Etiquetas inteligentes para controlar el historial térmico de los productos perecederos
Una exposición prolongada y excesiva de productos farmacéuticos, alimentos y bebidas a temperaturas elevadas podría causar cambios en la estructura química de los productos, haciéndolos peligrosos para el consumo humano. Hasta la fecha, los embalajes de los productos perecederos no incluyen ninguna tecnología que permita a productores y distribuidores hacer un seguimiento del historial de exposición térmica de los productos en toda la cadena de suministro. El proyecto STAG («Materiales multifuncionales conmutables para el control cuantitativo de la exposición a la temperatura, al ambiente y a la luz») se inició para desarrollar etiquetas térmicas rentables y fáciles de usar, para su incorporación en materiales de embalaje como botellas, papel y tapones y así realizar un seguimiento del historial térmico de los materiales de embalaje. Los investigadores se centraron en un grupo de materiales orgánicos moleculares, supramoleculares y poliméricos para su integración en películas delgadas. El objetivo era producir dispositivos de conmutación capaces de cambiar su estado en caso de superarse niveles límite de exposición térmica o exponerse a luz ultravioleta (UV). Utilizando nanotecnología, los investigadores estudiaron materiales cuyos cambios en tamaño, forma o movimiento indicaran la duración de la exposición a agentes perturbadores, es decir, temperatura o luz UV. El equipo de STAG consiguió desarrollar materiales que actúan como conmutadores térmicos irreversibles como polimetilmetacrilato (PMMA), octacosano (C28) y poliisobutileno (PIB). Además, consiguieron incorporar estos materiales en etiquetas capaces de almacenar grandes densidades de información y sensibles a temperaturas en el rango de 50 a 60 grados Celsius. Los datos de la etiqueta son leídos por dispositivos ópticos —esencialmente una cámara digital— y transferidos a un ordenador con una interfaz fácil de usar que descodifica los datos para su análisis posterior. En resumen, el proyecto STAG produjo etiquetas sensibles a la temperatura a partir de materiales inteligentes para su incorporación en materiales de embalaje de productos perecederos como medicamentos, alimentos y bebidas. Las etiquetas —junto con el software de fácil uso— podrían revolucionar el control de la seguridad y la calidad de los productos perecederos en toda la cadena de suministro, con enormes beneficios socioeconómicos para la economía y los ciudadanos de la UE.