Hacia el tratamiento previo biológico de los tejidos de algodón
Las grandes necesidades que conlleva el uso de sustancias químicas, agua y energía en los procesos actuales de tratamiento previo de los tejidos han provocado problemas importantes a la industria textil. En concreto, el proceso de lavado del algodón implica la utilización de grandes cantidades de sosa líquida, potencialmente tóxica, que acaba en las aguas residuales. Aunque estas aguas residuales generalmente se neutralizan y se depuran, pueden seguir quedando restos de sal que probablemente acaben en los ríos y en el mar. Para resolver este problema, el proyecto BPT ha desarrollado un tratamiento previo biológico integrado que tiene lugar antes del proceso de tintado y acabado de los tejidos de algodón. La investigación realizada identificó dos sistemas enzimáticos aplicables al proceso de lavado biológico, la liasa pectato del B. pumilus y dos poligalacturonasas (PGs) del S. rolfsii. La primera enzima alcalina presenta un buen rendimiento en el lavado biológico en condiciones alcalinas, que se encuentra normalmente cuando se integran los procesos de desencolado y lavado biológico. Además, la enzima liasa es extraordinariamente estable incluso a altas temperaturas, como las que se requieren al principio del proceso. Las PG pueden actuar bien en condiciones ácidas, que pueden ser necesarias en los procesos de decoloración biológica y que son menos estables que la liasa con las variaciones de temperatura. Partiendo de las enzimas desarrolladas, se diseñó un nuevo proceso de lavado biológico para su uso en modo de funcionamiento continuo y por lotes. En el modo por lotes, se usan temperaturas moderadas para períodos de tiempo más largos, seguidos de períodos de temperaturas más altas para eliminar efectivamente las sustancias no deseadas. En el modo de funcionamiento continuo, el proceso de lavado biológico a alta temperatura con la cantidad mínima de tejidos solamente dura entre 3 y 5 minutos, incluido el consiguiente proceso de aclarado. Al contrario que los procesos convencionales, que pueden tardar horas, esta innovación ofrece un aumento considerable de la capacidad del tratamiento previo y una logística más sencilla en la fábrica. El proceso continuo de lavado biológico también se ha adaptado para integrarlo con el proceso enzimático de desencolado. Esta adaptación implica un proceso de construcción de dos fases para la incubación de las enzimas y de un método adicional de transporte de masas mejorado. Además de ahorrar tiempo, se ahorra consumo de energía y agua, debido a que el intervalo de tiempo es más reducido y a que se omiten los pasos del aclarado, respectivamente. Lo más importante es que también conlleva ventajas medioambientales, porque no se usan productos químicos tóxicos y no huele a sosa en las fábricas.