Análisis de antibióticos de la leche fresca en la propia explotación
La leche de las vacas tratadas por mastitis no puede suministrarse a una lechería debido a la presencia de residuos de antibióticos. Esta leche entraña un riesgo para la salud de los consumidores e impide que las bacterias para la transformación de la leche formen queso y yogur. Sin embargo, las vacas tratadas siguen necesitando ser ordeñadas y, en ocasiones, esta leche se mezcla por error con la de las vacas sanas, de modo que contamina todo el lote. Cuando el camión cisterna recoge la leche del ganadero, se mezcla con la de varios otros rebaños, con lo que contamina toda la carga. Además, las pruebas para detectar residuos de antibióticos normalmente no se suelen efectuar hasta que la cisterna de leche llega a la lechería. Si el contenido está contaminado por la leche de tan solo una sola vaca tratada, debe tirarse toda la carga y mandarse la cisterna a realizar una limpieza especial, lo cual provoca retrasos en la siguiente recogida de leche. Pruebas en la explotación El proyecto MILQAS (Milk Quality Antibiotics Sensor) abordó este reto con la creación de un prototipo funcional de dispositivo de medición portátil que controla la presencia de antibióticos. «Diseñamos una unidad para el análisis electroquímico de la leche, que incluye un "software" y una aplicación», explica el doctor Johannes Daprà, coordinador del proyecto y principal responsable científico de la pyme danesa Plastisens ApS(se abrirá en una nueva ventana). En esa región, la multa y los costes de contaminar leche con antibióticos ascienden a 15 000 euros. La leche perdida representa asimismo una pérdida considerable de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas afectan además al medio ambiente. Esto podría evitarse con unos análisis que detecten los residuos de antibióticos antes de que la cisterna de la leche la recoja, en lugar de hacerlos en la lechería. Los métodos actuales para medir los antibióticos no son viables para un uso directo en la explotación. Por lo tanto, MILQAS desarrolló unos chips sensores junto con un lector portátil capaz de medir el nivel de antibiótico en la leche en unos pocos minutos. El chip está hecho de materiales desechables baratos y está pensado para un solo uso. Grandes ventajas «Todo el sistema de electrodos está imprimido en película de polímeros, lo cual hace que el proceso de impresión resulte barato y fácilmente escalable, con muy poca cantidad de materiales más caros para los electrodos y las conexiones necesarias», detalla el doctor Daprà. Los investigadores desarrollaron también una aplicación de teléfono inteligente para Android e IOS con conexión al dispositivo lector, que muestra los datos obtenidos para una evaluación rápida y fácil en la granja lechera. Al medir los niveles de antibióticos cerca de la fuente, se desperdicia menos leche y se consume menos energía, gracias a una mayor eficiencia en la producción. Por tanto, MILQAS ayudará a reducir el desperdicio de alimentos y a mejorar la seguridad alimentaria del sector lechero. «Estimamos que, en la Unión Europea, se desechan unos 6 000 cargamentos (cada uno con aproximadamente 30 000 litros) de leche cada año debido a la contaminación por antibióticos. Esta cifra puede reducirse considerablemente si se analiza la leche antes de cargarla en el tanque, de forma que se evite la contaminación cruzada», comenta el doctor Daprà. Los principales beneficiarios de las tecnologías serán la industria lechera y los ganaderos, gracias al aumento de los rendimientos, la reducción de los desechos y la disminución de los costes de las aseguradoras. Además, la técnica empleada para detectar los antibióticos no se limita a la leche y puede adaptarse para otros mercados, como el sector veterinario y el de producción de alimentos. Tal y como señala el doctor Daprà: «La plataforma tecnológica puede adaptarse para detectar otros contaminantes tanto en líquidos como en muestras sólidas».