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Harmful Traditions, Women Empowerment and Development

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Buscar los orígenes de las tradiciones nocivas contra las mujeres

En la investigación se revela por qué tradiciones como la mutilación genital femenina surgen y persisten, y cómo las intervenciones políticas pueden ayudar.

Las normas de género nocivas siguen prevaleciendo ampliamente en el mundo en desarrollo. Estas tradiciones, que incluyen, entre muchas otras, el matrimonio infantil, el «planchado de senos» y la mutilación genital femenina (MGF), tienen efectos significativos y perjudiciales en la salud, el bienestar y el empoderamiento de las mujeres. A pesar de estar vinculada a consecuencias extremadamente graves para la salud, la MGF se ha realizado en más de doscientos millones de mujeres en todo el mundo. Es una práctica común en unos treinta países de África y Oriente Próximo, y en algunos países alrededor del 90 % de las mujeres están sujetas a ella. Sin embargo, se sabe relativamente poco sobre los orígenes o la persistencia de estas tradiciones nocivas. «Algunas tradiciones se transmiten en secreto entre generaciones de mujeres y, por eso, la mayoría de la gente ni siquiera es consciente de su existencia», explica Lucia Corno(se abrirá en una nueva ventana), profesora titular de Economía en la Universidad Católica del Sagrado Corazón(se abrirá en una nueva ventana) de Milán. «Por ejemplo, la práctica de planchado de senos todavía es algo nuevo para la comunidad académica». En el proyecto HarmfulTraditions, financiado por el Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), Corno y sus colegas se propusieron empezar a llenar esta brecha del conocimiento investigando los orígenes de estas costumbres, cómo persisten y si las intervenciones políticas pueden ayudar a abolirlas de las sociedades.

Rastreo de la mutilación genital femenina hasta la trata de esclavos africanos

Para encontrar los orígenes, Corno y su equipo investigaron si la prevalencia actual de la MGF podía remontarse a la trata de esclavos africanos. Los investigadores combinaron datos de encuestas contemporáneas de veintiocho países africanos con datos históricos sobre envíos de esclavos, donde las mujeres eran vendidas como concubinas y se utilizaba la infibulación (la costura de la vulva) para preservar la virginidad. En el estudio se utilizaron datos de la ruta de esclavos del mar Rojo entre 1400 y 1900. Su análisis reveló que las mujeres de grupos étnicos cuyos antepasados estuvieron expuestos a la trata de esclavos tienen más probabilidades de seguir practicando la infibulación o la mutilación genital en la actualidad y de apoyar su continuación. Utilizando un conjunto de datos basado en tradiciones orales, los investigadores descubrieron que una mayor exposición al comercio de esclavos del mar Rojo también está vinculada a lazos culturales más fuertes con valores como la castidad y la pureza. «Esto sugiere que estas creencias pueden haber ayudado a consolidar la práctica más allá del contexto del tráfico de esclavos», señala Corno.

Política inspiradora para contrarrestar la práctica de la MGF

Los hallazgos la motivaron a seguir investigando mediante un experimento en Sierra Leona, donde la MGF está profundamente ligada a la cultura y la identidad comunitaria. En Sierra Leona, la mutilación genital es parte de un ritual de iniciación para las niñas en el que se les enseña cómo ser buenas madres y esposas, y la mutilación tiene lugar al final del ritual. «Esto sugiere que el valor cultural y simbólico del ritual puede ser incluso más importante que el corte en sí», añade Corno. Corno y su equipo propusieron sustituir el corte por un ritual simbólico no nocivo. En más de tres años, esta intervención redujo los casos de ablación entre niñas de siete a quince años en aproximadamente un 25 %. «Estos resultados son muy relevantes para los responsables políticos que buscan poner fin a las tradiciones nocivas», afirma Corno. «Subrayan que los esfuerzos para erradicar la MGF deben abordar sus profundas raíces culturales e históricas, que hacen que las prohibiciones puramente impuestas desde arriba sean insuficientes». Corno sostiene que una mayor participación de los actores locales y un planteamiento ascendente son claves para eliminar la práctica. «Espero que estos resultados sirvan de base para la formulación de políticas en todos los países donde la MGF sigue siendo frecuente».

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