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Un equipo internacional de investigadores aborda el tabú de la mortalidad fetal

Cada año hay más de tres millones de partos en los que el bebé nace muerto. Sin embargo, a pesar de los avances y de la sobrecarga de información que se registra a veces en el mundo de la medicina, en muchos casos los partos en los que el bebé nace muerto no se comunican, razó...

Cada año hay más de tres millones de partos en los que el bebé nace muerto. Sin embargo, a pesar de los avances y de la sobrecarga de información que se registra a veces en el mundo de la medicina, en muchos casos los partos en los que el bebé nace muerto no se comunican, razón por la que no se encuentran en registros de datos, o no se reconocen en las normativas nacionales, lo que sugiere que la mortalidad fetal es un tema tabú. En un suplemento de la revista BMC Pregnancy and Childbirth, investigadores de distintas partes del mundo examinaron el problema en un intento de mejorar los conocimientos y ayudar a poner punto final al mismo. Los datos muestran que, mundialmente, cada año ocurren más de tres millones de partos en los que el bebé nace muerto, y el 98% de estos casos se dan en países con ingresos bajos a medios. La mortalidad fetal intraparto, que ocurre durante el parto, se eleva a alrededor de un millón de casos, y también se registra normalmente en países con ingresos bajos a medios. Los expertos sostienen que los casos en los que los bebés nacen muertos superan a las muertes infantiles relacionadas con la malaria en todo el mundo. Los casos de mortalidad fetal son 3 ó 4 cada 1.000 nacimientos a término en los países de Europa occidental, mientras que en Estados Unidos el número es de 7 cada 1.000 nacimientos a término. Los seis estudios publicados en el suplemento de la revista proporcionan pruebas para apoyar las intervenciones en las madres con el fin de reducir la mortalidad fetal, y se centraron en cómo profundizar los conocimientos y redoblar los esfuerzos para poner punto final a este enorme problema. Asimismo, los autores llaman la atención sobre el tema de cómo deberían compilarse los datos relativos a las muertes fetales en los sistemas mundiales de rastreo de datos y cómo deberían abordarse en el diálogo político. Uno de los trabajos publicados se centra en la prevalencia, epidemiología, factores de riesgo y causas de la mortalidad fetal a nivel mundial. También esboza la metodología y el marco de este estudio de alcance internacional. Otros artículos tratan sobre las intervenciones de conducta y nutrición de antes y durante el embarazo y abordan los temas de la prevención y la gestión de problemas médicos e infecciones durante el embarazo. Otro de los trabajos publicados examina la eficacia del chequeo y el seguimiento durante el embarazo y el parto utilizando técnicas de análisis como la ecografía y el Doppler (un análisis que evalúa el flujo de la sangre a través de los vasos sanguíneos). También se repasan estudios sobre los efectos potenciales de la cardiotocografía y el manejo de la diabetes de las madres sobre los casos de mortalidad fetal. Otro grupo de autores examina informes sobre los resultados de ocho intervenciones diferentes durante el parto. El último trabajo del suplemento examina los modos de mejorar la prestación de servicios y la demanda comunitaria, y propone soluciones para el sistema de salud como una mejor atención durante el embarazo y el nacimiento y formación para los profesionales de la salud. «En países con altos ingresos, como Estados Unidos o Reino Unido, se está reconociendo cada vez más el problema de la mortalidad fetal, ya que el progreso en la reducción de muertes fetales ha sido mínimo en comparación con el progreso registrado en las muertes neonatales, y las asociaciones de padres son cada vez más activas», explicó la Dra. Joy E. Lawn, del Instituto de Salud Infantil de Londres, Reino Unido. «En países con ingresos bajos, las cantidades son abrumadoras, con alrededor de 9.000 casos al día, 3.000 de los cuales ocurren durante el nacimiento. Con cada muerte, las familias sufren el dolor de la pérdida, a menudo acompañado del sentimiento de culpa, pero los tabús sociales mantienen oculto este dolor», añadió la doctora. «Los estudios muestran que incluso 20 años después de haber tenido un parto en que el bebé nació muerto, las mujeres siguen afligidas.» La realización de intervenciones para reducir la prevalencia mundial de las muertes fetales requiere llevar a cabo acciones en todos los niveles del sistema de salud», se concluye en el último estudio. «Las estrategias eficaces para prevenir la mortalidad fetal son conocidas; sin embargo, quedan lagunas en los datos, las pruebas y, tal vez lo más importante, en la voluntad política para implementar estas estrategias a gran escala.» En este estudio han colaborado investigadores de Pakistán, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos.

Países

Pakistán, Reino Unido, Estados Unidos, Sudáfrica

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