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Un descubrimiento sobre la formación de esporas micobacterianas da información sobre la tuberculosis

Científicos de Suecia han descubierto que un tipo de micobacteria, del género responsable de la tuberculosis, la lepra y la úlcera de Buruli, logra afianzarse en el organismo gracias en parte a su capacidad para formar esporas durante su estado latente. Los descubrimientos, so...

Científicos de Suecia han descubierto que un tipo de micobacteria, del género responsable de la tuberculosis, la lepra y la úlcera de Buruli, logra afianzarse en el organismo gracias en parte a su capacidad para formar esporas durante su estado latente. Los descubrimientos, sobre los cuales se ha publicado un artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, tienen grandes repercusiones para la prevención de estas graves enfermedades. La Mycobacterium tuberculosis (Mtb) está muy extendida entre la población humana, pues se calcula que un tercio de la población mundial está infectada. Cada año se diagnostican cerca de diez millones de casos nuevos de tuberculosis y se producen entre dos y tres millones de muertes por esta causa. En la mayoría de los casos la gente infectada no muestra ningún tipo de síntomas de la enfermedad debido a que la Mtb atraviesa periodos de latencia largos. «Esto significa que la enfermedad puede manifestarse mucho más tarde, incluso pasadas varias décadas desde la infección», explicó el investigador principal, Leif Kirsebom, de la Universidad de Uppsala (Suecia). Existen gran cantidad de investigaciones sobre la transición oportunista que realiza la micobacteria entre sus formas latente y activa. Aclarar este punto sería de gran ayuda para que los científicos pudiesen averiguar cómo prevenir infecciones micobacterianas. Una de las formas que permiten la «hibernación» de las bacterias consiste en la generación de esporas que son resistentes, estables y pueden permanecer inactivas durante años. El equipo de investigación de la Universidad de Uppsala se encontraba investigando algo completamente distinto cuando observó anomalías curiosas en un tipo de micobacteria, lo cual les llevó a cambiar el rumbo de la investigación. Decidieron estudiar el ciclo vital de la Mycobacterium marinum (Mm), que provoca enfermedades semejantes a la tuberculosis en peces y ranas. «Realizamos un seguimiento de los cambios en el tamaño celular y en la distribución del contenido de ADN en cultivos de Mm mediante citometría de flujo y microscopía durante todo el ciclo vital de la misma, desde la inoculación en un nuevo medio, pasando por la fase de crecimiento exponencial, hasta la fase estacionaria», explican los autores. La citometría de flujo se utiliza para contar y examinar partículas microscópicas suspendidas en un fluido. Observaron que durante la fase estacionaria los cultivos de Mm contenían un gran número de células minúsculas además de otras más grandes; un microscopio electrónico de barrido confirmó la presencia de gran cantidad de partículas uniformes, brillantes y de pequeño tamaño. Para confirmar que estas partículas eran esporas, utilizaron tinción diferencial de esporas (con la que se obtiene una respuesta distinta de las esporas) y una prueba de tolerancia al calor para averiguar la respuesta al estrés de las partículas, puesto que las esporas poseen gran tolerancia al estrés químico y físico. También emplearon técnicas de bioinformática para discernir si las partículas poseían los mecanismos genéticos adecuados para entrar y salir del estado de espora. Contradiciendo la teoría relativa al comportamiento micobacteriano, los investigadores confirmaron que la Mm es capaz de formar esporas. «Si la esporulación resulta ser un mecanismo común utilizado por las micobacterias en respuesta a condiciones ambientales», concluye el estudio, «podemos deducir que ésta puede ser una de las formas mediante las que las micobacterias permanecen latentes en el organismo huésped. Este descubrimiento abre una nueva área de investigación sobre el desarrollo micobacteriano y podría aportar nuevas herramientas para combatir enfermedades micobacterianas como la tuberculosis, al prevenir la enfermedad en sí o su transmisión por esporas.» Los investigadores también indican que, debido a la cercanía entre la Mm y el agente que provoca la úlcera de Buruli (una de las enfermedades micobacterianas que más expansión están teniendo últimamente), los descubrimientos pueden tener también implicaciones para la prevención de esta última. «Se abre un capítulo completamente nuevo en el campo de la micobacteriología», comentó el Dr. Kirsebom. «Quizá ahora logremos entender la "hibernación" de las micobacterias y cómo provocan infecciones latentes.» Además de causar tuberculosis, lepra y úlcera de Buruli, se sabe que las micobacterias provocan la enfermedad de Johne en el ganado vacuno y podrían influir en la enfermedad de Crohn en humanos. Descubrir que las micobacterias pueden formar esporas supone una información valiosísima para averiguar la forma en la que se introducen en un organismo, cómo despiertan de su estado latente y cómo se extienden.

Países

Suecia

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