Comprometerse con los lugares para contrarrestar la homogeneidad urbana
La rápida urbanización actual puede dificultar el establecimiento de un sentido del lugar. «Los barrios que una vez fueron únicos se han convertido en espejos de la globalización, donde en vez de carácter hay más de lo mismo», afirma Adrienne Grêt-Regamey(se abrirá en una nueva ventana), científica medioambiental y planificadora paisajística en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich(se abrirá en una nueva ventana). A medida que las ciudades y pueblos se vuelven cada vez más homogéneos, lo que a menudo se pierde es la cultura y los estilos de vida que antaño constituían el tejido social de las comunidades locales. A medida que este tejido se deshace, también lo hace nuestra motivación para relacionarnos con los lugares. «El sentido del lugar es lo que nos conecta con nuestras comunidades y nuestros vecinos. Sin ello, corremos el riesgo de perder un motivador clave para mejorar los lugares donde vivimos», añade Grêt-Regamey. Con el apoyo del proyecto GLOBESCAPE(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, Grêt-Regamey lidera una iniciativa para comprender mejor y fomentar la creación de lugares. «Al analizar el papel de la creación de lugares, pretendíamos fomentar una transformación urbana integradora, sostenible y resistente en un mundo cada vez más globalizado», afirma.
Homogeneización urbana y respuesta emocional de los habitantes de las ciudades
Utilizando pruebas empíricas, métodos innovadores y tecnología punta, los investigadores pudieron obtener una perspectiva única del impacto directo que tiene el cambio urbano en la creación o el desplazamiento del sentido del lugar y, en última instancia, en la creación de lugares. «Por primera vez, demostramos que la homogeneización urbana reduce los vínculos afectivos con los lugares y, a la larga, nuestra disposición a comprometernos con los barrios», explica Grêt-Regamey. Aunque este impacto en la respuesta emocional se observa en todos los habitantes de las ciudades, es más pronunciado en las zonas periurbanas que en las urbanas y rurales, probablemente como resultado de la menor cohesión social y apego al lugar que se da en estas zonas.
Tecnología para transformar lugares
El equipo del proyecto, que contó con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), también desarrolló una novedosa tecnología de nubes de puntos tridimensionales que permite activar debates sobre estética y fomentar cambios intencionados de los paisajes urbanos para generar un sentido del lugar. La tecnología se integró en un juego serio que desafía a los jugadores a transformar sus barrios para que dejen de ser un espacio y se conviertan en un lugar. El juego —aplicado en dos barrios, uno en Suiza y otro en Finlandia— permitió a los investigadores identificar las palancas de la transformación de los barrios urbanos. En concreto, los investigadores demostraron que las palancas que interactúan con los conocimientos, valores y creencias de las personas, potencialmente activadas a través de procesos de participación dirigidos por los ciudadanos, son fundamentales para desbloquear con éxito la transformación urbana.
Las personas y la participación sobre la planificación y los procesos
Esas conclusiones ayudaron al equipo del proyecto a desarrollar métodos para ampliar el papel de la creación de lugares en el ámbito de la planificación urbana. «Nuestro trabajo demuestra el importante papel que desempeñan las personas y la participación para hacer posible el cambio transformador urbano. El reto es capacitar a las personas para contrarrestar los procesos de planificación urbana, demasiado a menudo impulsados por la economía e inflexibles, que siguen erosionando nuestro sentido del lugar», concluye Grêt-Regamey. En el proyecto se trabaja actualmente en la puesta en práctica de sus conclusiones para planificar y diseñar ciudades integradoras y resilientes.
 
           
         
             
        
                     
         
         
        