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¿Deberías dejar que la inteligencia artificial redacte tus correos de trabajo?

Un estudio examina el uso del correo electrónico y su repercusión en la dinámica laboral.

Hoy en día, muchos trabajadores recurren a la inteligencia artificial (IA), que puede tanto corregir la gramática como proponer mejoras de estilo, para redactar correos electrónicos claros y concisos con rapidez. Las cifras hablan por sí solas. Según Eurostat(se abrirá en una nueva ventana), en 2024, el 13,5 % de las pequeñas empresas de la Unión Europea manifestaron que empleaban IA. En el caso de las grandes empresas, la cifra superó con creces el triple. Un informe(se abrirá en una nueva ventana) de Microsoft y LinkedIn, reveló que, en 2024, más del 75 % de los profesionales usaba la IA a diario en la oficina, a partir de una encuesta realizada a 31 000 personas de 31 países. Un estudio(se abrirá en una nueva ventana) efectuado en 2025 por la Universidad de Melbourne (Australia), en el que participaron más de 32 000 trabajadores de 47 países, demostró que el 58 % de los trabajadores empleaban deliberadamente la IA en el trabajo. La mayoría señaló haber observado un aumento tangible de la productividad y el rendimiento gracias al uso de las herramientas de IA.

El riesgo oculto de los correos electrónicos generados con ayuda de la IA

Entonces, ¿qué hay de malo en escribir correos profesionales adaptados a nuestras necesidades con tan solo hacer unos pocos clics y con algunos retoques aquí y allá? Si bien la IA puede ayudarnos a decir lo correcto en el momento oportuno, un equipo de investigación de la Universidad del Sur de California sostiene que hacerlo podría crear problemas de credibilidad para los gestores en el entorno laboral. Los resultados de su estudio se publicaron en la revista «International Journal of Business Communication»(se abrirá en una nueva ventana). Los investigadores encuestaron a 1 100 profesionales en activo y se les pidió que revisaran correos electrónicos redactados con distintos niveles de ayuda de IA. Los encuestados evaluaron distintas versiones de un mensaje generado por IA, en el que se felicitaba a un equipo por haber alcanzado sus metas y establecido nuevos objetivos. Comentaron cómo les hacía sentir el mensaje de felicitación y quién lo había enviado. Los mensajes que los gestores escribían con ayuda de la IA eran percibidos, en general, como claros y profesionales. Sin embargo, los correos de los gestores daban una impresión diferente a la de los escritos por los propios empleados. Solo entre el 40 y el 52 % de los empleados pensaban que los supervisores que utilizaban niveles altos de ayuda de IA eran sinceros, frente al 83 % de los que utilizaban niveles bajos.

¿Pueden los correos electrónicos generados con IA minar la confianza en el trabajo?

«Observamos una tensión entre la percepción de la calidad del mensaje y la percepción del remitente», comentó Anthony Coman, coautor del estudio e investigador de la Warrington College of Business de la Universidad de Florida, en una nota de prensa(se abrirá en una nueva ventana). «A pesar de las impresiones positivas sobre la profesionalidad de los textos escritos con ayuda de la IA, los gestores que recurren a la IA para tareas rutinarias de comunicación ponen en riesgo su credibilidad cuando utilizan niveles medios o altos de ayuda de la IA». Coman agregó: «Cuando las personas evalúan su propio uso de la IA, tienden a valorarlo de manera similar, ya sea con niveles bajos, medios o altos de ayuda. Sin embargo, a la hora de valorar el uso de otros [sic], la magnitud adquiere importancia. En general, los profesionales ven con indulgencia su propio uso de la IA, pero se muestran más escépticos ante los mismos niveles de ayuda cuando la utilizan los supervisores». Los resultados son coherentes con otras investigaciones recientes. Un estudio(se abrirá en una nueva ventana) mostró cómo el uso de la IA en el trabajo puede perjudicar la reputación de una persona. Otro estudio(se abrirá en una nueva ventana) reveló que las personas que confesaban emplear la IA en el trabajo inspiraban menos confianza entre sus compañeros que las que no lo hacían.

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