Soluciones de alta tecnología para descarbonizar el transporte marítimo mundial
El sector marítimo mundial es responsable de cerca del 3 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los combustibles marinos tradicionales, como el fuelóleo pesado y el gasóleo marino, son intensivos en carbono y emiten óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas que pueden dañar la salud humana, degradar los ecosistemas marinos y contribuir al cambio climático. El proyecto ENGIMMONIA(se abrirá en una nueva ventana) se puso en marcha para responder a esta necesidad mediante la búsqueda de soluciones viables y escalables para descarbonizar el transporte marítimo. «Teníamos dos objetivos principales», explica el coordinador del proyecto ENGIMMONIA, Andrea Pestarino, de RINA Consulting(se abrirá en una nueva ventana) en Italia. «El primero era probar la viabilidad del amoníaco como combustible en términos de combustión, emisiones y eficiencia». En segundo lugar, el proyecto estudió la viabilidad de aplicar a bordo de los buques tecnologías con bajas emisiones de carbono utilizadas habitualmente en tierra, como los paneles fotovoltaicos. El equipo del proyecto quería saber si esas tecnologías podían adaptarse a las duras condiciones del mar.
Perfeccionamiento de las tecnologías con baja emisión de carbono
El proyecto comenzó perfeccionando las tecnologías de baja emisión de carbono. Entre ellas, sistemas de ciclo orgánico de Rankine (COR) para recuperar el calor residual, enfriadoras de adsorción que utilizan ese calor para refrigerar y paneles fotovoltaicos adaptados específicamente al entorno marino. «Por ejemplo, tuvimos que asegurarnos de que los recubrimientos fotovoltaicos pudieran soportar el agua salada», explica Pestarino. A continuación, el proyecto subió esas tecnologías a bordo de buques de demostración. Paralelamente, se desarrolló un sistema de gestión de la energía (SGE) digital para controlar y optimizar en tiempo real el consumo energético de los buques. El proyecto también llevó a cabo un estudio de viabilidad para el suministro de amoníaco en el puerto de Génova, evaluando los requisitos de infraestructura, la viabilidad operativa y los protocolos de seguridad. «Era muy importante abordar este asunto», añade Pestarino. «Si queremos sustituir los combustibles actuales por otros, necesitamos crear la infraestructura necesaria. Por ejemplo, las personas no optarán por los vehículos eléctricos a menos que exista una red de puntos de recarga disponible».
Viabilidad del amoníaco como combustible marino
El proyecto demostró la viabilidad técnica del amoníaco como combustible marino. Los sistemas de COR, las enfriadoras de adsorción y las instalaciones fotovoltaicas se integraron con éxito, logrando un ahorro de combustible cuantificable de alrededor del 10 % en los motores auxiliares. «Los módulos fotovoltaicos adaptados al medio marino y los sistemas de refrigeración por calor residual son primicias tecnológicas, diseñadas para las duras condiciones de la vida en el mar», señala Pestarino. «El SGA desarrollado también ofrece a los operadores de buques nuevas y potentes herramientas para mejorar la eficiencia operativa y reducir el impacto ambiental». Desde el punto de vista normativo, el trabajo del equipo de ENGIMMONIA ha contribuido directamente a las directrices provisionales de seguridad de la Organización Marítima Internacional para el uso de amoníaco en buques, ayudando a sentar las bases para una adopción segura y normalizada en todo el sector.
Fomento del transporte marítimo con bajas emisiones de carbono
Los próximos pasos incluyen el perfeccionamiento de la tecnología de combustión de amoníaco para reducir aún más las emisiones de óxido nitroso y optimizar al mismo tiempo la eficiencia de los motores. Los socios del proyecto también pretenden pasar de las instalaciones a escala piloto al despliegue comercial de buques propulsados por amoníaco. «Desarrollar la capacidad de abastecimiento de amoníaco y la infraestructura de seguridad será fundamental, junto con la realización de evaluaciones del ciclo de vida completas para comprender las implicaciones medioambientales y económicas del uso de amoníaco en el transporte marítimo», explica Pestarino. «El compromiso continuo con los reguladores también será esencial para eliminar las barreras políticas y crear incentivos de mercado que fomenten la adopción temprana de soluciones de transporte marítimo con bajas emisiones de carbono». De este modo, el proyecto ENGIMMONIA representa un logro importante en el establecimiento del amoníaco como combustible de uso general y con cero emisiones de carbono para la industria marítima(se abrirá en una nueva ventana). «En última instancia, la ambición es que el sector marítimo logre reducciones significativas de gases de efecto invernadero, mejore la calidad del aire en las regiones costeras y cumpla los objetivos climáticos internacionales, manteniendo a su vez la competitividad operativa», afirma Pestarino. «Esto situará a Europa a la vanguardia de una industria naviera mundial más limpia, ecológica y sostenible».