Noroeste», que pasa por el norte de Canadá y brinda un atajo entre Europa y Asia, está despejada de hielo casi en su totalidad. El paso del Noroeste de Amundsen, que constituye una vía menos directa, es transitable desde hace casi un mes. Esta situación la está aprovechando el Polarstern, el rompehielos de investigación polar del AWI, para llevar a cabo experimentos en la región. «Este buque partió de Islandia, siguió el paso del Noroeste y se adentró en la Cuenca Canadiense, donde llevará a cabo estudios geofísicos y geológicos. También hará incursiones en la Cuenca de Makarov para estudiar la historia tectónica y la geología submarina de la zona central del Océano Ártico», explicó el profesor Miller. «También se efectuarán estudios de tipo oceanográfico y biológico. El Polarstern circunnavegará todo el Océano Ártico y saldrá por el paso del Noreste.» La flora y la fauna del Ártico también están sufriendo las consecuencias de la desaparición del hielo marino. En unos estudios recientes llevados a cabo por una agencia gubernamental estadounidense se mencionaba la presencia de un número elevado de osos polares que nadaban en mar abierto, lejos de tierra firme y de plataformas de hielo. Si bien estos animales son excelentes nadadores, hay riesgo de que perezcan si una tormenta les sorprende en esa situación.

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