Prototipos de instrumentos ópticos resistentes a la incrustación biológica
La incrustación biológica consiste en el crecimiento de organismos sobre un objeto en contacto con el agua durante algún tiempo. En entornos marinos, pueden ser algas unicelulares, bacterias, moluscos, algas marinas o una gran variedad de organismos. El proceso comienza con una biopelícula de bacterias que llega hasta un punto en el que actúa como base para el crecimiento de otros organismos. Se ha observado que los sistemas de boyas en entornos oceánicos son particularmente propensos a este proceso. Los efectos de la incrustación biológica son muy perjudiciales. Las mediciones se vuelven imprecisas, por lo que las visitas de mantenimiento deben ser más frecuentes y los propios instrumentos tienen una expectativa de vida más corta. Por tanto, los socios del proyecto BRIOM, financiado con fondos comunitarios, han probado tratamientos para eliminar o reducir la incrustación biológica hasta un nivel aceptable. Se probaron dos medios de prevención: revestimiento de hidrogel del instrumento y cloración local. Las pruebas se realizaron con los transmisómetros (instrumentos ópticos) en condiciones representativas. Los resultados mostraron que el método de la cloración local era más eficaz y que su aplicación era práctica. Se necesitaron más estudios para evaluar en mayor medida el método de aplicación y fue necesario rediseñar los instrumentos tras el registro del diseño prototipo. Además del proceso de rediseño, se espera que la comercialización del producto aporte considerables ventajas para los usuarios. Es posible reducir los costes operativos y los gastos de capital en un 50 % y se puede mejorar la precisión de las mediciones.