Un macroestudio europeo descubre que una cintura por encima de los 120 cm eleva el riesgo de muerte prematura
Un estudio financiado con fondos comunitarios en el que participaron unos 360.000 individuos de 9 países europeos ha demostrado que tener un talle excesivo dobla el riesgo de muerte prematura, incluso en individuos con un índice de masa corporal (IMC) «normal». Los resultados se han publicado en Internet en la revista New England Journal of Medicine. Los investigadores recomiendan que, dado que el hecho de almacenar el exceso de grasa alrededor de la cintura supone un importante riesgo para la salud, los médicos incluyan la medición de la cintura y las caderas en las consultas rutinarias. Los resultados, concluyen en el estudio, «respaldan la utilización del perímetro de la cintura, o de la proporción entre la cintura y las caderas, en conjunción con el IMC al evaluar el riesgo de muerte, sobre todo entre las personas con un IMC bajo». El trabajo se enmarcó en el proyecto EPIC (Estudio prospectivo europeo sobre dieta y cáncer, enfermedades crónicas, nutrición y estilo de vida), que ha sido financiado con cerca de un millón de euros por el área temática «Investigación para el apoyo de políticas» del Sexto Programa Marco (6PM). El IMC, que es una relación métrica entre el peso y la altura, se ha venido utilizando con asiduidad en diversos estudios para establecer correspondencias entre la grasa corporal y el riesgo de muerte prematura. No obstante, el IMC es una medida general y no tiene en cuenta la forma en la que la grasa está repartida por el cuerpo. El presente estudio se puso en marcha porque, aunque la grasa que se acumula alrededor de la cintura tiene más probabilidades de causar enfermedad crónica que la que se encuentra alrededor de la cadera, son pocos los trabajos que han estudiado la relación entre la distribución de la grasa corporal y la muerte prematura. Los investigadores se fijaron en el IMC, el perímetro de la cadera y la relación entre la cintura y la cadera de 359.387 participantes del estudio, cuya edad media era de 51 años. El 65,4% de las personas que participaron en el estudio eran mujeres. Tras cerca de 10 años, 14.723 sujetos habían muerto: entre ellos, se asoció un mayor IMC a enfermedades cardiovasculares y cáncer y un menor IMC a enfermedades respiratorias. Al analizar los datos, los investigadores realizaron ajustes teniendo en cuenta el nivel de educación, el consumo de alcohol y tabaco, la actividad física y la altura. El descubrimiento principal del estudio fue que un tamaño muy grande de la cintura aumenta el riesgo de muerte prematura independientemente de cuál sea el IMC. El riesgo de sufrir una muerte prematura entre las personas que tenían una cintura más ancha (de más de 120 cm en los hombres y de más de 100 cm en las mujeres) era casi el doble en comparación con el de los sujetos con una cintura menor. Cada aumento de cinco centímetros en el perímetro de la cadera elevaba el riesgo de mortalidad en un 17% en los hombres y en un 13% en las mujeres. De acuerdo con el Dr. Tobias Pischon del Instituto Alemán de Nutrición Humana, «el principal descubrimiento de nuestro estudio es que no sólo el sobrepeso, sino también la distribución de la masa corporal, tiene un efecto sobre el riesgo de muerte prematura de cada persona». Explicó que la grasa abdominal no es un «simple almacén de energía», sino que también libera citocinas, hormonas y compuestos metabólicamente activos que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas. «Ésa puede ser la causa de la relación», afirmó. El estudio también aportó pruebas sobre la importante relación que existe entre un IMC alto y la mortalidad y determinó que un IMC de cerca de 25,3 en hombres y de 24,3 en mujeres llevaba aparejado el menor riesgo de muerte prematura. «Nuestro estudio muestra que la acumulación de un exceso de grasa alrededor de la cintura acarrea un riesgo para la salud, aunque el peso sea normal según el IMC», afirmó el profesor Elio Riboli del Imperial College de Londres (Reino Unido). «No existen muchas características individuales que puedan aumentar por sí solas el riesgo de padecer una muerte prematura de este modo, aparte del tabaco y el alcohol.» «La buena noticia es que para evaluar este aspecto de la salud no es necesario realizar una costosa prueba y esperar largo tiempo para recibir los resultados», declaró el profesor Riboli. «Medir la cadera y la cintura es prácticamente gratis. Los médicos y las enfermeras pueden identificar con facilidad a las personas que han de seguir un tratamiento que mejore su salud mediante una vigilancia continuada de estas mediciones. Si alguien tiene una cintura pronunciada, probablemente necesite aumentar la cantidad de ejercicio diario, evitar el consumo excesivo de alcohol así como mejorar su dieta. Estas medidas permitirían reducir enormemente el riesgo de sufrir una muerte prematura.»