Reforma tributaria en pos de una población europea más delgada y sana
El proyecto Foodob («Alimentación y obesidad: medidas políticas públicas») se propuso averiguar las consecuencias que tendrían varias políticas impositivas conducentes a frenar el aumento de la obesidad y otras enfermedades crónicas asociadas a los hábitos alimenticios. Antes de poner en marcha una política tributaria de estas características a nivel comunitario es preciso recabar más información sobre los efectos que tendrían tales medidas en los distintos países, habida cuenta de las diferencias en los hábitos y preferencias de los consumidores, las estructuras de los mercados minoristas y los marcos jurídicos. Con este objetivo en mente, los socios del proyecto estudiaron la relación existente entre la cesta de la compra de las familias y la obesidad, entre otros factores, para después realizar predicciones del impacto que tendrían los cambios de los precios o la política impositiva en el consumo de azúcar. A la luz de los resultados, parece poco probable que la reforma de la política respecto al azúcar surtiese el efecto esperado; más al contrario, podría provocar un aumento en el consumo de alimentos enriquecidos con azúcar. Dado que las bebidas azucaradas son en gran medida responsables de la obesidad, los resultados del estudio apuntan a que aumentar la presión tributaria sobre tales productos contribuiría a frenar la escalada de esta enfermedad, y que por tanto lo que se debería gravar es el contenido de azúcar. Otro de los objetivos del proyecto era analizar los efectos de los impuestos especiales y ad valorem, teniendo en cuenta la reacción del sector de la alimentación y el comercio minorista ante este gravamen y su forma de trasladarlo a los precios. Los cambios en los precios motivados por la aplicación de impuestos traen aparejado un intenso fenómeno de sustitución de productos, y por este motivo las empresas no suelen trasladar el impuesto íntegramente a los consumidores. Según este estudio, ignorar la estrategia de precios que adoptarían las empresas implicaría una desviación en las estimaciones del impacto del impuesto de entre el 15 % y el 40 %, dependiendo de una serie de variables. Asimismo, los responsables de Foodob apuntaron a la adopción de un impuesto especial sobre el contenido de azúcar como medida susceptible de reducir el consumo de refrescos azucarados. Este impuesto equivalente al que se aplicaría a la materia prima (azúcar) sería fácil de poner en práctica. El planteamiento y los hallazgos de este proyecto sientan las bases de futuras estrategias para combatir los hábitos alimenticios perjudiciales y por ende reducir la incidencia de las enfermedades asociadas a una mala alimentación.
