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Lab to Fab development of air decontamination system for protecting health practitioners against COVID19

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Un exterminador silencioso y seguro que elimina bacterias, virus y esporas de moho del aire

Un purificador de aire de nueva generación utiliza una tecnología novedosa para limpiar los espacios interiores de bacterias, virus, esporas de moho y otros agentes patógenos transmitidos por el aire sin crear subproductos nocivos.

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La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto el riesgo de infección por vía aérea en los espacios cerrados, donde se produjo la mayor parte de la transmisión, incluso en los hospitales. Ahora, un nuevo tipo de purificador de aire puede eliminar rápidamente todos los agentes patógenos transmitidos por el aire mediante una novedosa tecnología de bajo mantenimiento que no utiliza productos químicos ni deja subproductos contaminantes. El equipo del proyecto CleanAir, financiado con fondos europeos, ha desarrollado un dispositivo conocido como matriz de electrodos laminares (LEA, por sus siglas en inglés), una configuración especial patentada de microelectrodos. «El aire contaminado entra por un extremo y elimina bacterias, virus y esporas de moho al atravesar el dispositivo», explica Markus Villinger, coordinador del proyecto y director general de Villinger GmbH en Austria, uno de los principales socios del consorcio. «Desactiva el material orgánico utilizando un voltaje muy alto y un impacto cinético», añade y también señala que es «supersilencioso». En comparación con los purificadores de aire que hay actualmente en el mercado, «el nuestro ofrece la mayor reducción de bacterias y virus: un 99,99992 % —que es el límite de detección—, aunque probablemente sea más», señala Villinger. «Y lo hace sin producir ozono. No necesita mantenimiento ni filtros en los que se acumulen residuos». Los actuales filtros de aire de partículas de elevada eficacia, utilizados habitualmente en interiores, no pueden desactivar partículas muy pequeñas como el coronavirus, por lo que los residuos orgánicos pueden aglomerarse en el interior del dispositivo. «Podría ser una posible fuente de contaminación», afirma Villinger. Otros purificadores existentes utilizan luz ultravioleta, pero al igual que los ionizadores, producen ozono nocivo. Algunos dispositivos naturales, como el desarrollado en el marco del proyecto NATEDE, financiado con fondos europeos, son adecuados para uso doméstico, pero no para grandes aglomeraciones.

Pruebas en un laboratorio especial de bioseguridad

El dispositivo LEA se probó en un laboratorio de Kansas (Estados Unidos). «Normalmente, la prueba dura 150 minutos, en los que introducen el virus en una habitación y luego miden cómo se reduce la carga vírica. En 90 minutos no pudieron detectar nada. Es un resultado muy bueno», añade Villinger. Las primeras pruebas se realizaron con virus, pero como los casos de COVID-19 empezaron a disminuir en el transcurso del proyecto, también se llevaron a cabo con éxito pruebas de carga bacteriana y esporas de hongos, incluidos estafilococos y otras bacterias que se propagan en los hospitales.

Desarrollado para hospitales

El purificador para hospitales puede instalarse en el techo, como un aparato de aire acondicionado. Ya se ha vendido a hospitales de Austria, Alemania e Italia. «Empezamos con los hospitales porque había demanda en Italia, donde mucha gente moría de COVID-19 porque se infectaba en el hospital», explica Villinger. No solo protegerá a los profesionales sanitarios y a otras personas, sino que podría ayudar a contener futuros coronavirus u otros microbios hospitalarios transmitidos por el aire. En la actualidad, los dispositivos se fabrican internamente a pequeña escala. «No estamos preparados para grandes cantidades, así que buscamos socios que puedan fabricarlo en el marco de una licencia», explica Villinger.

Versiones más pequeñas para el transporte

En colaboración con la industria automovilística, se están desarrollando versiones más pequeñas para su uso en autobuses, trenes y aviones. «También estamos buscando un socio para colocarlo en los ascensores. Las personas utilizan los ascensores continuamente, así que allí será muy eficaz», según Villinger. Además, podría ser útil fuera de la Tierra. «Tenemos el proyecto Clean Air in Space en colaboración con la Agencia Espacial Europea para mejorar la calidad del aire en la Estación Espacial Internacional con nuestra tecnología», explica, recordando que los astronautas pasan muchos meses en espacios cerrados.

Palabras clave

CleanAir, matriz de electrodos laminares, bacterias, virus, esporas de moho, purificador de aire, COVID-19, ozono, ionizadores, estafilococos, Clean Air in Space, Estación Espacial Internacional

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