En la senda de los reactores nucleares de cuarta generación
Desde los reactores de primera generación desarrollados en los años cincuenta hasta los actuales, los reactores nucleares han experimentado a lo largo de estos años una evolución con diseños más seguros y rentables. Normalmente los componentes fundamentales de un reactor son el combustible, la vaina del combustible, el moderador, el refrigerante, las barras de control, la válvula de presión y la estructura de confinamiento. En la actualidad existen diversos tipos de reactores en función del tipo de combustible, material del moderador, circuito de refrigeración y refrigerante utilizado. Este proyecto financiado por la CE se ha centrado específicamente en la tecnología GCFR demostrando que esta tecnología aporta uno de los conceptos más sobresalientes en relación con los reactores que se desarrollen en el futuro. Después de haber llevado a cabo un estudio sobre las tecnologías GCFR ya existentes y viables, el concepto de reactor rápido refrigerado por gas de próxima generación podría fundamentarse en la combinación del reactor térmico refrigerado por gas y el núcleo del reactor rápido (reactores rápidos europeos de metal líquido). Por otra parte, el proyecto evaluó las principales características de seguridad y la viabilidad de este concepto innovador en materia de seguridad. Asimismo, se han llevado a cabo investigaciones detalladas sobre la posible integración de un reactor rápido refrigerado por gas en el ciclo del combustible nuclear. Con la vista puesta en el futuro, los reactores rápidos han demostrado mayores posibilidades a la hora de satisfacer los criterios operativos de seguridad y rentabilidad. Hasta ahora, se había considerado el sodio líquido como el refrigerante adecuado para la mayoría de los reactores rápidos. Sin embargo, los refrigerantes gaseosos presentan mayores ventajas en lo que se refiere a la inspección en funcionamiento, los posibles riesgos químicos que pueda presentar el refrigerante, los parámetros de seguridad del núcleo y la incineración de residuos. Los resultados del proyecto avalan no solamente la viabilidad de la tecnología GCFR, sino también otros aspectos relativos a su seguridad, eficacia, autosostenibilidad y flexibilidad.
