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La ética del trabajo protestante, determinante en la mayor fortaleza de la economía del norte de Europa según un estudio

Un equipo de investigadores europeos coordinados por la Universidad de Warwick (Reino Unido) asegura que «la ética del trabajo protestante» surgida en el siglo XIX puede haber contribuido a impulsar las economías del norte de Europa por encima de las de sus vecinos del sur, y ...

Un equipo de investigadores europeos coordinados por la Universidad de Warwick (Reino Unido) asegura que «la ética del trabajo protestante» surgida en el siglo XIX puede haber contribuido a impulsar las economías del norte de Europa por encima de las de sus vecinos del sur, y ha publicado sendos artículos sobre su estudio al respecto en Quarterly Journal of Economics y en Scandinavian Journal of Economics. El Dr. Sascha Becker, primer firmante de estos trabajos y vicedirector del «Centro sobre Ventaja Competitiva en la Economía Global» (CAGE) de Warwick, recabó información con el fin de determinar si la teoría de Max Weber relativa a la ética del trabajo protestante (según la cual el protestantismo promulgaba el trabajo duro como deber de la fe) conformó la noción popular de cómo las zonas protestantes se desarrollaron en comparación con las católicas. Junto con sus colaboradores, Becker empleó datos relativos a la Prusia del siglo XIX y evaluó 450 condados. Los datos recabados indican que en las zonas protestantes se habían alcanzado niveles de estudios más elevados y que la fuerza laboral se dedicaba principalmente a los servicios y al sector manufacturero y no tanto a la agricultura. Las cifras obtenidas muestran asimismo una diferencia aún mayor entre la renta de las zonas protestantes y la de las católicas. «Estudiamos la Prusia del siglo XIX porque es la sociedad en la que vivió Max Weber», explicó Becker. «La religiosidad también estaba mucho más extendida por entonces. Da la impresión de que la religión fue el principal factor de las diferencias educativas. A los protestantes se les animaba más a asistir al colegio y leer la Biblia, lo que propició un mayor nivel educativo que a su vez dio lugar a rentas superiores a las de sus vecinos católicos.» Los reformistas en el siglo XVI se dedicaron a abrir colegios en todas las parroquias de las zonas protestantes, por lo que los seguidores de esta confesión aventajaron a los católicos en el ámbito educativo. Los investigadores aseguran que los católicos no se pusieron al mismo nivel hasta siglos más tarde. «Fue mucho después, cuando se implantó la escolarización obligatoria, cuando los católicos empezaron a alcanzar el nivel de los protestantes», arguyó Becker. «Incluso hoy en día, examinando datos del año 2000 en Alemania, observamos que los protestantes tenían más formación y un nivel de estudios más elevado que los católicos. También tenían más probabilidades de ir a la universidad y finalizar sus estudios.» Sus hallazgos apuntan también a condiciones más propicias para la liberación de la mujer en las zonas protestantes dado que los niños y las niñas no estaban segregados. En palabras de Becker: «La ventaja educativa se debe también a que las niñas protestantes eran enviadas al colegio junto con los niños desde los primeros años de la Reforma. Al parecer el protestantismo fue uno de los primeros motores de la emancipación. El orden cronológico sería hombres protestantes, mujeres protestantes, hombres católicos y después, mucho después, mujeres católicas. Sorprende que incluso hoy en día en Escandinavia la mayoría de las mujeres trabajen mientras que en Italia, más tradicional, muchas de ellas no lo hagan y se dediquen a cuidar de los hijos.» El estudio reviste un interés especial, según Becker, ante la presente crisis de deuda que vive Europa. «Llama la atención que, en apariencia, los países del norte de Europa tengan en principio bien controladas sus finanzas, mientras que en los países del sur de Europa, como España e Italia, haya un gran desbarajuste. No digo que esta situación pueda atribuirse a la religión, pero sí que ha influido en el modo en el que se han desarrollado sus respectivas economías. Existe una brecha entre el norte y el sur, y en los países nórdicos está extendido el sentimiento de que no tendrían por qué sacar de aprietos a sus endeudados vecinos sureños.»Para más información, consulte: Universidad de Warwick: http://www2.warwick.ac.uk/(se abrirá en una nueva ventana) Quarterly Journal of Economics: http ://eurheartj.oxfordjournals.org/ Scandinavian Journal of Economics: http://www.wiley.com/bw/journal.asp?ref=0347-0520(se abrirá en una nueva ventana)

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Alemania, Reino Unido

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