Una política agrícola beneficiosa para el clima y la biodiversidad
Un resumen de políticas(se abrirá en una nueva ventana) publicado por el proyecto LAMASUS(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, analiza las compensaciones y los costes de oportunidad relacionados con la ordenación de tierras agrícolas. El objetivo es ayudar a los responsables políticos a destinar los fondos allí donde puedan ofrecer el mayor rendimiento medioambiental para el clima, la biodiversidad y la viabilidad agrícola. El informe político muestra que la desintensificación agrícola estratégica puede ayudar a reducir las emisiones de carbono de la agricultura de la Unión Europea (UE) en aproximadamente un tercio, impulsando a su vez la recuperación de la biodiversidad. Basándose en nuevos datos sobre la gestión del uso del suelo, su análisis integra simulaciones biofísicas de cultivos y pastos, modelos de biodiversidad y evaluaciones de costes a nivel de explotación agrícola para contribuir a la elaboración de políticas eficaces. «Aunque los beneficios medioambientales de la reducción de las prácticas agrícolas intensivas (como el uso de menos fertilizantes y plaguicidas, la cría de menos animales por hectárea y la menor frecuencia de los cultivos) son bien conocidos por la comunidad científica, nuestro estudio va más allá al identificar áreas específicas en las que todos ganan y en las que pueden conseguirse beneficios tanto para el clima como para la biodiversidad con un coste económico mínimo», comenta Leopold Ringwald —coautor del informe— del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados, coordinador del proyecto LAMASUS, en una noticia(se abrirá en una nueva ventana).
A por la victoria
Uno de los principales resultados del estudio es la identificación en toda Europa de zonas beneficiosas para todos en que la biodiversidad puede mejorar de forma apreciable. En estas regiones, la inversión de al menos 350 euros anuales por hectárea mediante una desintensificación sostenida se traduce en una reducción de al menos 1 tonelada de emisiones equivalentes de CO2 al año. Y lo que es más importante, también aumenta la biodiversidad intacta —la variedad y abundancia de especies autóctonas— en un 1 % cada década. «Esos beneficios locales son significativos», afirma el informe, y continúa explicando: «La intacta biodiversidad europea mejoró solo un 1,1 % entre 2000 y 2018, y los estudios globales muestran un declive de aproximadamente 3,4 % desde 1970 y aproximadamente 1 % por década desde 1900». El análisis también muestra que la desintensificación estratégica del 7 % de las tierras agrícolas europeas —en zonas beneficiosas para todos— podría reducir las emisiones agrícolas en un 4,9 %, es decir, en unos 12 millones de toneladas equivalentes de CO₂ al año. «Eso representaría alrededor del 3,9 % del objetivo total de mitigación de la UE de aquí a 2030 para la agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo, a la vez que supondría una reducción anual del 2 % en el valor total de la producción agrícola», señala el informe. «Esas cifras sugieren que los cambios específicos en la ordenación de tierras podrían contribuir significativamente a los objetivos climáticos sin poner en peligro la producción de alimentos». Otra conclusión es que es necesario orientar mejor las ayudas de la política agrícola común (PAC)(se abrirá en una nueva ventana). Los investigadores identificaron tres países —Austria, Polonia y Eslovenia— con porcentajes superiores a la media de zonas en las que todos salen ganando, pero con un apoyo previsto por hectárea para la desintensificación inferior a la media. En concreto, más del 50 % de las tierras agrícolas de Polonia y Austria se utilizan de forma intensiva, lo cual deja margen para transiciones beneficiosas. «Redirigir los fondos hacia estas áreas podría mejorar la biodiversidad y los resultados climáticos por cada euro gastado», afirman los autores del informe de políticas, y proponen los pagos basados en resultados como una vía prometedora que permite «un apoyo flexible y orientado a los resultados, a la vez que fomenta la adopción allí donde los beneficios medioambientales son mayores». Por último, el informe LAMASUS (LAnd use and MAnagement modelling for SUStainable governance) destaca cinco ámbitos clave de la PAC que favorecen la desintensificación agrícola. Se trata de políticas de fertilización que promueven alternativas orgánicas a los fertilizantes sintéticos, políticas de pastizales y pastoreo centradas en mejorar la biodiversidad y la salud del suelo, medidas de conservación del paisaje, sistemas agrícolas de bajos insumos y políticas de protección de las plantas que restringen el control sintético de plagas. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto LAMASUS(se abrirá en una nueva ventana)