Nuevos datos sobre la función de las hormonas en la obesidad
La obesidad es un problema sanitario cada vez más importante en los países desarrollados, hasta el punto de que en el año 2000 provocó 360 000 defunciones solo en Estados Unidos. Su mayor prevalencia entre niños jóvenes y adolescentes apunta a que es un problema que no desaparecerá a corto plazo. Investigadores del proyecto financiado con fondos europeos «Gastro-intestinal peptides in obesity» (GIPIO) plantearon la hipótesis de que la obesidad parte de una reducción o un bloqueo hormonal, es decir, de las señales químicas, que se producen tras ingerir alimentos y que generan saciedad, por lo que abordaron el estudio de la función de los péptidos gastrointestinales en el desarrollo de esta enfermedad. Bajo estas premisas ejecutaron un análisis detallado de varias hormonas peptídicas y estudiaron sus funciones en vivo en animales y humanos. Para precisar la relación entre sus aspectos estructurales y funcionales y su importancia se realizaron modificaciones y optimizaciones en hormonas peptídicas naturales para proceder a un análisis posterior de su estabilidad metabólica y su biodistribución. El proyecto GIPIO se propuso crear compuestos que pudiesen actuar contra la obesidad basados en hormonas endógenas agonistas o antagonistas. La eficacia de este tipo de compuestos podría determinar qué hormonas o combinaciones de estas podrían bloquearse para tratar la obesidad. El único tratamiento que se ha demostrado eficaz en la lucha contra la obesidad hasta ahora ha sido la cirugía bariátrica, consistente en la reducción quirúrgica del estómago. El método de GIPIO podría dar lugar a un nivel de éxito similar sin los posibles inconvenientes que implica someterse a un procedimiento invasivo. Los trabajos de GIPIO, apoyados en un estudio que desentrañará los mecanismos fisiopatológicos moleculares y celulares implicados en la obesidad, permitirán extraer conclusiones determinantes sobre la influencia de la nutrición en la secreción hormonal y viceversa.
