Los lechos de algas son focos de contaminación por plásticos
Lamentablemente, los residuos plásticos y la basura marina se han convertido en parte del ecosistema costero tanto como la arena y las algas. Pero un paseo por la playa puede llevarnos a pensar que, en realidad, las algas atrapan el plástico, impidiendo que siga contaminando el medio ambiente circundante. Sin embargo, las apariencias engañan. Según el proyecto SCRAP, financiado con fondos europeos, aunque los residuos plásticos quedan atrapados en los lechos de algas, se trata solo de una parte del problema. En el proyecto, los investigadores de campo tomaron muestras de varias especies de algas y de la arena que había bajo ellas y retiraron todas las partículas de plástico atrapadas en las frondas. Al comparar estas muestras con la arena desnuda cercana, pudieron juzgar si las algas atrapan la mayor parte de la basura o ayudan a trasladarla a los sedimentos. «Comparar la arena cubierta de vegetación con la arena sin vegetación nos ayudó a determinar si las algas actúan más como una trampa adhesiva o como una vía de transporte para trasladar los plásticos a los sedimentos», afirma Hoi Shing Lo, investigador de la Universidad de Estocolmo(se abrirá en una nueva ventana), socio coordinador del proyecto. Lo que descubrieron es que los lechos de algas actúan como focos de contaminación por plásticos. «Los plásticos se acumulan en estos bosques submarinos, quedan atrapados entre las frondas y se depositan en la arena», añade Lo.
Los microplásticos amplifican el problema
En este punto es cuando la situación se complica. «El problema no es tanto la presencia física de plásticos, sino las sustancias químicas que se filtran de ellos y otros factores ambientales, como las partículas en suspensión y las biopelículas», explica Lo. Para ilustrarlo, el proyecto investigó la resuspensión de sedimentos, donde el lodo y la arena se agitan, algo que ocurre con mucha frecuencia durante las tormentas, el dragado o incluso el lavado de las hélices. Cuando esas partículas finas se elevan hacia la columna de agua, transportan nutrientes y contaminantes que, de lo contrario, permanecerían encerrados. En sus experimentos, realizados tanto en el campo como en el laboratorio, los investigadores descubrieron que la adición de microplásticos prolongaba la duración de la suspensión y la mantenía más densa. A partir de ello, los investigadores concluyeron que la turbulencia adicional desprendía más contaminantes adheridos a los sedimentos, reducía la claridad del agua y creaba un pulso químico más intenso que podía afectar a las algas. «Es decir, los microplásticos no solo aumentan la cantidad de lodo resuspendido en el agua, sino que amplifican toda la perturbación y magnifican sus consecuencias ecológicas», señala Lo.
Por qué, cómo y dónde vigilar la contaminación por plásticos
Esos resultados son significativos porque revelan que el impacto de la contaminación por plásticos debe abordarse en el contexto de entornos reales. «No solo se trata de la basura visible, los lixiviados químicos y las biopelículas pueden interferir en procesos ecológicos fundamentales, como la fotosíntesis, el ciclo de los nutrientes y la regulación del crecimiento de las algas», señala Lo. Los lechos de algas, que suelen ser focos de biodiversidad, son especialmente vulnerables. Para Lo, eso significa que las agencias medioambientales, los gestores costeros y cualquiera que trabaje en hábitats marinos deben replantearse por qué, cómo y dónde deben controlar la contaminación por plásticos. «Los hábitats con vegetación no solo son puntos críticos para el plástico, sino que también pueden ser aliados clave, ya que ofrecen servicios naturales que ayudan a atrapar, retener e incluso descomponer los residuos plásticos», concluye Lo. La investigación del proyecto aparecerá en un artículo de portada de un próximo número de la revista «ACS Environmental Au»(se abrirá en una nueva ventana). El proyecto SCRAP recibió el apoyo de las acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana).