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Científicos arrojan luz sobre la evolución del ojo

Según una investigación alemana publicada en el último número de la revista Nature, los primeros ojos animales pudieron haber sido entes bicelulares simples que permitían a su portador percibir la dirección de la luz para dirigirse hacia ella. Los científicos llegaron a esta...

Según una investigación alemana publicada en el último número de la revista Nature, los primeros ojos animales pudieron haber sido entes bicelulares simples que permitían a su portador percibir la dirección de la luz para dirigirse hacia ella. Los científicos llegaron a esta conclusión tras el estudio de las larvas del gusano marino Platynereis dumerilii. «El Platynereis puede considerarse un fósil viviente», explicó el autor principal del artículo, Gáspár Jékely del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva. «Vive todavía en el mismo ambiente en el que moraban sus antepasados hace millones de años y ha conservado muchas características ancestrales. El estudio de los "puntos oculares" de su larva es, probablemente, lo más que podemos aproximarnos a entender cómo eran sus ojos al principio de su evolución.» A diario, las larvas microscópicas de los invertebrados marinos como los gusanos, las esponjas y las medusas nadan en busca de la luz procedente de la superficie oceánica. Esta capacidad para nadar hacia una fuente de luz se denomina fototaxis, y la migración diaria de zooplankton supone el mayor movimiento de biomasa de la Tierra. Los ojos de estos diminutos animales son los más simples que existen y se componen de tan sólo dos células: una célula fotorreceptora y una célula pigmentaria. A pesar de que no pueden formar imágenes, estos «protoojos» o «puntos oculares» permiten de hecho al animal percibir con precisión la dirección de la luz. No obstante, hasta ahora, el funcionamiento de estos primitivos ojos era un misterio. En este último trabajo, el equipo encontró una célula nerviosa que une la célula fotorreceptora del ojo con las células que guían el movimiento natatorio de la larva. Cuando la célula fotorreceptora detecta luz, envía una señal eléctrica a lo largo de este nervio a unas células cubiertas por cilios: pequeñas proyecciones capilares que baten el agua y permiten al animal moverse. La segunda célula contiene pigmento y es responsable de la sensibilidad direccional del ojo al proyectar una sombra sobre la célula fotorreceptora. El tamaño y la forma de la sombra varía conforme a la posición de la fuente de luz y esta información se comunica a los cilios mediante la señal del fotorreceptor. «Estos resultados proporcionan, hasta donde podemos saber, el primer conocimiento mecanicista de la fototaxis en larvas de zooplankton marinas y muestran cómo la regulan unos sencillos "puntos oculares"», concluyen los investigadores. «Durante mucho tiempo nadie supo explicar cómo los animales realizan la fototaxis mediante un sistema nervioso y unos ojos tan simples», comentó Detlev Arendt, del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL). «Presuponemos que los primeros ojos del reino animal evolucionaron para este propósito concreto. Comprendiendo la fototaxis descubrimos las primeras fases de la evolución del ojo.»

Países

Alemania

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