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Las escolares danesas tienen mejor sentido del gusto

Cerca de 9.000 escolares daneses participaron en un experimento que trataba sobre los hábitos alimentarios y el sentido del gusto y que, además, pretendía que los jóvenes experimentaran la investigación en la práctica y enseñarles conocimientos que pueden serles útiles fuera d...

Cerca de 9.000 escolares daneses participaron en un experimento que trataba sobre los hábitos alimentarios y el sentido del gusto y que, además, pretendía que los jóvenes experimentaran la investigación en la práctica y enseñarles conocimientos que pueden serles útiles fuera del aula. Los investigadores concluyeron que las niñas tenían un sentido del gusto más sensible que los niños (si bien éstos eran más golosos); que un tercio de los escolares prefería los refrescos que no fueran dulces; que tanto a los niños como a las niñas les encantaba el pescado; y que los escolares no se consideraban «quisquillosos» a la hora de comer. Los gustos variaban según la región de procedencia y también según la edad (adolescentes o niños más pequeños). Este experimento masivo se llevó a cabo con ocasión de un festival anual de ciencias naturales que se celebra en centros daneses de enseñanza primaria y secundaria, gracias a lo cual pudieron participar tantos alumnos. El experimento fue organizado por científicos de la Universidad de Copenhague, quienes posteriormente analizaron los datos recabados. Los niños recibieron un paquete que contenía muestras de sabores e instrucciones detalladas, las cuales debían seguir en las clases de ciencias del colegio. Debían rellenar un cuestionario acerca de sus hábitos y preferencias alimentarias y realizar varios tests prácticos. Los experimentos estaban diseñados para poner a prueba la capacidad de los niños para reconocer sabores dulces y ácidos de distinta intensidad, y también para averiguar el grado de dulzura y acidez que les gustaba más. Uno de los tests consistía en probar y puntuar diez variantes distintas del mismo refresco que eran más o menos dulces o ácidas (sin dar a los niños indicación alguna sobre los productos). En otro test, los niños se aplicaron en la lengua un colorante alimentario de color azul brillante para poder contarse las papilas gustativas. Según los datos recopilados, las niñas eran más hábiles que los niños a la hora de reconocer los distintos grados de dulzura y acidez. Además, la diferencia radicaría en el modo en que niños y niñas procesan la información gustativa. Según Michael Bom Frøst, de la Universidad de Copenhague, «el experimento demostró que, en general, los niños tienen la misma cantidad de papilas gustativas que las niñas. Por eso aventuramos que la diferencia estriba en el modo en que unos y otros procesan esa información.» Por regla general, los niños preferían sabores más extremos que las niñas, ya que aquéllos dieron las puntuaciones más altas a las muestras más ácidas y su refresco preferido fue uno extradulce. Curiosamente, hubo un tercio de los niños que se decantó por los refrescos no azucarados: cerca del 30% de los escolares prefería variantes que contenían poco o nada de azúcar. Según la responsable del proyecto, Bodil Allesen-Holm, de la Universidad de Copenhague, estos hallazgos dan que pensar tanto a los padres como a la industria alimentaria. En su opinión, se podrían comercializar alimentos y refrigerios más sanos y variados pensados para los niños y los jóvenes (y también, por ejemplo, productos de sabor más «extremo» o ácido para los chicos). «No es imprescindible que los refrescos pensados para niños y jóvenes contengan siempre gran cantidad de azúcar», declaró la Sra. Allesen-Holm. «Queda claro que los niños y los jóvenes son excelentes catadores, y que entre ellos existen muchas más diferencias individuales de lo que se puede creer.» Los cuestionarios revelaron que a alrededor del 70% de los escolares daneses les gusta el pescado, y también que éstos están abiertos a probar alimentos «excitantes». El 59% de los chicos y las chicas opinaban que no eran «quisquillosos» con la comida. Por regla general, los niños que preferían los sabores ácidos eran los más predispuestos a probar productos nuevos. El estudio mostró también que el sentido del gusto es diametralmente distinto entre los niños y los adolescentes. Con el tiempo se agudiza la capacidad de reconocer sabores; el cambio más radical se aprecia a la edad de trece o catorce años, cuando se intensifica la sensibilidad a los sabores ácidos. Es a esas edades cuando va desapareciendo la preferencia por los productos muy dulces (común al 48% de los niños). Por otra parte, las diferencias geográficas observadas en cuanto al gusto suscitan nuevas preguntas. Los escolares del norte de Dinamarca tenían mucha más capacidad para reconocer los sabores ácidos: sólo necesitaron 0,37 gramos de ácido cítrico por litro para notar la acidez, mientras que los escolares del sur necesitaron una media de 0,5 gramos. «Lo más sorprendente son la claridad y la elevada calidad de los resultados obtenidos», señaló la Sra. Allesen-Holm. «En las respuestas de los escolares de primaria y secundaria se aprecian tendencias muy claras; tanto los niños como los profesores han sido muy precisos y concienzudos.» Las conclusiones del estudio se han recogido en un informe que puede obtenerse del organizador del mencionado festival científico, Danish Science Communication, organización sin ánimo de lucro cuyo propósito es concienciar a la sociedad y mejorar su comprensión de la ciencia y la tecnología.

Países

Dinamarca

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