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Climate Variability and Security Threats

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El cambio climático exacerba los conflictos, pero no los provoca (todavía)

Las conexiones entre el clima y los conflictos siguen siendo poco conocidas y, a menudo, objeto de investigaciones polarizadas y demasiado simplistas, que utilizan datos de mala calidad. En CLIMSEC se ha llevado a cabo un análisis de datos a fondo para aportar pruebas sólidas a los debates políticos.

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El proyecto CLIMSEC, respaldado por el Consejo Europeo de Investigación, ha explorado múltiples vías que podrían vincular la variabilidad del clima con la violencia política, y más en concreto la seguridad alimentaria. En este tema se incluyó el impacto tanto sobre los medios de vida como sobre los ingresos rurales, así como la repercusión sobre los precios de los alimentos, capaz de desencadenar conflictos en la población urbana. Un hallazgo esencial fue la importancia del contexto. Por ejemplo, sequías con características similares pueden tener consecuencias muy diferentes de una sociedad a otra. Se descubrió que el bajo desarrollo socioeconómico, la exclusión etnopolítica y una historia reciente de violencia aumentaban la posibilidad de conflictos en respuesta al cambio climático. «Las condiciones climáticas desempeñan un papel modesto en la configuración de la violencia política, en comparación con los factores políticos y socioeconómicos fundamentales. Es probable que esto cambie si los patrones meteorológicos son cada vez más frecuentes e intensos», afirma el investigador principal de CLIMSEC, Halvard Buhaug, del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo. Se han citado algunas de las conclusiones de CLIMSEC en las notas conceptuales elaboradas para los recientes debates del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el clima y la seguridad. Buhaug aportó sus conclusiones al Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU. Además, los resultados del proyecto se emplearon en las deliberaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, actualmente en el Consejo de Seguridad de la ONU. En estas deliberaciones se consideró la seguridad climática como prioridad destacada.

Las dificultades para determinar una relación causal

El principal reto al que se enfrentó CLIMSEC fue el de tratar de dar cuenta de las complejas relaciones entre naturaleza y sociedad, y entre vulnerabilidad y conflicto. Los grupos sociales no inician una lucha a causa de las temperaturas intempestivas, sino debido a vulnerabilidades preexistentes, activos financieros limitados o marginación política. Cuando estalla la violencia, a menudo se ve facilitada por el acceso a las armas y a los conocimientos técnicos, habitualmente como resultado de un conflicto reciente. Aunque su alcance es mundial, las fuentes de datos abiertos empíricos de CLIMSEC se centraron principalmente en el África subsahariana, donde hay conflictos generalizados y economías sensibles a los cambios medioambientales. Las fuentes incluyeron datos sobre el conflicto codificados a partir del análisis de noticias, datos socioeconómicos de organizaciones estadísticas, como las agencias de la ONU, y datos medioambientales de la vigilancia meteorológica. También se utilizaron encuestas de población de Afrobarometer para obtener contexto adicional. «Completamos el análisis a nivel de país con la investigación de distintos grupos sociales, lo que contextualizó las condiciones locales y dio origen a varias publicaciones», explica Buhaug. El equipo descubrió que es más probable que la variabilidad climática prolongue o aumente la frecuencia de los conflictos que no que los desencadene. Además, es principalmente un motor de violencia localizada de bajo nivel, como las disputas relacionadas con el territorio, más que de grandes conflictos armados en el seno de los Estados o entre ellos. En ambos casos, las condiciones climáticas ocupan un papel secundario, después de las condiciones políticas y socioeconómicas imperantes. Existe una conexión más fuerte entre el rápido aumento de los precios de los alimentos y el malestar social urbano en el Sur global. «No obstante, hay que tener cuidado al atribuir estos sucesos al clima. Los precios de los alimentos son también resultado de las políticas nacionales, la inflación, la especulación del mercado y los costes del transporte y los fertilizantes», añade Buhaug.

Prever el coste humano

En CLIMSEC también se utilizaron herramientas de previsión. Mediante la aplicación de una técnica denominada previsión fuera de muestra, se descubrió que las condiciones climáticas contribuyen poco a predecir con precisión los conflictos armados en un futuro próximo o los flujos migratorios. Asimismo, en CLIMSEC se estudiaron las implicaciones a largo plazo del riesgo de conflicto sobre el desarrollo de la sociedad, utilizándose datos de evaluación del impacto del cambio climático. Los hallazgos indican que, para finales de siglo, el riesgo medio mundial de conflicto podría ser hasta cuatro veces mayor con las hipótesis de desarrollo más pesimistas que con las que dan prioridad al desarrollo sostenible. Se espera que este aumento sea mayor si se tienen en cuenta los efectos del cambio climático, algo en lo que el equipo trabaja actualmente. «Nuestros resultados ponen de relieve la importancia que tiene para los responsables políticos analizar la trayectoria desde los conflictos hasta los impactos climáticos, en lugar del enfoque inverso típico», concluye Buhaug.

Palabras clave

CLIMSEC, conflicto, cambio climático, desarrollo sostenible, migración, alimentos, África subsahariana, violencia, medios de vida, ingresos

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