Un impulso a la sostenibilidad
El Plan de Implementación de Johannesburgo creado en 2002 tenía la finalidad de fortalecer el compromiso mundial con el desarrollo sostenible. El proyecto financiado con fondos comunitarios Fescola («Viabilidad y alcance de los métodos de consumo sostenible relacionados con el ciclo de vida») apoyó la aplicación en la UE de dicho plan, en el cual se tratan varios patrones de producción y consumo. El proyecto respaldó el empleo de productos y servicios más respetuosos con el medio ambiente y funcionalmente similares a los existentes y dio prioridad a actividades que contaminasen menos y fomentasen patrones de consumo más sostenibles. Fescola observó que las decisiones de los consumidores se ven influidas por, entre otros, las infraestructuras, los hábitos, las limitaciones temporales, el dinero, la disponibilidad y las influencias culturales. A partir de este análisis del consumo redactó una serie de recomendaciones con las que lograr los objetivos del proyecto. Una de ellas pasaba por definir el aumento de las emisiones y hallar responsables de las mismas con el fin de ilustrar ante los consumidores distintos temas de sostenibilidad. Esta labor también implica el estudio de casos prácticos sobre ámbitos específicos del consumo de productos de lujo con el mismo fin. Otra recomendación es la de crear técnicas de proyección de situaciones hipotéticas, es decir, alternativas, relativas al consumo sostenible. La comparación de estas situaciones de consumo con patrones de desarrollo anteriores y la inclusión de la información resultante en nuevas políticas permitiría mejorar de forma radical las decisiones sobre el consumo que se tomen en el futuro. El proyecto también instó a promover la sostenibilidad a los responsables de aquellas iniciativas interdisciplinarias que integren investigación sobre ciencias sociales y métodos centrados en el ciclo de vida. Esto iría acompañado de mejoras en el diseño de las investigaciones, autoevaluaciones del impacto medioambiental de los hogares y otras muchas herramientas. Cuando estas herramientas e ideas alcancen el nivel de los políticos, los municipios y las empresas es probable que surjan nuevas políticas de consumo sostenible.
