El ADN antiguo revela la dinámica social oculta de las primeras sociedades mediterráneas
Durante mucho tiempo, comprender cómo se expandieron las primeras sociedades agrícolas por Europa ha sido un tema central de estudio en la arqueología. Hoy día, gracias a los avances en el análisis de ADN antiguo, los investigadores no solo pueden estudiar los objetos, sino también a las personas. El proyecto NEOMATRIX(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, ha desempeñado un papel clave en este cambio al mejorar las capacidades en arqueogenómica de Turquía y reforzar la colaboración a nivel europeo.
El ADN revela el camino de la expansión neolítica
El ADN antiguo ofrece nuevos conocimientos sobre «la organización social humana y las distintas formas de movilidad», explica Mehmet Somel, coordinador del proyecto NEOMATRIX en la Universidad Técnica de Oriente Medio(se abrirá en una nueva ventana). En lo que respecta a la expansión neolítica, que comenzó hace unos 9 000 años, el análisis de ADN ha revelado que tanto la movilidad de las poblaciones como la adopción cultural tuvieron un papel fundamental. En algunos casos, las comunidades agrícolas en expansión llegaron a sustituir en parte a las poblaciones locales de cazadores-recolectores. En muchos otros casos, los cazadores-recolectores adoptaron la agricultura y se mezclaron con los grupos recién llegados. Las culturas experimentaron transformaciones de diversas formas. Este panorama complejo de interacción y movilidad antes era solo una suposición. En la actualidad, el ADN antiguo aporta pruebas directas sobre la evolución de las primeras sociedades europeas.
Mejorar las competencias nacionales sobre arqueogenómica
En NEOMATRIX también se hizo frente a la concentración de los conocimientos sobre arqueogenómica en unos pocos países ricos. Fortalecer la capacidad investigadora en Turquía y Grecia es esencial, menciona Argyro Nafplioti, la bioarqueóloga griega asociada al proyecto. La región del Egeo ha sido durante mucho tiempo un cruce de culturas. «Gracias a las actividades de investigación conjunta efectuadas en el marco de NEOMATRIX, logramos formar a una nueva generación de investigadores en arqueogenómica, que ahora cuentan con las competencias necesarias para estudiar una gran variedad de cuestiones», agrega Somel. Las competencias desarrolladas a través del proyecto ya se están aplicando a la historia de la humanidad, la genética de microorganismos patógenos, la biología de la conservación y la medicina forense.
Superar los retos en el campo del ADN y el de la comunicación
El ADN antiguo se degrada con el tiempo, sobre todo en climas muy cálidos y húmedos como los de algunas zonas del Mediterráneo. Muchos de los esqueletos estudiados en NEOMATRIX contenían poco o ningún ADN no contaminado. A fin de resolver esa limitación, los investigadores mejoraron los protocolos de laboratorio y desarrollaron métodos informáticos para recuperar incluso fragmentos diminutos. Estos avances ayudan a sacar al máximo partido a los datos procedentes de restos frágiles y degradados. En el proyecto también se hizo mucho hincapié en la comunicación científica responsable. Según Eva-Maria Geigl, experta en arqueogenética y socia del proyecto en Francia, las interpretaciones erróneas de los estudios de ADN antiguo pueden alimentar el esencialismo genético y consolidar estereotipos perjudiciales. En NEOMATRIX se aboga por una investigación arqueogenómica socialmente responsable y centrada en cuestiones científicas relevantes.
Nuevos conocimientos sobre el parentesco y la organización social
El proyecto NEOMATRIX está esclareciendo la forma en que se estructuraban las sociedades antiguas. Por ejemplo, en la Anatolia neolítica era común enterrar a las personas dentro de las casas, lo que ha permitido a los investigadores reconstruir la organización doméstica. En el famoso yacimiento de Çatalhöyük, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los análisis de ADN revelaron que los miembros de un mismo hogar solían estar emparentados por línea materna, lo que sugiere que no predominaban estructuras sociales centradas en los hombres. De acuerdo con Çiğdem Atakuman, socia arqueóloga del proyecto en Turquía, el análisis de ADN antiguo está esclareciendo la variedad de vínculos que existían en las sociedades del pasado. Tanto los equipos de Turquía como de Francia hallaron pruebas de niños adoptados o acogidos, ya que se encontraron enterrados juntos individuos sin vínculos genéticos, lo cual sugiere que los lazos de parentesco no siempre se basaban únicamente en la genética.
Un legado de nuevos investigadores y nuevas preguntas
A medida que el proyecto llega a su fin, deja tras de sí una nueva generación de investigadores en arqueogenómica muy capacitados. «Gracias a NEOMATRIX hemos formado a una generación de jóvenes investigadores, que ahora establecerá nuevos laboratorios en Turquía y otras regiones para, de este modo, ampliar la investigación arqueogenómica más allá de los reductos tradicionales de la biología evolutiva», explica Anders Götherström, arqueogenetista asociado del proyecto en Estocolmo. Estos investigadores están contribuyendo ya a ampliar la capacidad de Europa para efectuar investigaciones de gran calidad y socialmente responsables sobre la historia humana y la biología evolutiva.