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¿Por qué el alfabeto inglés tiene veintiséis letras?

Puede que los británicos se preocupen por su «p» y su «q», pero han olvidado por completo la «ñ» y la «ß». La lingüista y epigrafista Philippa Steele explica la sorprendente historia de la lengua escrita.

Sociedad icon Sociedad

Para entender por qué el alfabeto inglés tiene veintiséis letras, primero tenemos que desviarnos por campos históricos poco conocidos que trazan las relaciones entre sociedades, culturas y lenguas que dieron forma a todos los sistemas de escritura. A mediados del siglo XX, Ignace Gelb introdujo un principio evolutivo, por el que se presentaban los primeros sistemas de escritura como primitivos y pictográficos, y las versiones silábicas (como el alfabeto) como la cúspide del logro cultural. «Este enfoque refleja mucho bagaje cultural y no es muy exacto —señala Steele, investigadora asociada de la Facultad de Filología Clásica de la Universidad de Cambridge—. De hecho, vemos coexistir diferentes tipos de sistemas de escritura en distintos períodos históricos». Steele cita los jeroglíficos egipcios como un buen ejemplo de un sistema de escritura que se desarrolló siguiendo un camino bastante lineal desde una imagen que representaba una cosa, a una imagen que representaba la palabra para una cosa y ,luego, los sonidos de la palabra para una cosa. Esos sonidos pueden aplicarse a otras palabras con significados diferentes para expresar conceptos abstractos.

Todo el inglés

En Egipto, hacia la primera mitad del segundo milenio a. e. c., los mineros que hablaban una lengua semítica del noroeste se inspiraron en los jeroglíficos egipcios para crear su propio sistema alfabético. Tal y como Steele explica: «Crearon signos basados en su propia lengua. De esta manera, “aleph”, derivado de la palabra semítica noroccidental referente a “buey”, se parece a la cabeza de un buey. También tomaron prestada de los jeroglíficos la idea de los signos que solo representan una consonante y los aplicaron a los sonidos de su lengua». El alfabeto resultante tenía probablemente unas veintidós letras, con una correspondencia aproximada de fonema consonántico a letra. Sin embargo, las lenguas indoeuropeas, como el griego, tenían muchas palabras cuyos sonidos no podían representarse solo con signos consonánticos. «Así que estas primeras sociedades que desarrollaron el alfabeto reutilizaron signos que ya estaban en este conjunto inicial para representar vocales y así se formó el alfabeto griego y, más tarde, el latino, con entre veinticinco y veintiséis letras», añade Steele. En la Edad Media, con la expansión del catolicismo, el alfabeto y la lengua latinos se hicieron prominentes en los templos europeos. «El inglés antiguo primigenio del que se tiene constancia está escrito con letras rúnicas germánicas, pero hacia el siglo VI empezamos a ver cómo ya se utilizaba el alfabeto latino para el inglés. De hecho, las primeras versiones del inglés en alfabeto latino aún incluían algunas letras rúnicas», señala Steele. Por lo tanto, en esencia, el alfabeto inglés acabó teniendo veintiséis letras porque reflejaba el número de fonemas del alfabeto latino.

Remover la sopa de letras

La historia recoge muchos casos de interferencia en el desarrollo alfabético. Por ejemplo, el alfabeto latino primitivo no tenía ningún signo para la «g», pero, como se necesitaba el sonido asociado a ella, la letra se creó añadiendo un trazo a la «c», incluida como séptimo símbolo del alfabeto. Este puesto lo ocupaba anteriormente la «z» hasta que fue eliminada alrededor del año 300 a. e c. por el censor romano Apio Claudio «el Ciego». «Aunque se decía que simplemente no le gustaba la letra, lo más probable es que, como la “z” nunca había sido un fonema independiente en latín, pareciera redundante. Se restableció cuando los romanos se dieron cuenta de que la necesitaban para transcribir el griego con precisión», explica Steele. Así que, como experta en lenguas, ¿hay alguna letra que Steele añadiría —o eliminaría— del alfabeto inglés? «Aunque sería útil tener una sola letra para ciertos sonidos en lugar de un dígrafo como la “sh”, revisaría la ortografía, y la haría más coherente y fácil de aprender —responde—. Pero entonces, perderíamos la historia peculiar que engloba el alfabeto, y la historia no siempre es amable con los reinicios lingüísticos». Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Steele: Desvelar las relaciones entre los sistemas de escritura primitivos

Palabras clave

CREWS, alfabeto, escritura, fonema, letra, inglés, lengua, jeroglífico, latín