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Evolution on an island continent: feeding ecology of Pleistocene sloths

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Se revelan antiguos hábitos alimentarios mediante el análisis de aminoácidos

En un estudio sobre los perezosos terrestres prehistóricos se han validado unas técnicas analíticas nuevas y se ha aportado información nueva sobre los hábitos alimentarios y el comportamiento de los antiguos mamíferos.

Los biólogos aún no pueden explicar del todo la propagación global de los organismos ni la estructura de los ecosistemas tal y como los conocemos en la actualidad. Tal y como explica Julia Tejada, del Instituto Tecnológico de California(se abrirá en una nueva ventana) (Estados Unidos) y beneficiaria de una beca de investigación en el proyecto FEPS(se abrirá en una nueva ventana): «Pensemos en la selva amazónica». «Es la región continental más diversa y, sin embargo, hace solo 10 000 años estaba habitada por perezosos terrestres gigantes, ungulados autóctonos con aspecto de rinocerontes, mastodontes y aves gigantes, entre otros animales extintos».

Reevaluación de la vida prehistórica en Sudamérica

El equipo del proyecto FEPS, coordinado por la Universidad de Cambridge(se abrirá en una nueva ventana) (Reino Unido), pretendía reevaluar cómo eran realmente los ecosistemas sudamericanos antes de la última extinción de la era glacial. «Descubrir que los fósiles de perezosos tenían ecologías diferentes de lo que se creía podría alterar drásticamente nuestra comprensión de estas comunidades», apunta Tejada. El equipo del proyecto, que contó con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana), se propuso reunir pruebas directas de la alimentación de estos animales extintos, en lugar de basarse en indicadores indirectos como las formas de los cráneos o los dientes. «Llevamos a cabo análisis isotópicos de aminoácidos —indica Tejada—. Esto nos proporcionó información directa del comportamiento alimentario y nos permitió evaluar si se consumían proteínas vegetales o animales». Tejada visitó colecciones paleontológicas de todo el mundo para recoger estas muestras. «Los fósiles suelen tener un contenido bajo o nulo de colágeno: cuanto más antiguo es el fósil, menos probabilidades existen de recuperar compuestos orgánicos —explica Tejada—. También suelen contener compuestos orgánicos del suelo difíciles de eliminar. Por eso tuvimos que modificar nuestro planteamiento, a base de mucha prueba y error». Una vez aisladas y extraídas las proteínas, se llevaron a cabo una serie de procedimientos químicos para descomponer la proteína en sus aminoácidos constituyentes. «La paciencia y la persistencia suelen ser cruciales para lograr el éxito en la experimentación geoquímica», añade Tejada.

Validación de unas técnicas analíticas nuevas

Aunque gran parte de este análisis está en curso, ya se han alcanzado algunas conclusiones preliminares. «Descubrimos que algunos aspectos de las comunidades de mamíferos de Sudamérica eran más complejos de lo que pensábamos en un principio, con comportamientos alimentarios más versátiles de lo previsto», destaca Tejada. Estos hallazgos iniciales han ayudado a validar las técnicas analíticas aplicadas a lo largo del proyecto, que han proporcionado pruebas directas de determinados rasgos biológicos, como las preferencias alimentarias. Antes, las muestras se evaluaban utilizando datos de isótopos de nitrógeno(se abrirá en una nueva ventana), que, según Tejada, pueden ser imprecisos, en el mejor de los casos, y engañosos, en el peor. Del mismo modo, el simple estudio de indicadores indirectos, como la forma del cráneo o de los dientes, solo puede decir mucho a los científicos sobre lo que hace un animal y lo que puede hacer.

Descubrir el papel de la alimentación en las enfermedades

Tejada tiene previsto ampliar este trabajo inicial para comprobar si otros aminoácidos obtenidos pueden predecir rasgos biológicos. «Además, estamos pasando del uso de aminoácidos del colágeno y la queratina a otros tipos de proteínas que podrían conservarse a mayor profundidad a lo largo del tiempo», explica. Las aplicaciones de las técnicas utilizadas en este proyecto podrían ir más allá de la investigación paleoecológica. «Prevemos aplicaciones en ámbitos como el papel de la alimentación en las enfermedades», añade Tejada. «Nuestra técnica podría ayudar a rastrear la síntesis de aminoácidos y las distintas vías metabólicas utilizadas en diversos procesos naturales y patológicos. Incluso en entornos con alimentación controlada como los zoológicos, aunque sabemos qué ofrecemos a los animales para comer y en qué proporciones, no sabemos exactamente qué acaba consumiendo el animal, ni cómo metaboliza las proteínas».

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