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Puesta a prueba de la relación entre la política y la apelación a las emociones

El auge del populismo en toda Europa sugiere que los políticos apelan cada vez más a las emociones más básicas de los votantes, y que el electorado está respondiendo. A partir de discursos históricos y trabajos experimentales, el equipo del proyecto POLEMIC, financiado con fondos europeos, dibuja un panorama más complejo.

Sociedad icon Sociedad

En la política, las emociones pueden estar a flor de piel, y una campaña adecuadamente emotiva puede influir en unas elecciones. ¿Los políticos apelan más a las emociones de los ciudadanos en la actualidad que en el pasado? ¿Funcionan estas apelaciones para cambiar la política de una sociedad y, en caso afirmativo, qué tipo de apelaciones a la emociones son más eficaces? El equipo del proyecto POLEMIC, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, pretendía responder a todas estas preguntas y más. Un equipo de investigadores dirigido por Gijs Schumacher, profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad de Ámsterdam, utilizó los métodos más avanzados para examinar las apelaciones a las emociones históricas de los políticos y si la gente respondía a ellas. «A partir de disciplinas como la psicología, la lingüística, la sociología y las ciencias políticas pudimos generar distintas hipótesis que explicaran por qué nos afectan determinadas apelaciones a las emociones de los políticos», afirma Schumacher, coordinador del proyecto POLEMIC. El equipo analizó discursos históricos de la base de datos ParlGov, que contiene treinta años de discursos de políticos de siete países, y EUSpeech, que incluye discursos de jefes de Gobierno de quince países de los últimos veinte años, así como datos de Twitter de Dinamarca. A pesar del reciente giro hacia políticas populistas en Europa, «no encontramos que el lenguaje en la política se esté volviendo más emocional, como a menudo se sugiere —señala Schumacher—. Más bien hay mucha más variación a lo largo del tiempo y entre países».

Análisis de la apelación a las emociones

Los investigadores estudiaron los efectos de las apelaciones a las emociones, tanto en los textos como en las expresiones faciales. En una de las pruebas, utilizaron «software» para manipular las expresiones de los líderes políticos afines o no afines —aquellos que comparten o no la identidad política de una persona— y de los ciudadanos de a pie. Encontraron respuestas potentes inconscientes hacia el líder de los partidos políticos que no eran afines, detectadas tanto con electroencefalografía (que mide la actividad encefálica) como con electromiografía facial (que mide el movimiento tenue de los músculos que se utilizan para sonreír o fruncir el ceño). «Esto implica que tenemos potentes respuestas emocionales a los líderes de partidos políticos que no son afines y les prestamos mucha atención», explica Schumacher. Otra prueba expuso a los participantes a dos carteles electorales en los que se manipulaban las expresiones faciales, el tono y la ideología de los políticos. «La sonrisa y los tonos positivos funcionan muy bien», añade Schumacher. Esto ocurría incluso cuando las opiniones políticas no coincidían. «En un estudio descubrimos que la probabilidad de votar a un político con cuya declaración no se está de acuerdo sigue siendo de la mitad mientras este político sonría», declara Schumacher. El resultado, quizá sorprendente, es que las apelaciones a las emociones negativas son menos eficaces que las positivas.

Un desfase de emociones

El equipo del proyecto también investigó qué significa que los ciudadanos afirmen estar enfadados, ansiosos o esperanzados con la política. Utilizando las descripciones de las personas de situaciones que provocaban emociones específicas junto con una serie de preguntas de la encuesta, el equipo del proyecto identificó «que, a menudo, las emociones de la gente no corresponden con la situación —señala Schumacher— un hallazgo realmente sorprendente, porque podemos hacer esto en un entorno más personal». Sin embargo, esto solo se refiere a la experiencia consciente de las emociones. «Las emociones son un fenómeno mucho más rico, también incluyen procesos inconscientes», añade. En varios estudios, la respuesta consciente e inconsciente a un estímulo político no coincidían. Los hallazgos podrían conducir a nuevas intervenciones que mejoren la correspondencia entre nuestra evaluación de la situación y las emociones que creemos sentir, explica Schumacher. Esto se estudiará en un nuevo proyecto financiado con fondos europeos, IP-PAD (Interdisciplinary Perspective on Adolescence and Democracy). «Tenemos que ser más críticos con parte del discurso sobre las emociones en la política —dice Schumacher—. Periodistas, políticos y líderes de opinión hablan de ciudadanos enfadados o ansiosos, pero tenemos que ser más críticos con lo que eso implica».

Palabras clave

POLEMIC, emoción, discurso, política, histórico, datos, periodistas, desfase, apelación

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