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¿Bacterias para limpiar obras maestras?

Normalmente la mera mención de las bacterias evoca la imagen de microorganismos desagradables a los que hay que combatir a diario mediante la higiene en las superficies de nuestro entorno, o quizá la de las bacterias «buenas» que según los médicos es necesario consumir para ma...

Normalmente la mera mención de las bacterias evoca la imagen de microorganismos desagradables a los que hay que combatir a diario mediante la higiene en las superficies de nuestro entorno, o quizá la de las bacterias «buenas» que según los médicos es necesario consumir para mantener en forma el aparato digestivo. Lo que está claro es que nadie se hubiera imaginado que podrían utilizarse en el campo de la restauración de arte. Un equipo de expertos en restauración de España e Italia ha demostrado que es posible utilizar bacterias para limpiar obras maestras de forma rápida, dirigida y meticulosa. Según informan, además de respetar las pinturas, estos organismos no son nocivos para los propios restauradores ni para el medio ambiente. Hasta ahora las opciones existentes eran la restauración mediante sustancias químicas tóxicas, agresivas y no selectivas o la erosión de la costra a menudo mediante medios mecánicos destructivos. Este nuevo método se ha probado y comprobado mediante una colaboración realizada entre el Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio (IRP) de la Universidad de Politécnica de Valencia (España) y expertos dedicados a la restauración de las pinturas murales de Camposanto de Pisa (Italia). La colaboración se inició durante la restauración por parte del IRP de los frescos de la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia (España). Estos quedaron prácticamente destruidos en 1936 por un incendio y posteriormente se sometieron a un pésimo trabajo de restauración en la década de 1960. El equipo del IRP comenzó a experimentar con técnicas innovadoras para rellenar los espacios sin pintura con imágenes digitales impresas transferidas, pero tuvieron enormes dificultades para tratar las eflorescencias salinas, las costras blancas provocadas por acumulaciones de sales cristalizadas y la enorme cantidad de restos de cola de gelatina que permanece en los murales arrancados. «Por la acción de la gravedad y la evaporación, las sales procedentes de la materia orgánica en descomposición migran hacia las pinturas murales y producen una costra blanquecina que, además del evidente efecto visual no deseado, en ocasiones también provocan que se desprenda la capa pictórica de las paredes», explicó Pilar Bosch, una de las restauradoras del IRP. Para dar con otras opciones los investigadores del IRP viajaron a Italia y conocieron el trabajo pionero realizado en Camposanto di Pisa. Bajo la dirección del microbiólogo Gianluiggi Colalucci, los investigadores en dicho espacio se servían de bacterias para eliminar la cola endurecida, complicada de eliminar mediante métodos convencionales. Las bacterias utilizadas se derivan de una cepa de Pseudomonas y literalmente consumen las eflorescencias salinas que se acumulan en los lunetos de la bóveda detrás de los cuales anidan palomas. Gracias a la colaboración entre los dos países, los restauradores lograron compartir mejores prácticas y descubrir qué se adecuaba mejor a cada tipo de pintura. «En Italia emplean algodón para aplicar los microorganismos sobre la zona a tratar», comentó la Dra. Bosch. «Nosotros, en cambio, hemos desarrollado un gel que actúa en superficie, lo cual evita que la humedad penetre en profundidad en el material y provoque nuevos problemas.» Dado que las bacterias precisan entornos húmedos, la Dra. Bosch destacó la importancia del proceso de secado. «Tras hora y media, se retira el gel con las bacterias, se limpia la superficie y se deja secar.» La fragilidad de las obras maestras de Europa es bien conocida; las cuerdas y vitrinas que se instalan en los museos y que nos separan de las obras más famosas obedecen a su delicada naturaleza. Ahora, gracias a esta investigación es posible que las obras maestras de la antigüedad puedan conservarse «jóvenes» durante muchos más años. «Tras los buenos resultados de las pruebas, seguiremos investigando y mejorando la técnica con el objetivo de extenderla a otras superficies», comentó la Dra. Bosch. «Como en la naturaleza encontramos diferentes especies de bacterias que se alimentan de casi cualquier cosa, estamos convencidos de poder eliminar otras sustancias en diferentes tipos de materiales», concluyó la investigadora.Para más información, consulte: Universidad Politécnica de Valencia: http://www.upv.es/index-es.html

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España, Italia