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Reportaje - Carga inteligente para una logística más eficiente y ecológica

La carga inteligente, que sabe dónde se encuentra, hacia dónde va, cuándo debe llegar y quién la debe manipular, podría revolucionar el sector logístico ya que mejoraría la eficiencia, ahorraría tiempo y dinero a los proveedores y los destinatarios y, además, ayudaría a proteger el medio ambiente. Un grupo de investigadores financiado por la Unión Europea ha desarrollado una prueba de concepto de un sistema de «carga inteligente» que podría aportar todas estas ventajas entre otras.

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Cada día circulan por todo el mundo millones de camiones, trenes de mercancías y barcos de carga. Combinados, son responsables de más del 14 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y consumen alrededor de un tercio de la energía total consumida. Para colmo de derroches, muchos de estos vehículos viajan vacíos. A pesar de los esfuerzos realizados por mejorar la eficiencia en el transporte de mercancías, los camiones que circulan por las carreteras europeas siguen circulando en vacío alrededor de la mitad de su vida útil, mientras regresan de una entrega o se desplazan para recoger el envío siguiente. ¿Qué sucedería si la carga fuese consciente de su contexto y su finalidad? Podría encontrar espacio en un camión que pasara cerca de ella, permitir a los operadores logísticos saber dónde se encuentra y mantener a los destinatarios informados de su hora estimada de llegada. Los productos perecederos y peligrosos se podrían monitorizar de cerca, las rutas de transporte se podrían cambiar dinámicamente para evitar atascos y el sector del transporte en general ganaría una enorme eficacia. «Dicho en palabras sencillas, la carga inteligente consiste en proporcionar a la carga la capacidad de entender qué es, dónde está, cuál es su objetivo y qué debe hacer si algo no va bien», afirma Margherita Forcolin, de la empresa de servicios informáticos italiana Insiel. «Desde el punto de vista de la inteligencia artificial, se trata de un nivel básico de inteligencia: se limita a reaccionar frente a lo que sucede a su alrededor. Pero desde el punto de vista de la logística se trata de un paso gigantesco hacia adelante». Insiel ha coordinado un consorcio de 22 empresas, universidades e institutos de investigación para definir los conceptos y desarrollar las tecnologías necesarias para lograr un sistema de carga inteligente basado en una combinación de redes de sensores, comunicaciones inalámbricas e inteligencia ambiental y artificial. Con la ayuda de 8,25 millones de EUR de financiación de la Comisión Europea, el equipo del proyecto Euridice* implementó su sistema en ocho estudios piloto distintos que implicaban operadores logísticos y de transporte de toda Europa. Euridice pretendía utilizar sistemas «cooperativos» (sistemas u objetos que se comunican entre sí y con sus alrededores) para proporcionar la información correcta en el lugar adecuado y en el momento preciso con un coste reducido, utilizando las redes de comunicaciones modernas. Carga inteligente La definición de carga inteligente del proyecto Euridice se basa en seis capacidades clave. Para empezar, es necesario que la carga se pueda identificar por sí misma para que un operador de un almacén pueda preguntar a un contenedor, palé o caja acerca de su ID único y determinar qué contiene. A su vez, a continuación, el operador debería poder acceder a servicios de información del propietario, el transportista y las autoridades de aduanas para determinar la naturaleza, la ruta y el estado de autorización de las mercancías. La carga también debe ser consciente de su contexto y ser capaz de informar, por ejemplo, de que se encuentra dentro de un camión en la carretera o esperando a que se la recoja en un almacén. También debería monitorizar e informar de su estado, lo cual, en función del tipo de carga, podría significar comprobar la temperatura, la humedad, si sigue estando sellada correctamente o si ha recibido algún golpe o ha sufrido daños de algún tipo. Esta información, combinada con tecnología de inteligencia artificial, permite a la carga actuar de forma independiente y tomar decisiones autónomas. Por ejemplo puede notificar automáticamente a los planificadores logísticos que se desvía de la ruta predefinida o de que se produce un retraso. «El sistema consiste en dos partes: los sensores, el almacenamiento de datos, los componentes de software y de transmisión situados en la carga y una infraestructura conectada fija que maneja la gestión global del sistema», explica la Sra. Forcolin, coordinadora del desarrollo y la implementación de Euridice. Los componentes precisos que se deben usar y el modo de hacerlo dependen de la aplicación concreta. Por ejemplo, un contenedor de transporte podría disponer de una gama de sensores para monitorizar todo su contenido y sus alrededores, mientras que el envase de un producto podría estar etiquetado con un chip RFID que simplemente explique a los operadores logísticos qué contiene y hacia dónde se dirige. De forma parecida, la infraestructura de procesamiento final también es flexible. Una empresa logística podría tenerla instalada para gestionar todas sus operaciones o un proveedor de servicios para terceros podría ofrecerla como servicio a un conjunto de empresas de transporte, proveedores y destinatarios de productos. «Hemos analizado muchos modelos de negocio distintos. En última instancia, la forma de implementar y utilizar este sistema vendrá determinado por los usuarios finales y el mercado», indica la Sra. Forcolin. «El concepto global consiste en disponer de una carga capaz de comunicar información importante acerca de sí misma a la infraestructura y, de ahí, a todas las partes interesadas de la cadena de transporte. Aunque hablamos de carga inteligente, desde un punto de vista técnico se trata realmente de inteligencia distribuida en la carga, obtenida por distintos medios y procesos». Resolución de problemas en el mundo real El equipo del proyecto Euridice demostró el potencial enorme de esta fórmula en ocho implementaciones piloto que sirvieron para mostrar de qué modo la carga y la inteligencia de la carga pueden resolver distintos problemas del mundo real en distintas áreas del sector del transporte de mercancías. Uno de los pilotos se centró en utilizar el sistema para interconectar los procesos de transporte y de producción. En colaboración con el fabricante de gafas italiano Safilo, socio del proyecto, se implementó la tecnología necesaria para proporcionar a la empresa información automatizada en tiempo real acerca de la situación de los componentes de las gafas, desde antes de salir de la fábrica del proveedor hasta su llegada al almacén de la empresa. Gracias a la posibilidad de disponer de información en tiempo real acerca de todas las piezas (incluso de distintos proveedores), Safilo pudo programar mejor los procesos de ensamblaje y de fabricación, para evitar retrasos, reducir costes y mejorar la eficiencia de producción. En el caso de Fiorital, otro usuario final piloto, los requisitos logísticos erán distintos. En este caso, la empresa se dedica a la distribución de productos de consumo perecederos como el pescado fresco, y necesita monitorizar con precisión el estado, las condiciones de almacenamiento y el historial del transporte de sus productos. Durante las pruebas, la implementación de Euridice permitió a Fiorital monitorizar en tiempo real la temperatura y las condiciones del producto durante el transporte y recibir alertas automatizadas en caso de incidencia. ¿Qué sucede después de entregar las mercancías correctamente y con puntualidad? En el caso de Gebrüder Weiss, un proveedor de servicios logísticos austríaco, el sistema Euridice se implementó para optimizar la devolución de cajas y palés vacíos y asegurarse de que los camiones no regresen sin carga. Los camiones anuncian automáticamente que tienen espacio disponible y las cajas y los palés informan a los operadores de que han sido descargados y están esperando a ser devueltos. «Individualmente, los pilotos representan elementos de la cadena de suministro del mundo real. Juntos, abarcan casi un caso completo de cadena de suministro», afirma la Sra. Forcolin. «Un sistema inteligente de este tipo plantea muchísimas posibilidades. Mirando hacia el futuro, puedo imaginarme un sistema inteligente en el cual la carga se comunique con el vehículo que, a su vez, se comunique con la infraestructura de transporte: las carreteras, los puertos, etc. Es la visión de la "Internet de los objetos"». Gracias a varios de los socios que siguen desarrollando el trabajo realizado en Euridice, esta visión de un sector del transporte más inteligente, más eficiente y más ecológico podría convertirse en realidad muy pronto. * «Investigación interdisciplinar europea sobre carga inteligente para una logística eficiente, segura y ecológica». Enlaces útiles: - Página web del proyecto Euridice - ficha informativa de Euridice en CORDIS