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CBRNE Detection in Containers

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Los sensores inteligentes pueden detectar materiales de destrucción masiva en contenedores

La presión comercial para mover con eficacia un gran número de portacontenedores hace que sea difícil inspeccionarlos adecuadamente para detectar cargas ilícitas o peligrosas. En COSMIC se ha desarrollado una gama de sensores y «software» para realizar el trabajo de forma eficaz, precisa y rentable.

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Las armas químicas, biológicas, radiológicas, nucleares y explosivas (QBRNE) atraen a los terroristas porque los materiales, la tecnología y los conocimientos necesarios para convertirlas en las llamadas «bombas sucias» son relativamente fáciles de conseguir. «Incluso si una bomba sucia no causara la pérdida de muchas vidas, las posibles consecuencias en términos de pánico masivo, perturbaciones económicas, evacuaciones y descontaminación serían muy perjudiciales», afirma David Yaish, del proyecto respaldado por la Unión Europea COSMIC. Con todo, la detección de amenazas QBRNE se enfrenta a una serie de retos. Los materiales biológicos no se inspeccionan sistemáticamente en tránsito y la forma en que se protegen los materiales nucleares y radiactivos impide una inspección directa. Además, las inspecciones suelen ser manuales, lo que lleva mucho tiempo y es poco práctico, dado el creciente volumen mundial de tráfico de contenedores. El equipo del COSMIC investigó, diseñó y probó un sistema de tres etapas para detectar materiales QBRNE ocultos en contenedores basado en ocho novedosos sensores de sustancias QBRNE. «COSMIC ofrece una detección rápida y fiable de las amenazas QBRNE en los contenedores, al tiempo que reduce el coste de la inspección. Puede integrarse con los flujos de trabajo de seguridad existentes, lo que proporciona a los operadores un sofisticado análisis de datos», explica Yaish, director general de Lingacom, entidad anfitriona del proyecto.

Sensores y «software»

Antes de COSMIC, mientras Lingacom desarrollaba un escáner de muones para detectar materiales radiactivos y nucleares protegidos en contenedores, el equipo se percató de que había obstáculos a la hora de detectar otros materiales. La gran cantidad de contenedores transportados puede bloquear eficazmente las señales químicas de los materiales QBRNE. Además, las autoridades portuarias mantienen los contenedores en movimiento para evitar perturbaciones comerciales, lo que hace que estas largas inspecciones no sean deseables. Para agravar el problema, los contenedores suelen ser de acero grueso y estar precintados y cerrados, ya que los terroristas suelen camuflar los rastros de los materiales peligrosos para evadir los detectores estándar. Los socios tecnológicos de COSMIC —como Lingacom, Technion, la Universidad Ben-Gurión y el CNB-CSIC en colaboración con la Universidad de Yale— desarrollaron ocho sensores para detectar materiales QBRNE: dos para sustancias químicas, cuatro para sustancias biológicas (tres para bacterias y uno para virus), uno para sustancias nucleares y radiactivas y uno para sustancias explosivas. Estos sensores ofrecen tres niveles de inspección que van aumentando en intensidad: primario, secundario y, por último, una inspección manual más focalizada. El socio del proyecto Atos desarrolló el «software» para que los usuarios finales, como los agentes de aduanas, pudieran acceder a los datos de los sensores, así como a las evaluaciones de riesgo y las alarmas del «software» de análisis, a través de dispositivos conectados a internet. Todos los sensores se probaron con éxito en las pruebas de laboratorio en Technion, la Universidad Ben-Gurión y el CNB-CSIC en colaboración con la Universidad de Yale y en las pruebas de campo realizadas en los puertos marítimos de Róterdam, Valencia y Haifa, basándose en los planes facilitados por los usuarios finales: la administración aduanera holandesa, la Guardia Civil española y la Policía Nacional israelí, respectivamente. «Nuestro sistema ha demostrado ser muy preciso en la detección de materiales QBRNE en escenarios reales —comenta Yaish—. En cuanto nuestra tecnología esté lista para comercializarse, esperamos poder ayudar a las autoridades a hacer frente al terrorismo y mantener seguros a los ciudadanos», añade.

Una amenaza muy real

Los atentados terroristas a gran escala perpetrados en los últimos años en las calles de ciudades europeas como París, Mánchester, Londres, Bruselas y Barcelona ponen de manifiesto los complejos y urgentes retos de seguridad a los que se enfrentan las autoridades. Pero si los terroristas consiguieran y utilizaran materiales QBRNE en una bomba sucia, el número de víctimas y la devastación serían aún mayores. Apenas 2 años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, un informe del Senado de los Estados Unidos desveló que, desde 1998, se habían denunciado más de 1 300 incidentes de dispositivos perdidos, robados o abandonados que contenían material radiactivo precintado solo en ese país, una media de unos 250 al año. Más recientemente, la Organización del Tratado del Atlántico Norte ha advertido de la amenaza que representa la disponibilidad de materiales biológicos y químicos tóxicos, como el cloro, el gas mostaza y el sarín.

Palabras clave

COSMIC, bomba sucia, terrorista, seguridad, química, biológico, radiológico, nuclear, explosivo, armas, amenazas, contenedores

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