Las madres del Neolítico y la supervivencia de la especie humana
El final de la Edad de Piedra, un período conocido como Neolítico, se asocia frecuentemente con la transición de los humanos de pequeñas tribus nómadas de cazadores-recolectores a asentamientos agrícolas más grandes y organizados. Pero este período también se caracterizó por un aumento notable de la fertilidad. «A pesar de los múltiples problemas y riesgos relacionados con el parto, el Neolítico fue un período determinado por un gran crecimiento demográfico —comenta Sofija Stefanovic, catedrática de Antropología Física en la Universidad de Belgrado—. El desarrollo de la civilización no hubiera sido posible sin este crecimiento poblacional, pero sabemos muy poco sobre los factores que lo impulsaron». Stefanovic y un equipo de investigadores trabajan para colmar esta brecha del conocimiento con el respaldo del proyecto financiado con fondos europeos BIRTH. «Mediante el empleo de factores culturales, esqueléticos y nutricionales, nos propusimos estudiar el marcado aumento de la tasa de natalidad entre el 10000 y el 5000 a. C. en los Balcanes, que fue una ruta relevante para el proceso de neolitización de Europa», agrega Stefanovic.
La importancia de las madres prehistóricas
Según Stefanovic, el objetivo de este proyecto respaldado por el Consejo Europeo de Investigación era aportar pruebas biológicas del parto prehistórico e investigar los cambios poblacionales acontecidos al inicio del Neolítico en Europa. «Mediante el análisis de restos bioarqueológicos y el uso de simulaciones por ordenador, pudimos extraer varias conclusiones relevantes sobre el aumento de la fertilidad durante el Neolítico en Europa —explica Stefanovic—. Entre ellas, el hallazgo de que la mujer neolítica promedio tenía entre ocho y diez hijos». Pero la singularidad de este proyecto radica en su enfoque en el papel de las madres prehistóricas. Por ejemplo, los investigadores descubrieron un aumento del número de líneas de estrés en el cemento dental de las mujeres neolíticas. «Este no solo es uno de los primeros indicadores conocidos del aumento de la fertilidad, sino que también implica que las mujeres del Neolítico padecieron más estrés fisiológico que sus antepasadas del Mesolítico», señala Stefanovic.
La alimentación infantil como factor del aumento de la fertilidad
Los investigadores también estudiaron los posibles factores culturales y nutricionales que determinaron este aumento de la fertilidad. «Las madres neolíticas alimentaban a sus bebés con papilla, probablemente una mezcla de leche y cereales, utilizando cucharas de hueso elaboradas con esmero», comenta Stefanovic. «A partir de las marcas de mordiscos presentes en dichas cucharas, podemos concluir que este alimento permitió a las madres destetar a sus bebés a una edad más temprana, lo que pudo haber influido en la fertilidad». Stefanovic agrega que este nuevo alimento infantil conllevó con probabilidad una reestructuración sustancial de las familias, incluso de la sociedad. «Una menor dependencia de la lactancia materna supondría que otros miembros de la sociedad podrían ayudar con la puericultura, lo que en la práctica daba a las mujeres más tiempo para tener más hijos», comenta la investigadora. «Por lo tanto, la alimentación infantil constituyó un pilar importante para el aumento de la fertilidad observado en la Europa neolítica».
Inspiración para otros científicos
El proyecto BIRTH no solo realizó múltiples hallazgos antropológicos importantes, sino que además generó más concienciación sobre el papel fundamental que desempeñó la maternidad en la supervivencia humana. «Estoy orgullosa de que este proyecto haya sacado a las madres prehistóricas y sus bebés de los márgenes de la investigación científica y los haya ubicado en primer plano, que es donde deben estar donde. De este modo, espero haber inspirado a otros científicos a incorporar la maternidad prehistórica en su investigación», concluye Stefanovic.
Palabras clave
BIRTH, Neolítico, prehistóricas, madres, crecimiento poblacional, Edad de Piedra, fertilidad