Transformación ecológica de destilados desodorizantes en productos de valor añadido
Los aceites vegetales comestibles se obtienen tras procesar y refinar semillas oleaginosas como la colza, las semillas de girasol, los granos de palma, las aceitunas y la soja, entre otras. El refinado de aceites vegetales genera una serie de subproductos y residuos. Entre ellos se encuentran los destilados desodorizantes producidos en las etapas finales del proceso de refinado del aceite, cuando se eliminan los olores y sabores indeseables. Los destilados desodorizantes son ricos en ácidos grasos libres y contienen pequeñas cantidades de compuestos valiosos como el escualeno y los esteroles, utilizados en cosmética y nutracéutica. Actualmente, la principal aplicación de los destilados desodorizantes es la conversión de sus ácidos grasos libres en biodiésel. Los componentes menores se extraen con técnicas de destilación caras y de alto consumo energético para aplicaciones de alto valor. Con la financiación de la Empresa Común para las Bioindustrias —ahora denominada «Empresa Común para una Europa Circular de Base Biológica», una asociación público-privada entre la Unión Europea (UE) y la industria— el equipo del proyecto IRODDI desarrolló tecnologías innovadoras más ecológicas que funcionan en condiciones «más suaves» para valorizar los destilados desodorizantes.
Procesos más ecológicos y productos de origen biológico superiores
En IRODDI se han integrado tres pilares clave esenciales para los objetivos de sostenibilidad de la UE: tecnologías de transformación más respetuosas con el medio ambiente, valorización de los residuos según los principios de la economía circular y sustitución de los productos que utilizan materias primas fósiles por alternativas renovables procedentes de la biomasa. El consorcio desarrolló nuevos tensioactivos ecológicos haciendo reaccionar ácidos grasos con líquidos iónicos benignos. «Los tensioactivos de origen biológico obtenidos en IRODDI se han incluido en la formulación de nuevos detergentes para aplicaciones polivalentes. La validación por parte de empresas externas y socios del consorcio ha demostrado que la capacidad de limpieza de estos detergentes ecológicos que no irritan la piel humana es superior a la de los detergentes tradicionales», señala la coordinadora científica de IRODDI, Olga Gómez De Miranda, de Tecnalia Research & Innovation. El equipo también estudió un proceso de esterificación enzimática de destilados desodorizantes con glicerol para producir aceites base destinados a lubricantes biodegradables a partir de materias primas renovables más baratas. Además, los investigadores desarrollaron una tecnología eficaz basada en la extracción con CO2 supercrítico para aislar el escualeno de los destilados del desodorizante. «El escualeno puede concentrarse más de ocho veces en un solo paso de extracción con CO2 supercrítico, algo imposible con cualquier otra tecnología», señala Gómez de Miranda. Estas tecnologías pueden utilizarse por separado o combinarse en un proceso integrado de biorrefinería para maximizar los beneficios.
Una economía circular al servicio de la bioeconomía europea
Los resultados de IRODDI abordan objetivos económicos, sociales y ecológicos. Las vías innovadoras del proyecto para la transformación sostenible de materias primas residuales en productos de valor añadido contribuyen a la optimización de recursos y la reducción de residuos. El proyecto es un ejemplo de cómo la bioeconomía y la economía circular pueden aplicarse con éxito en un esquema industrial real. En IRODDI se ha demostrado la viabilidad técnica, medioambiental y económica de los procesos implicados. «Nuestros resultados son un paso significativo hacia la consecución de un panorama más sostenible y económicamente competitivo dentro de la industria del refinado de aceites vegetales», concluye Gómez de Miranda.
Palabras clave
IRODDI, de origen biológico, destilados desodorizantes, bioeconomía, economía circular, escualeno, CO2 supercrítico, biomasa, líquidos iónicos, biorrefinería
