Un estudio italiano muestra que la colaboración puede optimizar el reciclaje
Investigadores italianos han propuesto un nuevo modelo de logística inversa con el que pretenden ayudar a los fabricantes a gestionar de manera más eficiente los aparatos de electrónica desechados. En 2003 se aprobó una Directiva comunitaria que exige a todos los Estados miembros que cuenten con un sistema operativo para recuperar estos aparatos. Estos investigadores han publicado un estudio al respecto en el International Journal of Logistics Systems and Management que analiza el modo de optimizar todo el sistema de recogida de productos. Los avances tecnológicos y el acortamiento de la vida útil de los productos electrónicos han hecho que cada año se genere un volumen mayor de residuos eléctricos y electrónicos. Ciertamente, esta clase de residuos, que plantea riesgos medioambientales considerables, constituye una fracción cada vez más abultada de los 1.300 millones de toneladas de basura que se generan anualmente en la UE. Con el fin de incrementar la reutilización y el reciclaje de los productos eléctricos y electrónicos desechados, la UE aprobó en 2003 una Directiva sobre la recogida de estos productos que permite que los consumidores devuelvan sus residuos eléctricos y electrónicos sin coste alguno. Sin embargo, en la UE sólo la tercera parte de estos residuos se recoge y trata por separado. Por consiguiente, la Comisión Europea propuso la revisión de dicha Directiva en 2008 con el ánimo de atajar el volumen creciente de residuos eléctricos y electrónicos gestionados de forma inadecuada (es decir, vertidos ilegalmente) y también para aliviar la carga administrativa que suponen los programas de recogida. La Directiva comunitaria sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) traslada la responsabilidad de eliminarlos de los consumidores a los fabricantes. En consecuencia, éstos tienen que desarrollar sistemas de logística inversa con los que minimizar los costes de la recogida. Actualmente la gestión se realiza distinguiendo categorías específicas de residuos y las organizaciones concretas involucradas, por lo que el sistema de recogida dista mucho de ser perfecto. El estudio referido, dirigido por el Dr. Marco Melacini de la empresa de soluciones innovadoras Avery Dennison Italia, sugiere que el proceso de reciclaje de productos usados y de recogida de componentes para su reutilización podría generar beneficios. Para ello proponen un modelo de programación lineal que contribuirá a facilitar el sistema de recogida de productos anticuados o averiados. «La logística inversa abarca una gama amplia de actividades tanto inherentes como ajenas a la logística común: devolución de productos, reducción de las fuentes, reciclaje, sustitución de materiales, reutilización de materiales, eliminación de residuos, reacondicionamiento, reparación y refabricación», se lee en el artículo. La Directiva RAEE exige que los fabricantes coloquen códigos identificativos en todos los productos nuevos, faciliten información que garantice un reciclaje adecuado y pongan en marcha (y financien) un sistema de recogida de productos desechados. Los investigadores estudiaron las distintas opciones relativas a un sistema de recogida basado en alianzas, en el cual todos los productores pertenecerían a un consorcio, gestionarían un sistema único de recogida y cada miembro pagaría una cuota correspondiente a su productividad anual. El modelo muestra el modo de gestionar la asignación de «flujos de RAEE» a un consorcio de productores. Cada socio del consorcio posee una estructura de costes que depende únicamente de su capacidad para gestionar dichos flujos. Los miembros recogen una porción de los flujos (no necesariamente sus propios productos) que viene determinada por un sistema central de coordinación. La cantidad de residuos cuyo coste es abonado por cada miembro es proporcional a su estimación anual de ventas y se ajusta cada año. Según señalan los autores, la continuidad es fundamental para que el sistema funcione con eficiencia, mientras que la estabilidad del sistema es indispensable para reducir los costes administrativos. El estudio presenta el caso concreto del sistema danés de cadena de suministro y recogida y afirma que, si colaboran, los productores poseen una capacidad muy superior para cumplir la normativa que si actúa cada uno por su cuenta. Por último, los autores indican que, en el contexto europeo, este sistema de reciclaje permite economías de escala y posibilita que los consorcios funcionen en un mercado libre. Su gestión adecuada puede deparar además beneficios sustanciales para el medio ambiente.
Países
Dinamarca, Italia