El Reino Unido, al frente de un proyecto europeo de 12 millones de euros contra el fraude alimentario
Mantener la integridad de los alimentos europeos es esencial para proteger tanto a los consumidores como el propio sector. Para ello, es imprescindible que el consumidor pueda confiar en la autenticidad de todos los productos alimentarios. Pero lo cierto es que ambos se encuentran expuestos a la amenaza constante que suponen las imitaciones etiquetadas de forma fraudulenta. Recientemente saltó a las portadas de los medios de comunicación el tema del fraude alimentario a raíz de una operación de la Interpol en la que se incautaron, entre otros productos falsificados, vodka y arroz basmati. Estos fraudes de venta de productos falsificados a los consumidores pueden acarrear graves consecuencias en el plano de la seguridad alimentaria, amén de suponer un engaño para aquellos y conllevar perjuicios económicos; el sector alimentario se resiente puesto que los perpetradores tratan de sacar provecho del valor añadido de los productos alimentarios de la Unión Europea y socavar la competitividad del sector agroalimentario. El proyecto financiado con fondos europeos FOODINTEGRITY se ha establecido para atender directamente el tema del fraude alimentario. Se trata de una iniciativa de cinco años de duración que ha recibido una financiación por valor de 12 millones de euros en virtud del 7PM y que tiene a la cabeza a la FERA (Agencia Científica de Alimentación y Medio Ambiente del Reino Unido). En este proyecto participan importantes entidades interesadas y especialistas científicos de todo el mundo con el objetivo común de proteger a los consumidores y a esta industria frente al fraude alimentario. FERA se encuentra a la vanguardia de la investigación en este campo, contando con más de dos décadas de experiencia en procedimientos de autenticación de alimentos. Una de las tareas acometidas en FOODINTEGRITY consiste en la creación de un sistema de alerta rápida relacionado con riesgos de fraude alimentario y comunicado con fuentes de información internacionales. Se han reservado en torno a 3 millones de euros para cubrir lagunas en la investigación sobre este tema. Hay múltiples clases de fraude alimentario, pero los dos principales son la venta de alimentos inadecuados y posiblemente dañinos y la descripción incorrecta deliberada de alimentos. Otro fraude alimentario puede ser la venta de carne procedente de animales robados o sacrificados de forma ilegal, o bien de animales de caza, como puede ser el ciervo, capturados furtivamente. Cabe destacar que el equipo de FOODINTEGRITY prestará una atención especial a remediar, a nivel de la UE, muchas cuestiones planteadas recientemente a resultas del escándalo relacionado con la carne de caballo. FOODINTEGRITY cuenta con la colaboración de treinta y ocho socios internacionales, entre ellos empresas, entidades académicas y organismos gubernamentales. Sus artífices se afanarán en alcanzar varias metas fundamentales, como lograr la coherencia de los métodos de comprobación de fraudes alimentarios para mejorar el cumplimiento de la legislación pertinente en toda Europa, o como establecer una red mundial autosuficiente de representantes de empresas, reguladores y consumidores que garantice la utilidad a largo plazo de los frutos de este proyecto. Asimismo, se ha previsto un estudio de consumo en China tendente a evaluar las actitudes de los consumidores de aquel país ante la magnitud considerable del fenómeno de la falsificación de alimentos europeos. George Eustice, ministro de Alimentación del Reino Unido, declaró que «el Reino Unido presume de uno de los niveles más elevados de seguridad alimentaria del mundo y cuenta en su territorio con algunos de los científicos más ilustres. Es para mí un motivo de honor inmenso el haber sido elegidos para dirigir una investigación puntera y pionera en el mundo que permita mejorar nuestra capacidad para prevenir el fraude alimentario.' Paul Brereton, coordinador del proyecto FOODINTEGRITY y jefe de investigaciones agroalimentarias en FERA, añadió que «los perpetradores del fraude alimentario se valen de métodos cada vez más sofisticados para evitar ser detectados y, en consecuencia, la ciencia debe también desarrollarse para detectar ese delito y prevenirlo. Este proyecto consistirá una de las puntas de lanza en lo que se refiere a intercambiar y sacar partido a las investigaciones europeas dedicadas a proteger la integridad de la producción alimentaria en Europa.'Para más información, consulte: FOODINTEGRITY http://www.foodintegrity.eu
Países
Reino Unido