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What is Tuberculosis? Challenging the Current Paradigm of Tuberculosis Natural History using Mathematical Modelling Techniques

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Información nueva sobre los mecanismos de transmisión de la tuberculosis acercan su control

Cambiar la forma de clasificar la tuberculosis podría llevar a un control más eficaz de la propagación de la enfermedad y ayudarnos a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible contra la tuberculosis.

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Alrededor de diez millones de personas se enferman gravemente de tuberculosis (TB) cada año y, aunque disponemos de un tratamiento eficaz, más de un millón muere a causa de esta enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud. «Además de esos diez millones, ahora sabemos que la tuberculosis daña los pulmones u otros órganos de millones de personas más, y sin embargo la política mundial casi siempre ignora a estos grupos», afirma Rein Houben, colíder del grupo de modelización de la TB de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Aunque se ha producido un descenso lento en el número de infectados, de alrededor del 2 % anual, es mucho menos de lo necesario si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de la Salud, que fijan como meta una reducción del 90 % en el número de muertes por TB y del 80 % en la tasa de incidencia de esta enfermedad, de aquí a 2030. «El descenso no sólo es lento, sino también mucho menor de lo esperado, teniendo en cuenta la cantidad de personas que están recibiendo tratamiento contra la TB, lo que debería haber dado lugar a reducciones más rápidas. Pero este desfase entre expectativas y realidad es en parte lo que nuestro trabajo trataba de explicar», señala Houben, coordinador del proyecto TBornotTB, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI).

Cuestionar el paradigma establecido de la infección tuberculosa

Al inicio del proyecto TBornotTB ya había indicios de que las verdades establecidas no se podían sostener. Una de las piedras angulares de la política contra la TB había sido el paradigma clásico de que quienes estaban enfermos y podían transmitir la TB presentaban síntomas y acudían a una clínica. El tratamiento les salvaría la vida y protegería a la comunidad. Sin embargo, esa relación entre síntomas y transmisión no es cierta, «lo cual», dice Houben, «es un gran problema, con muchas consecuencias». Piensa que la creencia en el paradigma clásico ha desaparecido en su mayor parte, en parte gracias a los hallazgos del proyecto. Como a casi todo el mundo en las últimas cuatro décadas, a Houben le enseñaron que alguien tenía una «infección latente», en cuyo caso no había enfermedad ni se requería tratamiento. Por otro lado, la enfermedad era «activa», es decir, sintomática, infecciosa y con un alto riesgo de muerte si no se trataba. «Se pensaba que no había estados 'intermedios' y que la TB, si te golpeaba, lo hacía al instante y con fuerza», añade. Pero cuando los profesionales sanitarios empezaron a preguntar a las personas que tenían tuberculosis si eran conscientes de algún síntoma, alrededor del 50 % dijo que no. Así que el equipo del proyecto recurrió a los registros históricos desde 1905 hasta los años sesenta del siglo pasado, durante los cuales no hubo tratamiento, y a los datos contemporáneos, para intentar establecer la parte que faltaba del rompecabezas. «Aunque trágicos para las muchas personas que padecieron TB sin tratamiento, estos datos antiguos podrían decirnos cómo evolucionó la TB a lo largo del tiempo, cuántas personas se recuperaron y con qué rapidez», explica. Los datos actuales proceden de encuestas de prevalencia: estudios masivos en los que se somete a decenas de miles de personas a pruebas de detección de la TB, que muestran el tamaño real del iceberg de la TB y la magnitud de la transmisión subclínica.

Resultados sorprendentes revelan las deficiencias de las políticas contra la TB

«Esos datos nos demostraron que casi todo lo que nos habían enseñado sobre la TB era erróneo. No hay dos estados, con un solo cambio de paso entre ellos. En los seres humanos, la TB causa daños en un amplio espectro de enfermedades, y las personas pueden ascender y descender en este espectro. La consecuencia es que las políticas actuales contra la TB son casi con toda seguridad totalmente insuficientes para impedir que la enfermedad cause daños incalculables a las personas y sus comunidades», afirma Houben. Este espectro de la enfermedad era bien conocido entre 1900 y 1960, pero, explica Houben, simplemente desapareció de la enseñanza y la política en materia de TB. «Ahora estamos redescubriendo conocimientos que ya existían». En su opinión, estos conocimientos vitales son el resultado de un grupo creciente de científicos que cuestionan el «statu quo». «Afortunadamente, el CEI estaba dispuesto a financiar a nuestro equipo para que revisara pilas de documentos antiguos en tres idiomas, encontrara y utilizara los datos que contenían», señala.

Poner en práctica la información nueva en la gestión de la TB

Como el equipo se aventuraba en territorio científico desconocido, tardó en encontrar terreno firme, y más de lo esperado en reunir todos los datos y el modelo. Pero ahora que han desarrollado el modelo, pueden abordar cuestiones políticas importantes. En concreto, cómo funcionan las distintas estrategias de diagnóstico cuando la enfermedad se considera un espectro, en lugar de un único estado patológico como hasta ahora. Houben añade: «Un hallazgo clave es que las políticas actuales contra la TB, incluso si funcionan al 100 % (que nunca lo hacen), ignorarán más de la mitad de todas las transmisiones». Si no cambiamos, no acabaremos con la TB en nuestras vidas. De hecho, no se sabe si alguna vez podremos, sin replantearnos nuestras ideas preconcebidas».

Palabras clave

TBornotTB, CEI, TB, tuberculosis, infección tuberculosa, transmisión, política

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