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How a mutualism evolves: learning, coevolution, and their ecosystem consequences in human-honeyguide interactions

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Lo que una extraordinaria relación revela sobre las interacciones entre humanos y animales

Un grupo de científicos estudia cómo evolucionan los mutualismos y cómo pueden diferir debido a la variación cultural, mediante la investigación de las interacciones entre un ave que busca miel y los humanos que se alimentan de ella

Investigación fundamental icon Investigación fundamental

Los organismos interactúan entre sí de innumerables maneras. Estas interacciones, incluida la depredación, y la simbiosis sirven para configurar los ecosistemas y sustentan gran parte de la variedad de vida que existe en el planeta. Los mutualismos, por ejemplo, asociaciones estrechas que benefician a ambas especies, se dan en todo el mundo natural, aunque son extremadamente infrecuentes entre animales y humanos. Tales interacciones están bien documentadas, aunque el papel de los rasgos aprendidos en su origen, estabilidad y consecuencias evolutivas y ecológicas es menos conocido. El equipo del proyecto Honeyguides-Humans, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, estudia un importante mutualismo entre un ave africana y los recolectores de miel humanos, y el papel que desempeñan en esta interacción los comportamientos aprendidos. Al indicador grande, «Indicator indicator», le gusta comer cera de abejas, pero no siempre puede acceder a ella. Así que muestra dónde están las colmenas de abejas a los humanos, quienes someten a las abejas y abren las colmenas. Los pájaros se quedan con la cera, los humanos con la miel.

Comprender la variación cultural

Este mutualismo específico es un modelo especialmente interesante de estudiar, ya que estas interacciones varían en toda África debido a la diversidad cultural de los seres humanos en todo el continente. «La variación cultural y ecológica determina el funcionamiento de la cooperación», explica Claire Spottiswoode, investigadora principal asociada del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y coordinadora del proyecto Honeyguides-Humans. Por ejemplo, las poblaciones humanas difieren en cuanto a si cosechan las colmenas de abejas y cómo lo hacen, y si ofrecen intencionadamente recompensas de cera al indicador o se las niegan. «Lo más sorprendente es que las distintas culturas de recolectores de miel de diferentes partes de África utilizan distintas llamadas para comunicarse con sus guías melíferos, para atraerlos para que vengan a guiarlos y para mantener la atención de un guía melífero mientras lo siguen —a veces durante un kilómetro o más— hasta una colmena», afirma Spottiswoode. Estas llamadas derivan de las culturas e incluyen varios trinos distintivos, gruñidos, gritos, canciones, melodías silbadas y silbidos hechos con instrumentos como frutos secos o conchas de caracol. Uno de los objetivos del proyecto ha sido, por tanto, explorar cómo las tradiciones gratificantes y la comunicación recíproca entre humanos e indicadores alteran sus interacciones y refuerzan los rasgos de la otra especie. Algunas de sus conclusiones se publicaron en un estudio en «Proceedings of the Royal Society B» en 2022. El proyecto está en curso hasta mayo de 2024, por lo que muchos de los resultados y análisis aún se están ultimando.

Una colaboración cultural

Spottiswoode destaca que toda la investigación de su equipo se ha inspirado y llevado a cabo con el apoyo y la colaboración de las comunidades de recolectores de miel, en particular la de la aldea de Mbamba, en la Reserva Especial de Niassa (Mozambique). «Nada de este proyecto habría sido posible sin su inspiración, habilidad, hospitalidad y su propia recogida directa de datos», señala. Los datos con importancia ecológica del proyecto también contribuyen directamente a salvaguardar este notable ejemplo de cooperación entre especies. «Para salvaguardar estos aspectos particulares de nuestro patrimonio humano en el futuro, tenemos que asegurarnos de que tanto los humanos como sus compañeros de la fauna salvaje sigan motivados para cooperar, en un entorno que apoye sus actividades compartidas, y conserven sus conocimientos compartidos entre especies sobre cómo hacerlo», afirma Spottiswoode. «Seguimos investigando. La diversidad de tradiciones melíferas ha inspirado muchas preguntas nuevas —añade Spottiswoode—. Y por las técnicas de investigación que el proyecto nos ha permitido desarrollar: para rastrear a los indicadores y para permitir que los recolectores tradicionales de miel contribuyan de forma crucial a la recogida de datos».

Palabras clave

Honeyguides-Humans, ave, miel, humano, cultural, interacciones, cera de abejas, rasgos

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