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Científicos encuentran una relación entre las células asesinas naturales y el embarazo

Científicos del Reino Unido han descubierto una relación entre las células asesinas naturales (NK) y ciertas complicaciones en el embarazo. Un equipo de investigación del Instituto Babraham y el «Centro de Investigación de Trofoblastos» de la Universidad de Cambridge (Reino Un...

Científicos del Reino Unido han descubierto una relación entre las células asesinas naturales (NK) y ciertas complicaciones en el embarazo. Un equipo de investigación del Instituto Babraham y el «Centro de Investigación de Trofoblastos» de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) descubrió que las células NK relacionadas con el embarazo pueden interferir en las interacciones bioquímicas producidas entre los tejidos de la madre y el feto. Las células NK uterinas poseen receptores específicos que facilitan la interacción con otras moléculas, lo que garantiza el correcto desarrollo de la placenta y el éxito de la reproducción. Los resultados del estudio han sido recientemente publicados en la revista Journal of Immunology. El Dr. Alan Beer, un pionero en el campo de la medicina reproductiva, ha manifestado que el 80% de los casos de infertilidad en la población femenina se deben a problemas del sistema inmunológico. Investigaciones recientes indican que las células NK desempeñan un papel fundamental en el embarazo. Las células NK son un tipo de linfocitos: glóbulos blancos que se encuentran en el sistema inmunológico de los vertebrados. Estas células protegen a las personas de virus, tumores y otras enfermedades. Atacan a otras células infecciosas o malignas cuando reciben señales de otros componentes del sistema inmunológico. El citoplasma de las células NK contiene varias proteínas tóxicas. Los receptores detectan otras moléculas inmunológicas, sobre todo aquellas que pertenecen al «complejo principal de histocompatibilidad» (MHC). Las células NK comienzan su labor distinguiendo entre las células beneficiosas y las malignas y atacando aquellas que bien han perdido moléculas MHC propias, bien expresan un grupo distinto de moléculas MHC, explicaron los investigadores. El útero alberga una serie de células NK especializadas que se acumulan a lo largo de cada ciclo menstrual. Aumentan considerablemente en número en el límite entre el feto y la madre cuando se implanta un embrión fertilizado. Hasta ahora se había logrado describir qué función desempeñaban las células NK. En circunstancias normales las células NK actúan como garante de la salud de una persona, pero las células NK del útero funcionan de otra manera. Los investigadores creen que estas células producen citocinas, proteínas que regulan los distintos sistemas inmunológicos. Así pues, las arterias maternas que suministran sangre, oxígeno y nutrientes al feto sufren modificaciones, según explican los investigadores. El equipo explicó que los cambios en el tejido deben orquestarse en el contexto de la diversidad genética existente entre las células inmunológicas maternas y los genes paternos expresados en la placenta en desarrollo. La probabilidad de embarazos problemáticos, que suelen degenerar en abortos recurrentes, aumenta cuando surgen interacciones violentas entre las células NK uterinas maternas y las moléculas MHC paternas. La interacción entre las células NK uterinas y el MHC se descubrió no hace mucho. No obstante, los investigadores subrayaron que todavía no existe información suficiente sobre cómo las células inmunológicas de la madre reconocen a las del padre situadas en la placenta, impidiendo así un ataque. El equipo de investigación mostró que las diferencias entre las células NK uterinas y las células NK sanguíneas se encuentran en las capacidades de adhesión, activación y reconocimiento del MHC. «No se sabe todavía lo suficiente sobre estas singulares células ni sobre su importancia para el embarazo», explicó Hakim Yadi, estudiante de doctorado del Instituto Babraham y autor principal del informe. «Este análisis en profundidad y sin precedentes sobre las células asesinas uterinas supone la base necesaria sobre la que podemos asentar nuevos conocimientos. Nos ayudará a determinar los factores que regulan el éxito reproductivo.»

Países

Reino Unido

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